Juan Carlos Schmid, uno de los triunviros de la CGT, y la burocracia de varios sindicatos protagonizaron esta mañana una marchita intrascendente por el centro porteño “contra el tarifazo” y para mostrar “el repudio a pedir un salvataje al Fondo Monetario Internacional” (sic). Ningún trabajador fue convocado a marchar. La “marchita” burocrática estuvo encabezada por un grupo de actores caracterizados, para darle “color” al desabrido evento.
Se trató de esconder su colaboración con la política de ajuste del gobierno. Mientras tanto, a la misma hora, los jefes de los bloques del pejota se reunían con Macri para transmitirle su “apoyo” en las tratativas con el Fondo y negociar con el gobierno la postergación por tiempo indeterminado de la ley contra el tarifazo, que Diputados dio media sanción la semana pasada.
La burocracia, repudiada por sectores cada vez más amplios de trabajadores, no puede ofrecer más que una versión farsesca de movilización. En el cuadro de crisis actual, deberíamos estar preparando un gran paro activo nacional con abandono de los lugares de trabajo para movilizarnos a Plaza de Mayo. Es evidente que el ajuste y la entrega al FMI solamente se podrá frenar con millones de trabajadores en la calle.
La parálisis de la burocracia tuvo su traducción en el acto de cierre cuando, a pesar de la escasa concurrencia, un grupo de participantes comenzó a reclamar una medida de fuerza. Ante esto, Schmid sacó de la galera el planteo de que “la CGT debe convocar un paro” en “rechazo al acuerdo con el FMI, al cuadro tarifario”, para inmediatamente enviarlo al limbo, porque antes “hay que organizarlo y ganarnos a la ciudadanía”.
Schmid planteó, además, que el mismo debería servir para que no se discuta “absolutamente nada sobre los convenios y legislación laboral”. Esto cuando son los propios burócratas los que negociaron la reforma laboral con el gobierno y que ahora mismo están cerrando modificaciones en los convenios que liquidan conquistas históricas de los trabajadores.
Pero, además, el triunviro “olvidó” entre las reivindicaciones de una eventual medida el reclamo de la reapertura de las paritarias que, en una enorme cantidad de casos, han sido suscriptas por las burocracias de todos los pelajes (tanto de la CGT como de las CTA), aceptando el tope oficial del 15 por ciento.
La burocracia logró la proeza de hacer un acto 'simbólico' sobre las consecuencias del tarifazo sin mencionar los topes salariales del 15% que ha firmado con el gobierno y que son una de las grandes razones por las cuales los trabajadores padecen el ajuste económico.
La CGT ha demostrado que no va a organizar esta lucha ni ninguna otra.
Los trabajadores debemos organizarnos con asambleas en todos los sindicatos para impulsar una salida de la crisis en defensa de nuestros intereses, que son los que pueden evitar una nueva quiebra nacional. En esa campaña está empeñado el Partido Obrero-Frente de Izquierda.
Juan Manuel Cicala
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