jueves, 6 de septiembre de 2018
Septiembre caliente
Paro activo ya, huelga general hasta derrotarlos
En medio del derrumbe económico, el rodrigazo devaluatorio y la crisis política desatada al compás del fracaso del plan Macri-FMI, se suceden los ataques a los trabajadores. Pero las luchas obreras y populares levantan temperatura. Si miramos bien, agosto preparó el camino de un septiembre que podría reunir condiciones para una acción decisiva de la clase obrera.
En veinte días, se pasó del 8A de millones de personas por el aborto legal, con el movimiento de la mujer a la cabeza, a un 28A de medio millón de docentes y estudiantes alrededor de la gran huelga universitaria. Entre una fecha y otra, con Luz y Fuerza de Córdoba se movilizaron 20 mil obreros contra la privatización de Epec y en defensa de los salarios y el convenio colectivo del histórico gremio cordobés. En esa misma provincia resonó muy fuerte el grito del Cordobazo -“obreros y estudiantes, unidos adelante”- con no menos de 80 mil personas, una semana antes de la gran marcha federal de Plaza de Mayo.
En Buenos Aires, los obreros del Astillero Río Santiago protagonizan varios paros y movilizaciones de masas, represión policial incluida, que se fueron enlazando con el movimiento de docentes y padres contra María Eugenia Vidal por el Cromañón de la Escuela 49 de Moreno y la irresuelta paritaria docente.
El viernes 17, los obreros del Sutna iban al paro general de 24 horas por el reclamo del 30% y actualización salarial que tuvo un acatamiento total, preparado en asambleas de cada una de las plantas. Antes, una huelga indefinida de Aluar rompió el techo salarial de la UOM.
En la Capital, los despidos masivos de Agroindustria y las amenazas en el Enacom, terminaron disparando una movilización de masas de los estatales que sobrepasó los planes de ATE Capital e incluso chocó con la policía.
Marea estudiantil
Un capítulo aparte merece el movimiento estudiantil. El tema no es menor, porque las gestas de los trabajadores del Mayo francés y el período revolucionario de los ’70 estuvieron precedidas por grandes movilizaciones de la juventud. Este sector bien puede estar adelantando procesos profundos en el seno de la clase trabajadora.
Al calor de la huelga docente universitaria está despertando un movimiento de la juventud que ocupa seis facultades en Córdoba, superando por completo a los centros estudiantiles kirchneristas. Lo mismo ocurre en Rosario y Mar del Plata, donde están ocupadas siete sedes. Cuatro facultades se ocupan en la UBA, y en Exactas una asamblea estudiantil obligó a levantar la elección a La Mella y la Cámpora, que la adelantaron para no sufrir en las urnas el ascenso de los estudiantes que enfrentan a las gestiones y al gobierno. También tienen lugar tomas y asambleas interclaustros en Catamarca, San Luis y otras provincias. En Tandil se ocupa ahora mismo la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen). En todos los casos, se debaten y votan consignas políticas contra el gobierno, el FMI y su ataque a la ciencia y la universidad públicas.
La marea estudiantil se siente en todos los niveles. En la Ciudad de Buenos Aires se extiende a los terciarios, con la toma del Joaquín V. González y una movilización a la Legislatura contra el reingreso del proyecto macrista de cierre de institutos (Unicaba). Por otro lado, los secundarios se movilizaron en masa, incluso desde el gran Buenos Aires, bajo la sudestada del 28A.
Santa Fe, Córdoba, Santa Cruz
La primera semana de setiembre fue escenario de un paro activo de la CGT y la CTA en el Cordón de San Lorenzo, ante cierres y despidos en las industrias de la zona, que resultó masivo y de gran convocatoria a gremios federados y no federados. En Córdoba ha sido convocada una movilización de “cuerpos orgánicos” de la CGT Chacabuco, la más paralizada y ligada al PJ de Schiaretti y De la Sota, que reunirá de cualquier modo a gremios y estudiantes, que sacuden aún a las organizaciones más burocráticas.
Este miércoles tuvo lugar otra marcha masiva de la tenaz huelga general de Télam que lleva 71 días y que se va semejando a la gesta de los trabajadores del Inti, por su extensión y sus métodos de movilización. Los médicos y enfermeros del Posadas retoman también su dilatada lucha contra los golpes patronales.
En Santa Cruz habrá un paro activo el 6 de setiembre. Un día antes se movilizarán los obreros de Atucha en Zárate contra despidos masivos y la suspensión de Atucha II y III.
