domingo, 2 de septiembre de 2018
Mucho más que una crisis de gabinete
Más despidos y agresiones a los trabajadores.
Las febriles reuniones que se desarrollan este fin de semana en Olivos están apuntadas a conjugar una crisis política en regla. La “reestructuración” del gabinete es la expresión del extravío político y económico del gobierno frente a la crisis, que ha puesto todas sus fichas en un salvataje a manos del Fondo Monetario.
La reducción de ministerios en ciernes impactará en una nueva retahíla de despidos y recortes en prestaciones sociales básicas. Sumado a ello, el gobierno tiene en carpeta un nuevo zarpazo sobre las jubilaciones. Pero el recorte adicional de 100 mil millones de pesos a expensas de los trabajadores que el gobierno se apresta a llevar como ´gesto´ a la cita con el FMI prevista para esta semana está lejos de resolver las contradicciones del proceso económico.
Como hemos dicho en Prensa Obrera, el problema de Argentina no es el déficit fiscal (en pesos) sino la carga de intereses y vencimientos de la deuda externa (en dólares). Dujovne viajará a Washington a pedirle al FMI el adelantamiento de 29 mil millones de dólares para afrontar los próximos vencimientos de deuda. Lo más probable es que el Fondo retacee un rescate de semejante envergadura y lo condicione a un ajuste todavía mayor. “El FMI no tiene los fondos para ayudarnos si realmente hay un sudden stop [un freno súbito] que nos impide financiar el programa fiscal”, advierte el economista Guillermo Calvo en un reportaje en La Nación este fin de semana, al señalar el final del financiamiento de mercado para los ´países emergentes´, especialmente en los casos de Argentina y Turquía . Calvo compara esta crisis con las de 1998, 2008 y el Tequilazo de 1994. Al gobierno necesitará más que una “red de contención” del FMI para financiarse en el mercado de capitales. La sombra del defol, una vez más, asoma en el horizonte, al cabo de una década de “desendeudamiento K”.
De la reunión con Lagarde, por lo tanto, los trabajadores solamente podemos esperar la exigencia de mayores sacrificios. El gobierno está siendo empujado a un mayor ajuste fiscal –que profundizará la recesión de una economía que ya se encuentra paralizada– e incluso a la probabilidad de una moratoria. Los trabajadores –que la semana pasada asistimos a una licuación del salario del orden del 40%– cargaremos sobre nuestras espaldas el costo de esta política con un mayor desempleo y la caída en picada del poder adquisitivo. El FMI ya anticipó que no habilitará los fondos para sostener el tipo de cambio, con lo cual los salarios seguirán estando a merced de una nueva corrida. La oposición pejota-kirhcnerista, por su parte, se “endurece” para negociar los términos de su apoyo al presupuesto 2019, como lo reclama el Fondo, pero ha dejado claro que su política es sostener al gobierno de Macri hasta las elecciones del año próximo.
La clase obrera ha comenzado a dar cuenta de esta situación. El martes habrá un paro general en el cordón industrial de Santa Fe, que merece nuestra mayor atención. Las masivas huelgas docentes de la provincia de Buenos Aires y la vigorosa respuesta de los trabajadores de Agroindustria ante los despidos, con la ocupación del ministerio configuran un principio de respuesta a la bancarrota capitalista. Sin derrotar al ajuste, no habrá 2019 para los trabajadores.
Impulsemos por abajo el paro de 36 horas para el 24 y 25 de septiembre. Que la crisis la paguen los capitalistas. Que se vayan Macri y todos los ajustadores –pejotistas y kirchneristas.
Asamblea constituyente soberana y con poder, para resolver un cambio de rumbo bajo la dirección de la clase trabajadora.
Jacyn
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