jueves, 8 de diciembre de 2011
Argentina, un ejemplo sobre las estrategias neoliberales
De nuevo voy a partir tomando como punto de referencia a la Argentina, en primer lugar por que es una experiencia muy importante de analizar ya que como he dicho fue un verdadero laboratorio de ensayo neoliberal, y en segundo lugar por que lo viví en mis propias carnes.
Todo el mundo cree que la crisis Argentina comienza con el “corralito” sin embargo ese no fue el principio sino más bien el resultado de una década de política neoliberal a ultranza donde se aplicaron los diez mandamientos del consenso de Washington.
Como muchos sabrán la Argentina estuvo entre los países más prósperos del siglo XX, desde los años cuarenta hasta por lo menos casi finales de los años setenta, el país tenía un muy buen estándar de vida aunque ya había perdido la oportunidad histórica de convertirse en una potencia económica y por el contrario había pasado de ser una semicolonia británica a ser una de los EEUU, la Argentina que había salido muy fortalecida después de la II guerra mundial estaba octava en el ranking mundial de países y perdió la oportunidad de convertirse en un Canadá o Australia.
El país se había desarrollado mucho en todos los aspectos, tanto a nivel de infraestructuras como en actividad industrial, enormes fabricas con grandes concentraciones obreras principalmente en Buenos Aires y el gran Buenos aires, equivalente al extrarradio, y en las ciudades de Córdoba y Rosario, grandes industrias automotrices, petroquímicas, de alimentos, del acero y del metal, todas grandes industrias de miles y miles de obreros.
Otro polo de desarrollo era el propio estado, dueño de grandes empresas, tanto a nivel de los servicios como algunos sectores industriales claves, como por ejemplo los ferrocarriles, las aerolíneas de bandera, la industria del acero, la industria naval y portuaria, las telecomunicaciones, la generación de energía eléctrica y nuclear, el suministro de agua potable y la industria del petróleo y el acopio, almacenamiento y embarque de cereales que siempre fueron claves en la economía Argentina que es un país agro exportador por excelencia, estos sectores eran empresas públicas, es decir del estado que daban trabajo a centenares de miles de personas.
En la etapa final de la dictadura militar (1980) la economía entra en crisis, la que se arrastraría durante todo el gobierno de Alfonsin de la UCR, con cambio de moneda del peso al austral quitando cuatro ceros y una hiperinflación galopante, vino el golpe definitivo al país que venía arrastrando una crisis crónica y una decadencia progresiva, crisis y recesión, inestabilidad de precios, inflación casi constate y finalmente, hiperinflación galopante; así dejó el gobierno el Dr Alfonsin y entonces asumió la presidencia Carlos Menem el hombre del consenso de Washington quien vendría a aplicar puntillosamente el plan de reconversión mundial de la industria acordado en la trilateral y cuyo rol asignado a la Argentina era la de país agro exportador.
Menem que había hecho un eslogan de campaña prometiendo una “revolución productiva” y decía al pueblo argentino, ¡síganme que no los voy a defraudar!
Una vez habiendo asumido lo primero que hizo fue llevar al ministerio de economía a un altísimo cargo de la multinacional corporación Bunge & Born creo recordar que se apellidaba Rapanelli, un hombre que nada tenía que ver con la política, más bien era un hombre del riñón de la burguesía, (algo parecido a lo que hacen hoy con los tecnócratas en Grecia e Italia) y de verdad que Menem cumplió su palabra, hizo una revolución productiva pero al revés de los que esperaban los que le votaron, comenzó la “revolución productiva neoliberal” y se aplicaron a rajatabla los diez mandamientos del consenso de Washington.
Pero para aclarar un poco e ilustrarnos sobre aquel famoso consenso veamos sus puntos;
La disciplina fiscal
Una reorientación de las prioridades del gasto público hacia campos que ofrecen tanto alta rentabilidad económica y el potencial de mejorar la distribución del ingreso, como la atención primaria de la salud, la educación primaria, y la infraestructura
Reforma tributaria (para reducir las tasas marginales y ampliar la base tributaria)
Liberalización de las tasas de interés
Un tipo de cambio competitivo
La liberalización del comercio
La liberalización de los flujos de inversión extranjera directa
Privatización
Desregulación (la abolición de las barreras de entrada y salida)
Derechos de propiedad seguros
Estos son los diez mandamientos del consenso de Washington adoptados por la trilateral, la OCDE, la OMC, el BM, el BID, y el FMI.
