Con el cuento de la “economía colaborativa” y el aliento a los “emprendedores”, en la Legislatura de Mendoza avanza un proyecto para legalizar a la multinacional UBER y en la Ciudad de La Plata, un diputado provincial de Cambiemos, incentivado por UBER, presento otro ante la Legislatura Provincial en el mismo sentido.
Se trata, ni más ni menos, de avanzar en la precarización y flexibilización del trabajo y la entrega a, la voracidad de un monopolio internacional, los servicios de taxis y remises de la Argentina, hoy regulados por el Estado.
Mienten a sabiendas argumentando que esto sería una “creación de nuevos puestos de trabajo”, cuando en realidad de lo que se trata es de adueñarse del trabajo y el servicio que hoy ocupa a más de 120.000 trabajadores en el país. Con la caída en flecha de los ingresos y por consiguiente de la demanda en este mercado no hay espacio para un crecimiento exponencial de la oferta.
Le ofrecen una falsa “salida laboral” a los despedidos o a quienes el salario no les alcanza para sobrevivir, con el criterio del doble trabajo, similar a lo que en otras épocas eran la multiplicación de los quioscos, las canchas de padle o los parripollos donde se “invertían” las indemnizaciones. De esos emprendimientos ni uno quedó en píé.
Afirman que “las leyes que regulan el transporte de pasajeros son viejas”. Con el mismo argumento de “modernizarlas” pretenden avanzar sobre los trabajadores en todas y cada una de las leyes que los protegen ( jornada de 8 hs. – despido – vacaciones pagas – aguinaldo – obras sociales para cobertura de la salud – estabilidad laboral . etc) en lo que se ha denominado la “uberización de la economía”.
Este cuento intenta tapar la creciente desocupación producto de despidos en el Estado y el ámbito privado, con cierre de empresas, la bicicleta financiera y la apuesta al dólar, políticas que han llevado a la grave situación económica que hoy afronta el país.
Con las políticas de “libre mercado” le entregan el control de tarifas, seguridad y calidad del transporte a una multinacional, que no invierte un solo peso en la economía, que se queda con una porción de los ingresos, que fuga al exterior esos ingresos sin pagar impuestos, apartando al Estado de esos roles.
Dispuesto a no achicarse, si de mentir se trata, el Diputado Castello esgrime que se trata de un “contrato privado entre choferes trabajadores y consumidores”. Falta a la verdad, la relación pasa por las manos y el filtro de la multinacional.
Diputado Castello, esto no es “futuro” es pasado, es un retorno al siglo XIX . El futuro es expandir la economía, abrir fábricas, construir trabajo de calidad, aumentar el poder adquisitivo de los salarios, más legislación que proteja las riquezas, el trabajo y la producción nacional, dejar de endeudar al país, defender la soberanía nacional.
Los taxistas resistiremos estas medidas que llevan a la enajenación y la quiebra de nuestra fuente de trabajo.
Alberto Rodríguez y Luís Fernández
Alberto Rodríguez es secretario y Luís Fernández presidente de la Asociación de Taxistas de Capital
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