El kirchnerismo oculta su carencia de programa alternativo al de Alberto Fernández y su complicidad con el ajuste fondomonetarista.
La crisis del binomio presidencial se ha vuelto a manifestar públicamente, esta vez por medio de un intercambio epistolar público entre personalidades afines al presidente Alberto Fernández, y personalidades identificadas con la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner. Las misivas dan cuenta de un debate por el relato, más que una divergencia en la política de ajuste, sin ninguna referencia clara respecto a qué hacer con el FMI: el kirchnerismo carece de una alternativa programática a este gobierno.
Primero fueron los albertistas, quienes convocaron a defender la “unidad” del Frente de Todos, reivindicando el valor de la “moderación” en tiempos difíciles: una proposición antojadiza, que parte de ningunear las rebeliones populares en Latinoamérica y subestimar la capacidad de acción de los trabajadores.
Ahora, los kirchneristas tomaron la palabra en una carta que se extiende en consideraciones reiterativas y retóricas sobre la “unidad” y que solo le reclama a Alberto Fernández haber abandonado el relato kirchnerista: “Los términos “Macri”, “macrismo”, “Juntos por el Cambio”, “sistema financiero”, “precarización”, “concentración”, “desigualdad” no son utilizados en el documento citado”, señalan en una de las tantas oraciones similares de la réplica.
Toda la “carga emocional” y el reproche kirchnerista va orientado a elevar el tono del debate, pero no para polemizar sobre la orientación emprendida por Alberto Fernández, sino, justamente, para ocultar la ausencia de un planteo independiente y la complicidad con el ajuste. Un reflejo de la impotencia para realizar un planteo político de salida para los trabajadores.
Unidos y moderados
En las 2.539 palabras del texto kirchnerista la palabra “unidad” se repite en 31 ocasiones, al igual que “moderación”, y sus derivados, lo hace unas 15 veces. Macri es mencionado en 9 oportunidades: más de 4 veces que “FMI”, cuya mención es ilustrativa y atenuada.
Un documento que pretende discutir la base programática del agrietamiento del gobierno y que a la vez ignora las supuestas razones que dieron origen a la incipiente ruptura –el plantón del kirchnerismo en la votación del acuerdo con el FMI- resulta llamativo.
En otro párrafo, las personalidades del kirchnerismo atinan a orientar las razones del desplazamiento de la vicepresidenta, cuando afirman que “la “Unidad” del Frente de Todos se rompió en noviembre de 2021 cuando más de cuatro millones de electores que lo acompañaron en el 2019, ya no lo hicieron en las elecciones de medio mandato”, es decir un mero cálculo electoral.
Lo que no termina por dilucidarse es ¿qué esperaba que sucediera el kirchnerismo?. Distinto a lo que ahora opinan, el resultado de las elecciones de medio término es la consecuencia directa del pacto fundacional de este gobierno, cuando a un mes de asumido obtuvo el apoyo de todos los partidos patronales para iniciar las tratativas con los acreedores privados de la deuda, como preludio para la entregada ante el FMI.
Ha existido una clara unidad de gobierno y “moderación”, por no decir ajuste liso y llano, en las políticas del binomio presidencial, el cual, vale recordar, nació a propuesta de la propia vicepresidenta.
¿Y el FMI?
La carta kirchnerista tiene un momento de sinceramiento cuando afirma que a los efectos de la pandemia “hay que sumarle las políticas de ajuste implementadas por nuestro propio gobierno. La clase trabajadora, por ejemplo, perdió en la puja distributiva y se produjo una nítida transferencia de recursos del trabajo hacia el capital, con especial énfasis desde finales de 2020. Si comparamos el salario real promedio de los trabajadores registrados del bienio 2018-2019 con el mismo valor promedio del período 2020-2021, la caída fue del 8%”. Lo dice el propio oficialismo, no solo Prensa Obrera.
El quid de la cuestión está en la ausencia de un posicionamiento concreto ante el FMI ¿Qué Hacer? ¿Default y negociación? ¿Propuesta alternativa? ¿Retiro espiritual? No hay nada en concreto. El kirchnerismo cubre su retirada, al tiempo que especula sobre la conveniencia o no de profundizar una ruptura, sin un planteo alternativo al de Fernández: son socios en el ajuste.
La salida es clara: ruptura inmediata con el FMI, no al pago de la deuda externa, nacionalización de la banca y el comercio exterior, recomposición general de los salarios, todo un programa de salida en defensa de los intereses de los trabajadores. Solo la izquierda revolucionaria, en el Frente de Izquierda Unidad, coloca este planteo, contra la charlatanería kirchnerista que busca medrar entre el oficialismo descontento y bloquear el crecimiento de la acción independiente de los trabajadores.
Marcelo Mache
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