La guerra imperialista en Europa y Ucrania ingresa en una nueva fase. Donald Trump y Vladimir Putin se pusieron de acuerdo, en una conversación telefónica de una hora, en realizar una reunión en tiempo breve, probablemente en Ryad, la capital de Arabia Saudita.
Los lineamientos de un acuerdo, según se desprende de las informaciones obtenidas, prevén el reconocimiento de la anexión a Rusia de la península de Crimea y de la región oriental del Donbass, que ya tuvieron una aprobación en referendos constitucionales. Las tropas de Ucrania se retirarían de Kursk en el sur de Rusia. No está claro si Zelensky sería parte de esta negociación o de un eventual acuerdo, o si el representante de Ucrania debiera ser designado en elecciones generales con la participación de todos los partidos políticos. Tampoco se prevé una participación de la Unión Europea en las negociaciones, luego de una participaciôn militar activa desde 2014. Europa es conminada a subordinarse a un acuerdo consumado. De acuerdo al Financial Times (13.2), “Los diplomáticos de la Unión Europea han buscado sin éxito presionar a la administración Trump por un rol en las conversaciones….Las capitales europeas creen que serán presionadas para pagar todo, lo que se acuerde en dinero, armas y fuerzas de paz en el terreno”.
Trump no dejó de presentar, sin embargo, su lista de reclamos. El lugar destacado es la entrega a compañías de los yacimientos de tierras raras –una variedad de minerales estratégicos entre los que se encuentra el tugsteno. Los fondos de cobertura norteamericanos han tenido una activa participación en la privatización del campo del principal país cerealero de Europa. Las ofertas y reclamos de Trump carecen de todo punto de contacto con borradores de acuerdo presentados con antecedencia por parte de un variado número de mediadores. El plan de China reivindicaba la soberanía integral de Ucrania, al cabo, es cierto, de un indeterminado plazo de tiempo.
Esos lineamientos de un plan de ‘paz’, replantean el desarrollo de la guerra imperialista. Así como ha sido definido supone una fortísima militarización de la UE, con presupuestos de defensa del orden del 6 al 7% anual, que en muchos casos triplican a los presentes. Esa remilitarización sería el canto de responso a la democracia constitucional europea, así como al desarrollo de condiciones prefascistas y prerrevolucionarias. Desde el comienzo formal de la guerra de la OTAN y Rusia en 2022, hemos repetido con insistencia que bajo la superficie se desarrollaba una guerra del imperialismo norteamericano contra sus rivales imperialistas europeos. La información no señala que ocurriría con las sanciones económicas de Estados Unidos contra Rusia, que no podrían ser administrativamente levantadas como resultado de algunas firmas sobre papeles. Trump cuenta con que su ofensiva política internacional modifique en forma sustancial las relaciones interminables y pongan a Rusia en una posición de sumisión proclive a nuevas imposiciones. No estamos en el final de la guerra. Como advirtió el jefe del Pentágono, el imperialismo norteamericano ha estado financiando una guerra estancada con lenta definición –de lo que se trata entonces es de financiar guerras ‘a finish’. El infierno de los infiernos que Trump ha prometido descargar sobre Gaza, para proceder a una limpieza étnica gigantesca y apropiarse de toda la Franja, no aparecerá cuestionado en ningún acuerdo por Ucrania. Pero esa ofensiva criminal contra Palestina tendrá consecuencias imparables para toda la situación de Ucrania, Europa y por sobre todo Rusia.
Trump se ha lanzado a una ofensiva apresurada para evitar la trampa del inmovilismo que dañó todo su mandato. No ha reunido los contingentes necesarios y suficientes para un ataque en todos los frentes: ha salido a conquistarlos. El mayor obstáculo se encuentra en Estados Unidos mismos, en donde, bajo la batuta de Musk, apunta a quebrar el sistema de seguridad social y salud, para evitar una quiebra generalizada. El cruce de los 3000 dólares de la onza troy, replica el temor a un derrumbe del dólar y del monumental castillo de naipes del Bitcoin.
Los cañones de Trump apuntan contra China, lo que explica la ofensiva contra Panamá y contra la fuerte presencia de China en América Latina. El liderazgo imperialista de la UE es perfectamente consciente que el descuartizamiento de Ucrania significa el potencial derrumbe de la llamada “construcción europea”. En un determinado punto de la crisis, Trump ofrecerá un canje entre cancelar el aumento de aranceles contra Europa a cambio de un acelerado rearme continental, bajo la supervisión financiera y tecnológica de Estados Unidos.
Putin no recibe nada del acuerdo que ya no haya obtenido –la anexión de Crimea y el Donbass. La UE reclama que los activos confiscados a Rusia sean destinados a la reconstrucción de Ucrania, no a devolverlos a Putin. El fracaso de la invasión rusa a Ucrania es absolutamente patente.
Levantemos, contra la guerra imperialista mundial, la unidad de los trabajadores de todo el mundo por el abatimiento del capitalismo.
Jorge Altamira
14/02/2025
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