La gran operación de endeudamiento que perpetró el macrismo ha dejado al país a las puertas de una nueva quiebra nacional.
La “salida” del FMI y el gobierno para enjugar esta “convocatoria de acreedores” es un plan de despidos, de cercenamiento todavía mayor de las jubilaciones y liquidación de los más elementales derechos laborales.
El primer paso fue una devaluación del peso, que golpeará los ingresos de trabajadores, activos y pasivos. Y llevará a un nuevo salto a las tarifas, dolarizadas por el mismo gobierno.
Con este saqueo, el gobierno quiere rescatar a los banqueros del derrumbe de su propia política.
Pero este ataque a los que viven de su trabajo ni siquiera les servirá para gambetear la crisis de la política oficial. Por eso llamaron al Fondo Monetario, para asegurar que sean los trabajadores los que paguemos el muerto.
Para blindarse frente a la reacción popular, el gobierno ha convocado a un “gran acuerdo” a quienes ya le votaron más de 100 leyes antiobreras o aplicaron el ajuste en las provincias donde gobiernan. Es un intento por rescatar al gobierno de su propio derrumbe económico y político, y que sólo puede acentuar el desprestigio y la disgregación de estos seudo-opositores.
Lo mismo ocurre con la burocracia sindical: después de aceptar paritarias a la baja, los tarifazos y la devaluación, la CGT sólo atina a una mera pose opositora. Mientras se suceden las luchas por despidos, como la nuevamente reprimida Cresta Roja, el Inti, el Turbio y tantas otras.
Los trabajadores somos convidados de piedra. Tenemos que intervenir en esta crisis con nuestra voz y nuestros intereses.
Luchemos por un Congreso de delegados con mandato de bases de la CGT, la CTA y todos los sindicatos, para establecer un programa de salida a la crisis y una política para imponerlo, que debe partir de un paro activo nacional inmediato y un plan de lucha para que millones de trabajadores ganemos las calles contra el nuevo plan de guerra de Macri y el FMI.
1. Reapertura de las paritarias e indexación mensual de salarios y jubilaciones. Ni un despido. Ocupar las fábricas o reparticiones que cierren o despidan masivamente.
2. Anulación de los tarifazos desde comienzos de 2016, apertura de los libros y costos de las empresas privatizadas; nacionalización integral de la energía y el transporte bajo control de los trabajadores.
3. Impuesto extraordinario a bancos y al capital financiero, para que la bancarrota del Banco Central y el Tesoro sea enjugada a costa de quienes se beneficiaron con ella.
4. Desconocimiento de la deuda usuraria en todas sus formas -títulos, bonos, letras- en manos de la banca, los fondos especulativos y el gran capital. Nacionalización de la banca y el comercio exterior. Por un plan económico de la clase obrera, diseñado por un Congreso de Trabajadores.
Prensa Obrera
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