martes, 1 de mayo de 2018

Una tormenta cambiaria lo que no logran calmar los dólares que regala Sturzenegger

El BCRA vendió en dos días 2.500 millones de dólares y no pudo frenar la suba del tipo de cambio. Por qué se recalentó la demanda de dólares

En menos de una semana, el Banco Central (BCRA) perdió nada menos que 3.197 millones de dólares para aplacar el tipo de cambio. En medio de turbulencias internacionales y de cambios impositivos que empujan al alza del dólar, a pesar de esta fuerte intervención de la autoridad monetaria la divisa norteamericana subió 30 centavos en lo que va de la semana.
Si bien el movimiento del tipo de cambio fue limitado (1,5 % de suba en una semana), es significativo que esta contención se haya logrado solo al precio de una fuerte intervención. El BCRA sacrificó el 5 % de sus reservas.

¿A qué se deben las turbulencias?

Los motivos inmediatos que agitaron el tipo de cambio en la última semana son dos.
El primero, es la suba registrada en la tasa de interés de los bonos del Tesoro norteamericano a 10 años. Estos títulos vieron caer su precio (la tasa efectiva sube cuando cae el valor de los bonos), y su tasa llegó a 3 % anual por primera vez en más de cuatro años. Entre los motivos que dieron algunos analistas para explicar este movimiento es un aumento de la inflación en EE UU, respecto de los niveles muy bajos en los que se encontraba, y el crecimiento de la deuda gubernamental del Estado federal norteamericano. La tasa de estos títulos a 10 años viene subiendo desde comienzos de año, y acumula un alza de más de medio punto desde enero.
El segundo motivo por el cual se agitó el mercado es que a partir de ayer empezó a regir el módico gravamen a la renta financiera que introdujo la reforma tributaria votada en 2017. Esta grava las ganancias obtenidas por los títulos que emite el BCRA con una tasa del 5 %. De esta forma, la estampida que alteró la calma cambiaria se explica en gran medida como un intento de escapar a este tributo que en los hechos limita de forma muy modesta la formidable rentabilidad de los títulos. Hecho el negocio, ahora los ahorristas, en primer lugar residentes en el extranjero, retornan al dólar para escapar al fisco. Seguramente desde el gobierno no se sorprendieron por esta actitud de los inversores. Cualquiera de los funcionarios offshore que pueblan la administración habría hecho lo mismo en su lugar. Alrededor del 8% del stock de las Lebac esta en manos extranjeras, o sea que el monto que podrían llegar a liquidar ascendería a un máximo de $98.400 millones. Es decir USD 4.800 millones, lo que es 50 % mayor a la venta realizada por el BCRA en lo que va de la semana.
De fondo, opera en el mercado de divisas la precariedad del sector externo. En los primeros 3 meses del año, la cuenta corriente (el saldo de comercio de bienes y pago de servicios con el resto del mundo) cerró con un déficit acumulado de USD 3.813 millones. A esto se suma la fuga de capitales y remesas de utilidades, lo que arroja una salida neta de dólares a pesar de que ingresaron masivamente dólares de deuda durante los primeros meses del año, por las colocaciones realizadas por el ministerio de Finanzas. Todo el balance de pagos cambiario (cuenta corriente y cuenta capital) arrojó en los primeros tres meses del año un déficit de USD 5.000 millones.
Con el panorama de divisas del año empañado por la caída de la producción de granos como resultado de la sequía (la pérdida podría ser superior a los USD 3.000 millones) la presión sobre el mercado cambiario será una constante del año.
A todo esto se suma, como un elemento no menor, el "factor político": con las disidencia que tuvo el gobierno con los radicales la semana pasada respecto del tarifazo, y un peronismo que logró una unidad, aunque efímera, para hacerle pagar este golpe al bolsillo en la sesión en el Congreso está semana, y la anunciada salida de Monzo esta semana. En medio de estas señales confusas, aumentan las dudas sobre que Argentina logre la ambicionada categoría de mercado emergente que le permitiría tal vez acceder a endeudamiento un poco más barato.

¿Estrategia o descontrol?

