El 2020 cerró con la muerte de 43.245 personas en todo el país por causa de Covid-19, según informan los datos oficiales del Ministerio de Salud de la Nación. Con estos números, el nuevo virus se transformó en el más letal del todo el año, convirtiéndose en la principal causa de muertes en el país. Así las cosas, Argentina se encuentra en el puesto número 11 de fallecidos por pandemia a nivel mundial.
El impacto de la pandemia, sin embargo, es aún incalculable en profundidad. Leandro González, demógrafo del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (Ciecs) del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba, advierte que en principio ya se registra una baja significativa en el promedio de vida de la población en general, que pasaría de 76,75 a 75,39 años.
Si bien los datos indican que los principales afectados fueron los mayores de 60 años, lo cierto es que la circulación comunitaria del virus impactó duramente sobre los diferentes grupos de riesgo, y golpeó en particular a lxs trabajadorxs de salud. En diciembre del 2020 el reporte oficial informaba que en lo que va de la pandemia se registraron 60.145 trabajadores de la salud infectados a nivel nacional, de los cuales 362 perdieron la vida.
Córdoba no fue la excepción. Con más de 45 trabajadores de la salud fallecidos, la provincia fue protagonista de grandes movilizaciones del sector durante el segundo semestre del año. No es para menos, ya que el pico más alto se registró en el 10 de octubre del 2020 alcanzando los 2.679 casos en un día.
Además, el pico de internaciones sucedió el 30 de octubre del 2020 con 1.712 pacientes, llegando a una ocupación superior al 72% de las camas críticas de la provincia, contando centros de salud público y privados.
Apertura de temporada y segunda ola
Mientras se debate a nivel nacional la posibilidad de reforzar las restricciones de circulación, incluso evaluando una cuarentena total para intentar retrasar una segunda ola de contagios, el gobierno de Juan Schiaretti descartó cualquier medida en ese sentido. Lo hace apoyado en la campaña de vacunación, lanzada recientemente, y en una presunta baja en la curva de contagios.
Sin embargo, las medidas gubernamentales dispuestas para afrontar esta nueva situación no son más que cosméticas. De las 21.900 dosis que el Ministerio de Salud de la Nación le asignó a Córdoba, se han aplicado no más de 8.880 a todo el personal esencial, incluyendo el sanitario.
Asimismo, la apertura de la temporada turística no fue acompañada por el reforzamiento del sistema sanitario en los puntos más concurridos, lo que produjo un incremento de casos en el interior provincial. El pasado domingo 3 de enero se registró un alza con 346 nuevos casos, 103 en la capital provincial y 243 al interior.
Los reclamos llevados adelante por lxs trabajadorxs de salud en los hospitales del interior dan cuenta de la situación en que deben afrontar la temporada turística. El 2020 cerró con una fuerte lucha del Hospital Illia en Alta Gracia por falta de personal, también se reclamó por la falta de elementos de trabajo y de profesionales, por perdida de especialidades, entre otras demandas insatisfechas.
Cabe recordar que en el mencionado hospital se encontraba en conflicto por el despido ilegal de una trabajadora que denunció las pésimas condiciones laborales en las que se encontraban desempeñando funciones. En la misma línea se inscriben los despidos en el hospital Domingo Fúnez, de Santa María de Punilla, también fuertemente afectado por la falta de personal e insumos.
Fue la organización de lxs trabajadorxs del hospital Eva Perón de Santa Rosa de Calamuchita lo que arrancó el compromiso del gobierno provincial de sumar nuevas camas y aparatología, pero entrada la temporada no se ha asignado el personal necesario para atenderlas.
La lucha de salud, una lucha vigente
El programa desarrollado por lxs trabajadorxs de la salud que pusieron en pies tres paros provinciales y numerosas acciones de lucha, sigue plenamente vigente. Las pequeñas conquistas obtenidas con la designación de personal en algunas áreas críticas, la obtención de bonos complementarios al salario, y un aumento salarial en una sola cuota, no logran paliar las consecuencias de años de vaciamiento.
Aún hoy las enfermeras se encuentran trabajando en una situación de explotación extrema por salarios de $40.000 promedio, residentes y concurrentes sostienen la atención por una beca de $35.000, y el personal médico en especialidades esenciales sigue siendo insuficiente. Sin mencionar que la capacidad instalada en camas críticas lejos está de las previsiones que el propio gobierno maneja para la segunda ola.
El reclamo de salario, personal y equipamiento, es al punto de partida para la organización de los hospitales, particularmente en el interior, el punto clave donde se trasladará el epicentro de la crisis sanitaria. Así lo entendieron lxs trabajadorxs del hospital Eva Perón, quienes elevaron sus reclamos a las autoridades municipales y provinciales. Con este método, resulta crucial reforzar la organización en cada hospital para arrancar las medidas necesarias para enfrentar el nuevo cuadro de situación.
Cintia Frencia
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