Por razones que deberán clarificarse, esa asociación ilícita entre los liberticidas y los timadores digitales ingresó en una crisis algunas horas después de su lanzamiento. La olla se destapó en las propias redes sociales, cuando algunos cripto-operadores advirtieron que el control de $Libra se encontraba en muy pocas manos y, por lo tanto, recomendaban “cautela” a los especuladores. Milei sólo se despegó de la estafa piramidal cuando la podredumbre empezaba a aflorar en los portales y aplicaciones digitales. Ahora, Hayden Davis, el dueño de $Libra, ha salido a culpar a Milei del derrumbe del viernes. No sólo eso: afirma que tiene en sus manos la “liquidez” obtenida con la venta “oportuna” de las cripto, la cual sería “del Estado argentino” y que espera una "señal” de los liberticidas argentinos para relanzarla. La jugada fue ensayada por el propio Milei en la tarde del lunes, al retuitear una indicación de cómo “comprar $Libra". Se puso de manifiesto, otra vez, que el vínculo entre Milei y los digiestafadores era muy profundo. Sólo se quebró por una fisura en el mundo de los cripto-especuladores.
Rescate
En medio de tanto palabrerío, expresiones de “preocupación” e intenciones de que “se investigue a fondo”, comenzó a tejerse el operativo político y financiero dirigido a rescatar a Milei de las consecuencias de la cripto-estafa. Los diarios destacan el “sugestivo silencio” de un amplio abanico de gobernadores, comenzando por Gustavo Sáenz en Salta y Maximiliano Pullaro en Santa Fe. No le han dedicado siquiera un tuit al episodio del viernes. Lo mismo vale para las centrales empresariales de toda laya. La burocracia de la CGT, por su parte, tacha a Milei de “irresponsable”, un suave reproche que acompaña a su completa parálisis en la lucha contra el gobierno.
El elenco que se hizo cargo del poder ejecutivo en la Argentina se ha revelado como una banda de lúmpenes y aventureros. Pero los capitalistas le agradecen sus “servicios”; en primerísimo lugar, la liquidación del derecho laboral inscripta en la Ley Bases y en el decreto 70. Al conjunto del Congreso, con “nacionales y populares” incluidos, es probable que Milei les ofrezca un prudente receso de unos días. Tienen demasiadas “fichas limpias”, impunidades y jueces para negociar a cambio de congelar el episodio de la cripto. Al frente de esta operación de encubrimiento se ha colocado nada menos que Donald Trump, con un tuit antológico que muchos atribuyen al affaire Milei: “El que salva a su país, no viola ninguna ley”. Reclama para Milei la misma impunidad que logró para sí mismo o, dicho de otro modo, que el episodio cripto sea el puntapié inicial para un cambio de régimen en la Argentina. Si Milei sale indemne, habrá puesto a prueba las condiciones para erigir un gobierno de poder personal, ya anticipado en 2024 por los vetos, decretazos y el sometimiento del Congreso.
Pero la crisis se ha agravado, porque Milei está siendo “atendido” por sus propios dueños: son los especuladores financieros quienes están ajustando cuentas con el especulador-estafador a cargo de la presidencia. Los mercados respondieron al cripto-escándalo con un derrumbe de las acciones y títulos de la deuda argentina, así como con la disparada de los dólares financieros y paralelos. En medio de denuncias y presentaciones judiciales, incluso ante la Bolsa Norteamericana y el FBI, el capital financiero -que aplaude el “milagro libertario”- teme que sus activos en Argentina se escurran como la arena entre los dedos. Pero ese tembladeral no nació el viernes pasado: pocos observaron que, en el curso de la semana pasada, la renovación de títulos de la deuda pública en pesos alcanzó un nivel de aceptación bastante inferior al previsto. Ello obliga al Gobierno a pagar mayores intereses por la deuda no renovada. Según Ámbito, no estaba claro de dónde saldrían esos recursos sin apelar a la “odiada” emisión de moneda o, en su defecto, a una motosierra todavía mayor. La misma incertidumbre rodea a la cuestión de las reservas internacionales, que continúan en baja y sin poder alimentarse de exportaciones. El edificio de Milei-Caputo no se zarandea por culpa del cripto-gate. Al revés: el cripto-gate es la manifestación grosera de un impasse general.
Ante la amenaza de una virtual corrida, los liberticidas han salido a saquear (lo que queda del) Banco Central en la tarde del lunes, destinando sus recursos a sostener el valor de los títulos de deuda y evitar una disparada mayor del dólar. Milei-Caputo salen a tapar su delito con otro mayor. Si un desplome de más alcance ha sido contenido, es porque la gran vidriera de la especulación, la Bolsa de Nueva York, hoy gozaba de un feriado.
La operación cripto pone de manifiesto un entramado confiscatorio que, naturalmente, no sale del aire ni por generación espontánea: las ganancias extraordinarias de los especuladores capitalistas se alimentan de la confiscación de salarios, jubilaciones y gastos sociales. Esa es la garantía que han ofrecido Milei-Caputo para elevar el valor de la deuda pública.
El derrumbe político, moral y financiero de los liberticidas debe servir de aliciente para impulsar una lucha de conjunto de los trabajadores, por todas las conquistas arrebatadas en este tiempo.
Marcelo Ramal
17/02/2025