Bueno, imaginen la aplicación de esas medidas, por ejemplo se fijó la paridad del peso con el dólar en 1:1, que significó una sangría de divisas permanente para el país, ya que ponía a un país con una economía más débil y menos desarrollada a competir en igualdad de condiciones con por ejemplo los EEUU, algo como lo que ha sucedido a España con el Euro, donde economías con diferentes grados de desarrollos se ven compelidas a competir en desiguales condiciones, pero eso no importó a los estrategas del FMI, porque servía a los fines perseguidos por las corporaciones facilitando las transferencias de capitales y las importaciones, además se levantaron todas las barreras arancelarias a las importaciones, se dio vía libre a la circulación de capitales, se liberalizaron las tasas de interés para alegría de los bancos, se bajaron los impuestos a las grandes empresas y las retenciones a los exportadores de granos y carnes para beneplácito de la oligarquía agroganadera, se fijó un salario mínimo por debajo de las necesidades básicas, se comenzó a desmontar el sistema de salud pública privatizando servicios y dando prioridad a las empresas privadas de salud, se privatizó el sistema de jubilaciones y pensiones, y se generalizó el seguro de pensiones privados, se privatizaron malvendiendo todo el patrimonio del estado, los ferrocarriles, las aerolíneas, las fabricas de acero, la petrolera YPF, se privatizo el servicio de agua potable, las empresas de energía, las telecomunicaciones, el correo, los servicios portuarios, etc. etc.
Todo estos cambios fueron acompañados por la quiebra de innumerables industrias que no pudieron resistir la competencia de entrada de productos importados sin aranceles, como por ejemplo la industria electrónica, y la industria metalúrgica, en este sector se dio el caso de que vino la corporación Steel Company que es la más grande compañía de acero de los EEUU y que ahora forma parte del imperio del acero Mittal-Arcelor Steel Company, este grupo compró el 70 % de la industria y luego la tiró a la chatarra, quedándose con unas pocas fabricas, por ejemplo existía una fabrica de acero en Valentín Alsina cruzando el puente la Noria desde el barrio de Barracas de Capital, una fabrica que ocupaba cinco mil personas y con maquinaria muy moderna, era competitiva en cualquier economía normal, pero aquello era un ensayo neoliberal y además no entraba en los planes de la trilateral que había asignado a la Argentina el rol de país agro-exportador o agro-industrial y a lo sumo iba a quedar en pié solamente aquellas industrias que interesaban a esta estrategia; esto se convertiría en un estándar mundial y especialmente para Sudamérica, ya que no se podía competir con los precios tirados que traían las exportaciones y la Acería Gurmendi SA (GUSA) desapareció dejando a cinco mil familias en la calle, hoy existe un gigantesco shopping center o centro comercial donde antes existía una fabrica que producía riquezas.
Bien, imaginemos las consecuencias para el país y para la clase obrera, miles y decenas de miles de despidos en un país donde no existía el seguro de desempleo, y en algunos casos los despidos fueron cercanos al centenar de miles como pasó con los ferrocarriles.
Con las empresas públicas para poder ser privatizadas el gobierno hizo una campaña publicitaria de esas sutiles y machaconas con periodista influyentes y tertulianos a sueldo para convencer a la clase media que el estado debía desembarazarse de tantos trabajadores vagos y “parásitos” sociales y de empresas ineficaces que solo producían perdidas al estado de “todos”, de este modo justificaba los centenares de miles de despidos en todo el sector público, porque para privatizar los candidatos exigían que el gobierno debía “sanear” la situación de las empresas haciéndose cargo al estado de todos los despidos y prejubilaciones, asegurando así una alta rentabilidad para los “inversores” desde el primer minuto. Con esto el gobierno perseguía sanear las cuentas del estado, y así resolver el déficit fiscal ingresando dinero en las arcas del banco central para dar estabilidad y respaldo a la nueva moneda y evitar otro período de hiperinflación, la clase media apoyó con entusiasmo esta política, soñaba con la estabilidad y con los beneficios que le traería las importaciones baratas, los shopping y los créditos fáciles, además de viajar alegremente por el mundo con un “peso fuerte” que recordemos estaba en una relación de paridad con el dólar 1:1, así que el gobierno que había sido votado principalmente por la clase obrera por esa tara histórica que tiene de ser peronista, y Menem era de ese partido, paso a ser apoyado por la clase media urbana con gran entusiasmo, (a pesar de que tradicionalmente era en su mayoría anti-peronista) prometiendo la estabilidad, la eficacia de los servicios públicos y un acceso al crédito sin limitaciones y tasas de interés atractivas para sus ahorros, y la clase media suspiró de alivio cuando el gobierno comenzó a cumplir.
