jueves, 8 de diciembre de 2011

Más cerca de Puerto Madero que de Azopardo.


El anuncio oficial del gabinete de ministros del segundo gobierno de Cristina Kirchner, oculta detrás de una continuidad esencial del elenco político, un cambio sustancial de orientación del gobierno. En el Modelo K 2012, la incorporación de Abal Medina en la jefatura de Gabinete refuerza el ingreso de los jóvenes arribistas -sin peso en organizaciones sociales ni sindicales- a la administración estatal que viene impulsando el cristinismo, como La Cámpora. Abal Medina es, como Nilda Garré, un ex partidario del Fracaso creado por Chacho Álvarez en la Alianza, indicado como un amigo del magnate de la telefonía Carlos Slim y cuya designación fue muy saludada por Rodríguez Larreta y los funcionarios del alcalde Macri. En el ministerio de Economía CFK optó por la moderación: ni la “nacional y popular” Marco del Pont ni el neoliberal K Mario Blejer. Hernán Lorenzino es continuidad del equipo de Boudou, un secretario técnico de finanzas que seguirá la agenda del ahora vice, abierta hacia el Club de Paris y Washington en función de buscar la posibilidad de financiamiento externo. Su primera declaración fue catalogar de “calamitoso y desastroso" el default por cerca de 102.000 millones de dólares a los acreedores externos en el 2001. En fin, más allá de las bromas publicitadas de CFK a Boudou por su procedencia cheta, en el terreno de las alianzas políticas el nuevo gobierno de Cristina está más cerca de Puerto Madero que de la sede de la CGT de la calle Azopardo.
Como se pregunta un blog peronista con tono de opositor a su majestad: “¿Es correcto, en términos de estrategia, que el eje pivotal de construcción política para la próxima etapa del cristinismo sea el poder vertical super estructural, en una situación nacional dominada por el agotamiento de un relato que duró y dio mucho, y el angostamiento distributivo que limita el margen de mejorías sociales?” (La Fiesta de Bismarck) Ya hemos dicho que el gobierno que depende de una sola persona es estratégicamente débil, aunque hoy esa debilidad se tape con 11 millones de votos. Pero es más que esto. Es interesante ver que mientras el cristinismo arma una gobernabilidad con su propia tropa de leales en cuya cúspide está la Presidenta, algunos importantes Barones del peronismo, en cambio, copian la vieja política de alianzas amplias de Néstor Kirchner, desde épocas de Alberto Fernández. En tanto el kirchnerismo 2012 ralea a la burocracia sindical del poder político e incluso hostiga su poder sindical, fomentando el fraccionamiento de leales y disidentes “a lo Menem”, el electo gobernador De la Sota incorpora al líder del SMATA Omar Dragún como ministro de Trabajo en Córdoba (para fortalecer el poder estatal contra las huelgas, como la ilegalización de las medidas de fuerzas en los hospitales actualmente). La entrada al gobierno cordobés de la burocracia sindical, es presentada por la dirección del gremio metalmecánico con la campaña de “un trabajador al gobierno”, un lema parecido al que provocó el viejo entredicho entre la presidenta y Hugo Moyano en el acto de la CGT en River, a pocos días del asesinato de Mariano Ferreyra. En el decisivo bastión de la provincia de Buenos Aires, mientras el vicegobernador Mariotto fortalece la fracción de los cristinistas puros para rodear a Scioli, el gobernador aplica la vieja fórmula que le vino dando resultado a los K. Cooptando a derecha y a izquierda, sostiene en puestos estatales a cuadros del Movimiento Evita, con poder territorial y aliados de la CGT de Moyano, y a la vez tiende lazos con la derecha de los intendentes de la zona norte del GBA tomando su política de seguridad con la creación de una Policía Municipal ligada a los barones del conurbano, lo que le valió la crítica pública de Garré. En fin, el gobernador parece decidido a “acumular poder desde el poder”, lo que en perspectiva es una preparación para pasar a la oposición, si con el “angostamiento distributivo”, el “agotamiento del relato” del Nunca Menos, y los golpes de la crisis internacional, el 54% de los votos CFK tienda a desvanecerse en el aire.
