Las intervenciones
En su alocución, Giachello planteó la importancia de clarificar el lugar que ocupan Ucrania y Rusia en el escenario político a la hora de fijar una política revolucionaria. En ese sentido, destacó que Ucrania es una semicolonia del FMI, del imperialismo yanqui y europeo, al menos desde 2014, cuando se produce el golpe contra el mandatario prorruso Viktor Yanukovich. Subrayó que el trasfondo del conflicto es la expansión de la Otan en el este europeo (Kiev aspira a integrarse a la alianza atlántica) y el proceso de colonización económica de los ex Estados obreros por parte del imperialismo. A su vez, mencionó el involucramiento de las grandes potencias occidentales, a partir de la provisión de fondos y armamento pesado al régimen de Volodomir Zelenski. El pueblo ucraniano, precisó, está siendo usado como carne de cañón por parte de estos sectores, en su disputa con Putin. No se trata -señaló- de una guerra de liberación nacional, sino de un conflicto que opone de un lado al imperialismo y del otro a una potencia periférica como Rusia.
Giachello explicó que el proceso de expansión imperialista “no se puede desenvolver en términos pacíficos”. Aludió a la integración en marcha de Suecia y Finlandia a la Otan, el viaje de Biden a Asia (donde reforzó el apoyo militar a Corea del Sur y Japón), la firma del Aukus (acuerdo militar de Estados Unidos, Reino Unido y Australia, con China en la mira), y el aumento de los presupuestos militares.
Aclarada la responsabilidad primordial del imperialismo en el conflicto, Giachello se refirió al lugar de Rusia: aunque no alcanza el status de potencia imperialista global, se trata de una potencia periférica, que juega un rol de sojuzgamiento de países vecinos (intervino en la liquidación de las rebeliones populares en Bielorrusia y Kazajistán). Explicó que Moscú no expresa un campo progresivo en el conflicto y condenó la invasión rusa. Putin -añadió- expresa los intereses de una oligarquía económica.
Sobre esta base, planteó que la orientación debe ser de “guerra contra la guerra”, señalando que el enemigo principal de los trabajadores está en sus propios países, luchando contra Zelenski y la Otan, y contra Putin; promover la confraternización entre los pueblos e impulsar la unidad socialista de Ucrania, como parte de una federación socialista de Europa, incluyendo a Rusia.
Castillo sostuvo que la guerra en curso es una manifestación de una etapa de crisis, guerras y revoluciones a nivel global. Se refirió a un “cerco imperialista” sobre Rusia y a una expansión de la Otan impulsada por los yanquis para mantener su hegemonía. Sostuvo que el campo militar ucraniano está permeado por la Otan, que usa a Kiev como un peón, y por tanto es un error hablar de una guerra de liberación nacional y ubicarse en el campo de Zelenski. Lo cual, dijo, no justifica la invasión de Putin, cuya orientación calificó como “reaccionaria”. Indicó que una verdadera independencia de Ucrania no puede venir más que de una Ucrania independiente y socialista.
Sorans, en cambio, caracterizó que lo que está en curso es una guerra entre un país imperialista con ojivas nucleares (Rusia) y una semicolonia y país oprimido (Ucrania), de donde se desprendería como planteo principal repudiar la invasión de Putin y colocarse “incondicionalmente del lado del pueblo ucraniano” y de la “resistencia”, aunque sin dar apoyo al gobierno de Zelenski y la Otan. Pero al mismo tiempo dijo que la alianza atlántica no participa de la guerra, porque no ha desplegado tropas en el país. “No es Rusia vs. Otan, por supuesto que ésta se quiere aprovechar de la situación, pero no hay tropas de la Otan en Ucrania y el armamento que está enviando es totalmente limitado. No es cierto que armó hasta los dientes (a Kiev)”.
En un sentido similar, García planteó que Rusia es el responsable primordial la guerra. “Hay una invasión de una potencia imperialista y eso le da el carácter de una lucha anticolonial de defensa”, dijo, si bien agregó que “a su vez hay un alza en la confrontación interimperialista (…) y una política justa debe tomar en cuenta la globalidad de esta situación”. También reivindicó la “resistencia” y la actuación en ese campo del grupo de la Liga Internacional Socialista en ese país.
Debates
En la segunda ronda de intervenciones, los oradores recogieron algunos de los planteos volcados previamente y se profundizó el debate. Uno de los puntos se refiere a la caracterización de Rusia. Los participantes de Izquierda Socialista y el MST insistieron en definirlo como un país imperialista. Castillo, en tanto, como una nación capitalista donde se consumó el proceso de restauración burguesa. Giachello, en cambio, sostuvo que este último proceso aún está inconcluso y que Moscú no es tampoco una potencia imperialista, reafirmando que se trata de una potencia periférica. Rusia -precisó- atraviesa una decadencia desde la caída de la URSS. Ejemplificó con el dato de su caída en la participación dentro del PBI global.
La otra gran cuestión de debate fue la llamada resistencia ucraniana. Los oradores del MST e IS dijeron que la línea del PO era impracticable dentro de Ucrania, donde no quedaría otra opción que apoyar el armamento del pueblo ucraniano contra Rusia. Giachello cuestionó severamente el planteo del MST e IS, planteando que trasluce la presión que la política del imperialismo ejerce sobre sectores del movimiento obrero y la propia izquierda. También criticó el planteo de una “resistencia independiente” formulado por el PTS, ya que es una versión izquierdizada del que formulan el MST e IS. “La liberación nacional de Ucrania no solo reclama derrotar la invasión rusa sino sobre todo sacarse de encima al gobierno colonialista de Zelenski”, apuntó.
Prensa Obrera
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