A través de una resolución firmada por el Consejo federal de Educación-compuesta por todos los ministros de educación de diferentes signos políticos- en diciembre del 2017, se impulsa una reforma de todo el nivel medio. El 1 ero de noviembre cada provincia deberá presentar un plan para adecuar cada sistema. El gobierno ha salido a propagandizar las “novedades” de la reforma diseñadas por los organismos internacionales de crédito- Unicef, OCDE, Banco Mundial- mientras la docencia y el movimiento estudiantil denuncian el fenomenal retroceso que se está viviendo en las escuelas pilotos de la autodenominada Escuela del Futuro (nombre de la secundaria 2030 en la Ciudad de Buenos Aires).
El modelo que hace agua
Mientras la reforma ya se aplica en 19 escuelas de la ciudad de Buenos Aires y el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta anuncia extenderla a 25 más para el ciclo 2019, las denuncias de las escuelas obligadas a ser un experimento de esta reforma no dejan de crecer, así como la lucha del movimiento estudiantil que llegó a ocupar escuelas para frenar su aplicación contra la degradación de la educación y las pasantías laborales truchas en 5to año que pretenden utilizar a la juventud como mano de obra barata.
Para los trabajadores de la educación, le reforma implica un avance en la flexibilización: se recortaron horas de las materias –disciplinas- en reemplazo de un trabajo en áreas, al mejor estilo Ley Federal de educación de los ‘90, hubo cambios en los horarios y condiciones de trabajo, sobrecarga de trabajo sin remuneración, atrasos de más de seis meses en cobro de salario, recorte de las horas extra-clases de los cargos docentes, entre otros.
El caballito de batalla del gobierno es la introducción de tecnología en la educación, que resulta una verdadera estafa. Desde la falta de la más elemental red de internet, hasta las plataformas digitales que orientan a la actividad estandarizada tipo múltiple choice, la evaluación permanente a través de estas plataformas y la promoción del estudiante sin la adquisición mínima de contenidos.
La inversión ha sido prácticamente nula, con infraestructura de cartón – ventanas que se caen en las escuelas pilotos- con escasas computadoras o pantallas digitales que solo cubre un curso, mientras el resto de la escuela se inunda cuando llueve.
De la educación para todos al aprendizaje para todos
En tiempo de acuerdos con el FMI, que significa una fuerte trasferencia de recursos de los trabajadores para pagar la deuda externa y fue avalado por el conjunto de las fuerzas políticas, conviene recordar el rol y las metas fijadas por los organismos de crédito en materia educativa para la región.
Como almas mellizas surgidas del acuerdo de Bretton Woods, tanto el FMI como el Banco Mundial comenzaron a funcionar en 1946 y fueron articulando con otras agencias internacionales, sobre todo de Naciones Unidas, y organizaciones gubernamentales y privadas en la definición de los que debe ser y cómo debe funcionar la educación. Desde mediados de la década del ‘70 la acción del Banco Mundial ha confluido con las propuestas del FMI para los países atrapados en la crisis internacional de la deuda a cambio de préstamos a corto plazo. En las últimas décadas aunque parece haber ganado lugar la OCDE, el Banco Mundial ha escrito y financiado las conferencias mundiales para la educación, como la emblemática de los ‘90, que junto a la Unicef y la Unesco plantearon la idea ajustadora de restricción del financiamiento público de la educación “en pro de la eficiencia y la eficacia del gasto público”.[1]
La nueva estrategia del Banco Mundial, lanzada en 2011, se denomina Estrategia 2020 para educación. Aprendizaje para todos, invertir en conocimientos y competencias de las personas para promover el desarrollo.
Es precisamente la línea desarrollada por la propaganda del gobierno citando el relevamiento de la Unicef (Clarín, 16/9) donde se apela a adaptar los contenidos a la demanda de mano de obra, caracterizada por un mercado fuertemente descalificado. Son las nociones de competencias, o habilidades, las que debería otorgar la escuela media, valorando más el “saber hacer” del individuo, que va a adquirir a lo largo de su vida laboral, que las certificaciones educativas. Es decir, estos requerimientos del proceso productivo generan que la educación sea entendida, desde la perspectiva del BM, como un proceso más amplio no basado en el ámbito escolar ni en la integralidad de los conocimientos allí adquiridos, sino en la oportunidad de aprendizajes concretos y parciales, de ahí que orienta su financiamiento a desarrollar estas capacidades individuales.
De estos papers se copian tanto la secundaria 2030 como la reforma de la formación docente, por ejemplo Unicaba. Los aliados locales como la Flacso o Unicef no hacen más que justificar esta línea de ataque a la educación y la docencia.
Abajo la reforma, ¡se va a caer, se va a caer!
El conjunto de las reformas anti-educativas vienen siendo enfrentadas por los sectores combativos de la docencia y, sobre todo, el movimiento estudiantil independiente que se prepara para salir nuevamente a luchar contra el gobierno nacional y los provinciales y también contra las direcciones burocráticas de la Ctera, UTE-Suteba, etc.
Sucede que las últimas reformas han sido avaladas por estas direcciones sindicales, y por ende no han colaborado en organizar una lucha sostenida contra esta ofensiva. El declaracionismo permanente de la Celeste de UTE es desmovilizador, porque deja a su suerte a cada escuela. Ya lo hizo con la NES (ley de educación nacional del 2006 en CABA) y lo repite con la Secundaria del Futuro. Es tarea de los sectores combativos de la docencia tomar parte en esta lucha contra las reformas que pretenden degradar, aún más, la educación y recuperar los sindicatos para ponerse a la cabeza de estas luchas estratégicas, como lo demuestra la enorme huelga general universitaria de este año que aún sigue resonando en las calles.
Llamamos a la docencia y al movimiento estudiantil a derrotar este intento de extender a una nueva fase esta reforma en las escuelas de capital y del resto del país.
Amanda Martín
[1] Pronko, M y Pereira, J en “Demolición de derechos. Un examen de las políticas del Banco Mundial para salud y educación 1980-2013”Edunlu,2016
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