Muchos obreros también seguían apoyando al gobierno, muchos cobraron indemnizaciones de centenares de miles de pesos o dólar, trabajadores del estado con veinte o treinta años de servicio y muchos creían que habían ganado la lotería, otros invirtieron en pequeños comercios y otros en depósitos a plazo fijo con lo que cobraban una renta semestral o anual.
Pero la realidad del país iba a ser muy diferente de lo que la mayoría esperaba ya que la economía lógicamente se contrajo, y las empresas del estado que eran aportantes netas al tesoro del estado como por ejemplo YPF o Aerolíneas Argentinas, o incluso ENTEL (Empresa Nacional de Telecomunicaciones) o la empresa Agua y Energía ahora estaban privatizadas, y sus plantillas seguían achicándose producto de la política de optimización de recursos, aplicando políticas de productividad, flexibilización laboral y polivalencia, despidiendo personal, es decir aportando más gente al paro y con una política clara de desinversión, o lo que es lo mismo, una política de saqueo liso y llano de los recursos y servicios del país.
Muchos que abrieron sus negocios al tiempo tuvieron que cerrar y muchos otros comercios estructurados con más años no resistieron la competencia feroz de las grandes superficies que invadieron el país, como Carrefour, Wall Mark, o Alcampo, etc. era completamente lógico ya que un tercio aproximado de la fuerza laboral del país había quedado en paro o trabajando en condiciones de extrema precariedad, con salarios en negro y por debajo del salario mínimo, y la consecuencia no podía ser diferente, el PIB del país había caído estrepitosamente, y al problema de la falta de población económicamente activa con poder adquisitivo se sumó un problema monetario que duró casi todo el gobierno de Menem y que era la baja monetización, es decir la escasez de dinero circulante por exigencia de mantener una paridad cambiaria que hiciera sostenible el 1:1 con el dólar, que llevó al gobierno a mantener una política restrictiva de la emisión monetaria y a un constante estado de control de las cuentas fiscales bajo la estricta vigilancia del FMI, con una feroz política recaudatoria y una austeridad permanente recortando gastos del estado en rubros de primerísimo necesidad como salud pública y educación, además del mantenimiento de la obra pública que quedó prácticamente abandonado.
Durante el primer mandato de Menem obtuvo el apoyo entusiasta de la clase media o lo que en realidad deberíamos llamar más correctamente, la pequeño burguesía, se basó en la estabilidad monetaria por una parte, en el acceso al crédito fácil y a las altas rentabilidad de los depósitos a plazo fijo tanto en pesos como en dólares, pero como es lógico este sector social también sufría las consecuencias de un estado de recesión encubierto disimulado por los altos beneficios de la bolsa de valores y los altos ratios de producción de las corporaciones extranjeras y las altas tasas de exportación de la agricultura, daban la sensación “térmica” de que el país funcionaba.
En realidad el neoliberalismo había hecho una verdadera revolución productiva y había dejado en pié un país donde sobraba literalmente un tercio de la población que fue sumida en la miseria absoluta y convertidos en “kelpers” en ciudadanos de segunda, una especie de extranjero en su tierra, sin protección por parte del estado de ninguna naturaleza, habían expulsado literalmente a un tercio de la población del aparato productivo y de la sociedad de consumo de la que la pequeño burguesía y los que tenían trabajo disfrutaban, es decir la tarjeta de débito, la de crédito y poder comprar baratijas en los grandes centros comerciales, mientras un tercio de la población estaba sumida en la más absoluta miseria, sin vivienda, sin salud, sin alimentos y sin educación.
Eso tuvo consecuencias nefastas para el país, los índices de violencia se dispararon, los robos y atracos, los crímenes y asesinatos, los secuestros con extorsión, el país se encontró en una especie de guerra civil no declarada y comenzó a crecer una o dos generaciones de jóvenes que nunca aprendieron a trabajar en nada, que abandonaron la escuela casi al empezar o sea que eran analfabetos, semianalfabetos o analfabetos funcionales y que no conocieron otro modo de vida que el delito, el tráfico de drogas, muchos vivían del menudeo y el robo, otros se convirtieron en asesinos despiadados y su filosofía de vida era el “sálvese quien pueda” y a los trabajadores les llamaban “gil laburante” que es como decir “currito pringao o hacer el primo” y se dedicaban a esperar a los obreros a la salida del trabajo para asaltarlos y quitarles lo que llevaran encima, incluso la ropa y los zapatos, incluso llegando al asesinato.
