domingo, 13 de marzo de 2022

Acuerdo con el FMI: la represión y sus repercusiones políticas


El jueves, alrededor de las 14:30, cuando al menos 40 mil personas llenaban la plaza del Congreso para repudiar el acuerdo con el FMI, la Policía de la Ciudad -al frente de un operativo coordinado con el gobierno nacional- arremetió y dispersó a la mayor parte de la concurrencia. 
 La excusa fue un incidente menor -una quema de neumáticos-, al que siguieron algunas piedras lanzadas contra el frente del edificio. El gobierno nacional había pedido no vallar la plaza, pero dejó en manos de Rodríguez Larreta el ´dispositivo de seguridad´. La represión finalmente se extendió hasta la avenida 9 de Julio y abarcó un radio de 15 cuadras. Las organizaciones de desocupados fueron las que sufrieron el embate, ya que sus columnas -aportadas por la “Unidad Piquetera”, el Polo Tendencia y otras organizaciones- representaban al menos el 95 % de los manifestantes. El saldo fue un único detenido, Oscar Santillán, militante del MTR Histórico, quien presentaba una seria herida en una pierna producto de las balas de goma de la policía. Nuestra columna retrocedió ordenadamente para evitar una estampida, pero la represión no se detuvo hasta que alcanzamos el cruce de las avenidas Belgrano y Lima. Varias organizaciones retornamos inmediatamente a la plaza y la concentración se prolongó hasta las primeras horas de la noche, pero ya lejos de la masividad que había alcanzado durante el día.
 Algunas de las piedras alcanzaron el ventanal del despacho de Cristina Fernández, mientras se encontraba reunida con Parrilli, Fernández Sagasti y Máximo Kirchner, como se difundió más tarde en un video. Desde el entorno de la vicepresidenta se hizo correr la versión de un ´atentado´. “Paradójicamente fue mi despacho el que atacaron. El despacho de quien hizo frente a los fondos buitres, quien mantuvo fuera del país al FMI”, se victimizó luego la autodenominada ´pagadora serial´. En el recinto, el kirchnerismo fraguó una timorata ´resistencia´ al acuerdo, y una parte de sus diputados se abstuvo o votó en contra, pero solamente una vez que se hubiera asegurado que esto no impediría la aprobación del proyecto. Así se entiende por qué las imágenes del ´atentado´ se conocieron recién 20 horas más tarde. “No me van a usar para enquilombar la sesión de Diputados”, dicen que le respondió a quienes proponían difundirlo inmediatamente. “En el planeta K deslizan que si la dimensión del ataque y el riesgo que corrió la vice se hubiesen conocido, o denunciado, en medio del debate de la Cámara baja, se podría haber alterado el trámite y la votación. Sugiere, visto así, que fue una contribución de Cristina a que la sesión no se desmadrara y, al final, el proyecto fuese aprobado” (eldiarioar.com, 11/3). Entre la renuncia de Máximo a la presidencia del bloque y su indefinición de voto hasta el mismo día de la sesión, el llamado de “Wado” de Pedro a aprobar el acuerdo con el Fondo “para evitar una catástrofe” y el paso al costado de algunos kirchneristas (Itai Hagman, Sergio Palazzo, entre otros) en la comisión de Presupuesto para no ´obstaculizar´ el acuerdo con el PRO y la marcha del proyecto, resulta evidente que los ´nacionales y populares´ actuaron como garantes de la sesión. 
 El propósito de la represión era que la movilización fracasara, objetivo que alcanzó parcialmente. Pero esta fue solamente la primera de muchas movilizaciones que ya vendrán. La lucha contra el acuerdo colonial se manifestará en una creciente ´conflictividad social´, es decir más piquetes y movilizaciones de los desocupados frente al recorte de la asistencia social, huelgas contra en defensa del salario y el trabajo, y planteará la unificación de la clase trabajadora en una acción común por sus reivindicaciones – la huelga general. El jueves, no tuvo lugar la radio abierta en la plaza, como estaba previsto, lo que se hubiera transformado en una gigantesca asamblea, en la que cada corriente hubiera podido presentar sus planteos y perspectivas. Reclamamos la inmediata libertad de Oscar Santillán, detenido en el curso de la represión del Congreso. 
 El escenario de una gran crisis política está abierto y los trabajadores no han dicho su última palabra. Proponemos un Congreso Obrero para intervenir en ella con las reivindicaciones de la clase, frente a la completa bancarrota de la burocracia sindical, agente de los especuladores financieros.

 Jacyn 
 12/03/2022

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