En medio de las paritarias, el gobierno precisa un dólar quieto. Es el único elemento de contención ante la inflación indomable, es hoy evitar nuevas subas del dólar, que impactan sobre numerosos precios. Como la política oficial apunta a mantener a rajatabla la pauta del 15 % para los salarios, buscan que el dólar no vuelva a hacer olas. Pero los costos para hacerlo están resultando altísimos.
Curiosamente, después de haber vendido el miércoles casi 1.500 millones de dólares para mantener estable el tipo de cambio, el jueves el BCRA volvió a intervenir, pero dejó que se moviera el tipo de cambio 30 centavos. Los que compraron dólares se vieron beneficiados, y al BCRA le costaría hoy casi $ 1.000 millones más (casi USD 50 millones) volver a comprar lo vendido en estos días. ¿El que apuesta al dólar pierde?
Aunque el BCRA cuenta con poder de fuego para responder durante varios días a una fuerte demanda de los que buscan pasarse a dólares, y esta podría diluirse en los próximos días si se relajan los disparadores inmediatos del sacudón cambiario, lo que quedó desnudado es la limitación que está encontrando el BCRA para hacer frente a cambios en el panorama cambiario.
En esto operan las estrecheces que encuentra la política monetaria por los distintos objetivos que le asignan a la misma desde distintos sectores del gobierno. A finales de 2017 el titular del BCRA, Federico Sturzenegger, fue forzado por la jefatura de Gabinete a relajar la meta de inflación, que se elevó a 15 % para este año, lo cual se tradujo en un relajamiento moderado de la tasa de interés, que pasó de 28,75 % en diciembre a 27,25 % hoy. Recordemos que ya a principios de año esta baja puso en movimiento al dólar. Aunque fue una baja limitada, bastó para contribuir, en confluencia con factores estacionales, a acelerar la presión sobre el tipo de cambio. Numerosos especuladores dejaron de apostar a las Lebac en los últimos meses, y se sumaron a los que mes a mes dolarizan activos. El gobierno dejó correr este movimiento hasta que la depreciación del peso frente al dólar llegó a más de 15 %.
Esta depreciación del peso frente al dólar y los tarifazos llevaron a la acelerada inflacionaria de comienzos de año, como resultado de la cual entre enero y abril se habrá acumulado ya una suba de precios de 10 %.
Todo haría esperar que en las actuales circunstancias, el BCRA eleve nuevamente la tasa de referencia de la política monetaria. De hecho, ya se movió en ese sentido operando en el mercado secundario de Lebac, impulsando un alza de la tasa que la llevó a 28,5 % (200 puntos básicos de suba respecto del 26,63 % al que cerró la licitación la semana pasada).
Esta suba de tasas podría permitir contener al dólar, para lo cual evidentemente las ventas del BCRA no resultan suficiente. Aunque esto se lograría al precio de reactivar la bicicleta financiera y contribuir a un encarecimiento aún mayor del crédito.
Es posible que se reaviven la interna por la política monetaria que divide al gobierno.
Lejos de una estrategia, en el medio de la disputa por las tarifas y la escala inflacionaria, y con un ala del gobierno reacia a retomar la suba de tasas, la política monetaria del gobierno ante el cimbronazo externo queda expuesta como un verdadero descontrol.
La situación sería crítica si no fuera porque el endeudamiento serial vehiculizado por el ministro offshore Luis Caputo le permitió al BCRA contar con arcas bien nutridas de dólares. Esta disponibilidad de dólares obtenidos gracias a un endeudamiento del tesoro a tasas de 7 % anual o superior, es lo que el BCRA obsequia a mansalva para aplacar el mercado.
Mientras el BCRA gasta poder de fuego para igual perder (poner USD 2.500 millones en dos días y que el dolar igual suba no puede ser calificado de otra forma), ganan los especuladores y los que hacen negocios con la deuda.
Nada que perturbe al gobierno de los endeudadores "seriales". Es una receta que tiene patas cortas. Basta mirar la historia económica argentina reciente, con su seguidilla de crisis generadas por la deuda y el desbalance externo, para comprobarlo.

Esteban Mercatante
La Izquierda Diario

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