La miseria es una enfermedad social y esa enfermedad que aquejaba y aún aqueja a la sociedad argentina por más cierre que se echen en la casa, se iba a meter por debajo de la puerta, por la chimenea o por las alcantarillas, un ejemplo fue la delincuencia a lo que los sectores no excluidos respondían pidiendo una mayor represión, más policías, más seguratas, penas más severas, etc. y así se llegó en la era menemista a que las cárceles estuvieran a un trescientos por cien de su capacidad, superpobladas de jóvenes menores de veinticinco años que constituían el setenta por cien de los reclusos.
Al final de su primer mandato, Menem comienza a peder apoyo social entre la clase media y basa su campaña de reelección en un chantaje abierto, planteando que el garante de la paridad 1:1 con el dólar era su gobierno, el gobierno era conciente del alto grado de endeudamiento en dólares de la sociedad, de las hipotecas en dólares y de los créditos en esa moneda, y así logra su segundo mandato donde continúa con la misma política, no sin altibajos hasta llegar a una situación de insoportable estado económico de parálisis que lo lleva a la derrota a manos del candidato de la UCR, Fernando De La Rúa que finalmente un año después es derrocado por las imponentes movilizaciones obreras y populares, con alta participación de la clase media que había finalmente pagado también el tributo del “Cesar” cuando terminaron confiscados sus depósitos de ahorro y plazos fijos tanto en pesos como en dólares, con el famoso “corralito” de los que finalmente los bancos privados devolvieron la tercera parte luego de la gran devaluación monetaria.
Así se puede decir que el gran experimento macroeconómico neoliberal llega a su fin, eso si, siendo siempre ellos los que ganan aún en medio del desastre económico y la ruina, ellos habían ido primero a por la clase obrera, a poner de rodillas a los trabajadores, a flexibilizar las condiciones laborales, buscando aumentar la tasa de plusvalía y utilizaron para ello a la pequeño burguesía, y finalmente fueron también a por ellos despojando a la clase media de sus ahorros, un ejemplo de hasta que punto el capitalismo en su actual estado de desarrollo se vuelve corrupto, parasitario, usurario, saqueador del conjunto de la sociedad y que solamente es capas de crear miseria absoluta y barbarie.
Los Argentinos están entre los primeros países que han sufrido las políticas de desastre y de shok del neoliberalismo, pueden decir con certeza que son el país “más avanzado” de la tierra a la hora de evaluar las calamidades, la bancarrota, la decadencia y la barbarie capitalista, por haber sufrido las recetas del BM y el FMI que durante todos esos años fue el supervisor que controló la aplicación de las políticas neoliberales y han sido los principales responsable de la corrupción de los gobiernos y de los aparatos políticos y del desastre social del cual la Argentina aún no se ha recuperado porque la destrucción ha sido tan profunda que posiblemente lleve otros treinta años volver a los niveles de bienestar que tuvo alguna vez en el pasado.
Hoy se nos cuenta por la tele que el PIB de la Argentina crece al 9 % anual, pero junto a eso la sociedad por el contrario sigue arrastrando la herencia menemista, la sociedad sigue sumida en la violencia, continúan los secuestros y asesinatos, los robos y el trafico de drogas, dos generaciones de argentinos no aprendieron a vivir de otro modo, hoy la industria busca desesperadamente mano de obra cualificada, técnicos industriales, obreros especializados, no los hay, el relevo generacional se ha perdido, y los marginados siguen todavía con sus reivindicaciones, salud, educación, vivienda, alimentación y los marginales siguen viviendo como entonces, en la filosofía del “sálvese quien pueda” La Argentina es un claro ejemplo de la estrategia neoliberal una sociedad que expulsa a la marginación a un tercio de la población, que busca exterminar a los trabajadores sobrantes, ni siquiera para tenerlos como ejercito de reserva, sino simplemente los expulsa y margina y en lo posible los encarcela o los mata, da igual, el objetivo es minimizar la inversión y maximizar los beneficios, saquear las economías y los recursos naturales y elevar geométricamente la taza de plusvalía, esa es la estrategia neoliberal permanente; estamos pues ante la última etapa del sistema capitalista donde solamente puede crear miseria absoluta. Por eso el sistema se ha vuelto capitalismo de desastres, para seguir funcionando, para poder sostener la tasa de plusvalía necesita destruir, crear desastres y aprovechar catástrofes, por eso con cada crisis aumenta la concentración del capital, y los países imperialistas y la OTAN se encuentra en un estado de guerra permanente contra los países emergentes, buscando siempre el saqueo de sus recursos naturales y preparando nuevos desastres, sean económicos, sean auto-atentados, o sean guerras; el sistema capitalista se ha convertido en el peor enemigo de la humanidad que la está arrastrando a mayores desastres, guerras y destrucción, en definitiva a la barbarie.
Trepper
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