La agenda de septiembre entero es la de un país conmocionado. El 6 se movilizan todas las organizaciones de desocupados; el 12 lo harán los mineros del Turbio, Fanazul y el Inti convocados por ATE; el 13 habrá paro nacional de Ctera. El 25, paro nacional de todas las centrales del movimiento obrero y desde el 24 paro activo de la CTA de los Trabajadores, camioneros y gremios del clasismo.
Qué nos falta
El repaso de luchas, inevitablemente incompleto, tiene el valor de presentar las tendencias que recorren al movimiento obrero y popular. A pesar de que muchas de estas luchas no pudieron revertir despidos, que las paritarias firmadas son absolutamente a la baja y que en otros casos hay directamente congelamiento salarial como los estatales de Santa Cruz o los obreros lucifuercistas cordobeses, el movimiento obrero interviene buscando que sus organizaciones reaccionen.
Hay dos grandes bloqueos que debemos remover. El primero es el bloqueo político asociado al planteo “hay 2019”; el segundo, el aislamiento consciente de la burocracia sindical a cada una de las luchas. Uno y otro están absolutamente ligados, porque entienden las luchas y protestas como meras expresiones de repudio con vistas a una acumulación electoral pejotista y no como movimientos para ser llevados a la victoria. Y mucho menos, para reunirlos en una acción de conjunto capaz de derrotar la política de conjunto de Macri, de los gobernadores, las patronales y el FMI.
La CGT, en todas sus alas, actúa articulando con el recambio electoral en el cual trabajan las distintas alas del PJ. Su triunvirato, no bien decidió el paro del 25, otra vez sin movilización y absolutamente alejado de lo más caliente de la crisis, fue a “coordinar” con Pichetto y Massa el sentido y los propósitos de la medida. Se trata, nada menos, de los negociadores del Presupuesto 2019, que es la guía económica y política del plan de guerra fondomonetarista contra los trabajadores.
Moyano, a su vez, articula con el kirchnerismo y los intendentes bonaerenses. El kirchnerismo sindical (ver nota) no desentona, jugando un rol frenador en agudos conflictos como el universitario, el subte o paralizando al poderoso gremio bancario. Todos contribuyen a su manera para fragmentar el movimiento de lucha.
Paro activo ya
El Partido Obrero, la Coordinadora Sindical Clasista, el PDT, el Polo Obrero y la UJS, actuamos y actuaremos en todos los frentes políticos y de lucha para remover esos obstáculos. Desenvolviendo a fondo todas las reivindicaciones: ocupación y huelga ante los despidos; huelgas salariales por la reapertura de todas las paritarias; continuidad de la lucha por el aborto legal y la separación de la Iglesia y el Estado; ocupaciones estudiantiles; frente único, cortes y movilizaciones de los desocupados orientando el movimiento hacia el poder político en reclamo de trabajo genuino o subsidio al desocupado.
Desde ese lugar, es que planteamos el paro activo nacional de 36 horas ya. O sea, con abandono de tareas desde todos los lugares de trabajo y con asambleas previas, que movilicen a millones de trabajadores a la Plaza de Mayo y a todas las plazas del país.
Al servicio de abrir paso a esa orientación es que impulsamos el Congreso de delegados mandatados por las bases de todos los sindicatos y centrales. Para superar a la burocracia sindical frenadora, socia estratégica de las patronales, de Macri y de cada gobernador que está aplicando el ajuste en sus provincias, sea Schiaretti, Vidal, Arcioni o Alicia Kirchner.
Este planteo es mucho más que una consigna. Es un método, y lo estamos desarrollando a través del Plenario Sindical Combativo, con expresiones en distintas provincias, como Santa Cruz, Córdoba, Capital y provincia de Buenos Aires, a través de la CTA mendocina e interviniendo en toda instancia que se abra en las organizaciones formales de cualquier central o regional.
Al mismo tiempo, el partido lanza una campaña nacional de agitación política. Porque la vanguardia obrera debe avizorar una salida y reforzase en la idea de acabar con el gobierno de Macri.
Nuestro planteo es: derrotar a Macri, el FMI y los gobernadores del ajuste.
Que se vaya Macri y que el poder político sea asumido por una Asamblea Constituyente libre, soberana y con poder, que ejecute las medidas urgentes para evitar la bancarrota nacional: repudio de la deuda usuraria, nacionalización de la banca y el comercio exterior, nacionalización integral de los hidrocarburos, suspensión de los tarifazos, indexación mensual de salarios y jubilaciones.
Que la crisis en la que nos ha hundido el gobierno y sus cómplices de la seudo-oposición, la paguen los capitalistas.
Néstor Pitrola
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