Lo que aparece como una muestra del refortalecido poder de la Presidenta, después del contundente triunfo político en las urnas, es que en función del giro cristinista de deshacerse de la presión de los sindicatos, ha logrado fraccionar a la burocracia sindical, que empieza a parecerse a la fragmentada oposición burguesa. Moyano, en posición defensiva, parece querer “golpear para negociar”. Primero con las declaraciones de la juventud sindical de Pablo Moyano con amenazas de romper la CGT si los “interlocutores del gobierno siguen siendo Lescano y Cavallieri”, y luego aclarando con Viviani que “no están rotos los puentes”. Como se sinceró el vocero cegetista Smith: “no nos miren tanto por lo que decimos si no por lo que hacemos”. Sin embargo el gobierno, y las multis mimadas del modelo como son las automotrices, plantean la nueva política cegetista 2012 a través del secretario general del SMATA Pignarelli: estamos dispuestos a aceptar aumentos más bajos al 20% a cambio de un acuerdo que limite los precios. Pero los precios crecerán porque han largado un tarifazo en cuotas que se traducirá en una baja del poder adquisitivo del salario, y sobre ese colchón, encima querrán poner techo a los aumentos en las paritarias. Todo se hace al grito de “nadie nos cambiará el rumbo”, pero otro signo de debilidad de origen del segundo mandato es que empezó con malas noticias políticas para millones de recientes votantes de Cristina Fernández: se pagarán más tarifas, se cobrarán menos salarios.
La política de Menem de dividir a la CGT y reinar sobre sus ruinas, le dio frutos sobre la base de la derrota de la clase trabajadora en las huelgas de resistencia a las privatizaciones. Ahora, la fragmentación de la cúpula sindical y la campaña oficial contra las huelgas y la acción directa que busca hacer base en la clase media, al estilo menemista, puede significar, en una situación de expectativas con que los trabajadores entran al último gobierno K, el desarrollo más acelerado de las representaciones sindicales de base y de izquierda, que ya somos una minoría en importantes empresas y gremios de la industria y los servicios.
El 20 de diciembre, decenas de organizaciones marcharemos a Plaza de Mayo y en todo el país, en otro aniversario de las jornadas revolucionarias que marcaron la historia de la última década en la Argentina. El Frente de Izquierda será uno de los animadores principales. El PTS viene motorizando en el FIT las iniciativas para su desarrollo progresivo como el lanzamiento de una revista nacional común junto a la Asamblea de intelectuales, un blog para difundir los debates sobre las perspectivas y las estrategias de la izquierda, y el plenario de base del FIT en Neuquén que definió con cientos de militantes los lineamientos de la utilización para la lucha de clases de la bancada de izquierda que asume en la provincia este 10 de diciembre, encabezada por el diputado obrero de Zanon. La tendencia del 2012 será a mayores enfrentamientos de clase. A un año de la represión impune en el Parque Indoamericano podemos ya dar por inaugurados los nuevos “derechos humanos del modelo”. La doctrina estatal pasó a ser la condena a la acciones de protesta abriendo el cauce a los recientes ataques de las patotas de Macri contra los docentes en lucha, la ilegalización de las huelgas que se quiere imponer ahora en los hospitales de Córdoba, el asesinato del militante campesino del Mocase Cristian Ferreyra, los procesamientos a los delegados de Kraft como Poke Hermosilla y Lorena Gentile. El 20 de diciembre, ante la reasunción de CFK, marcharemos para dejar sentadas, como principales banderas, la denuncia del aumento de tarifas, a los topes salariales y la lucha contra la persecución a los luchadores.

Manolo Romano

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