viernes, 9 de diciembre de 2011

“La ética siempre triunfa en la vida”


A noventa años de los fusilamientos obreros en la Patagonia

Aquí, muy cerca del fin del mundo, ayer más de un centenar de personas, bajo un sol radiante que hacía cada vez más celestes las aguas del Lago Argentino, a más de veinte kilómetros de El Calafate, en la provincia de Santa Cruz, donde una modesta cruz recuerda el fusilamiento de centenares de obreros noventa años atrás; esas personas representantes de distintas generaciones hablaron, pensaron y se emocionaron con aquellos que peleaban por un paquete de velas, ocho horas de labor y las instrucciones del botiquín en castellano y no en inglés. El portador de la historia estaba allí, Osvaldo Bayer, escritor y periodista.

-De nuevo la emoción bajo este paisaje maravilloso. Qué tristeza tener que recordar este crimen que realizamos los argentinos. La tierra sigue siendo de los que no la trabajan. Por eso tenemos que seguir luchando para ello, para lograr una verdadera democracia. Para lograr en nuestra querida patria que no haya más villas miserias. Porque mientras haya villas miserias no hay verdadera democracia. Para que no haya más niños con hambre. Y si bien las estadísticas oficiales nos muestran que ha bajado la desnutrición en los últimos años, todavía hay niños con hambre en la Argentina. En estas tierras inmensas, increíbles. Y tampoco hay una verdadera democracia mientras haya gente sin trabajo. Y quería dedicarle este acto a tres grandes amigos que desaparecieron durante la última dictadura: los increíbles Rodolfo Walsh, Paco Urondo y Haroldo Conti. Es decir que los argentinos no aprendimos nada después de esta tremenda injusticia – comenzó diciendo bajo un sol fuerte después del mediodía.
Apuntó la responsabilidad del gobierno democrático de Hipólito Yrigoyen en la masacre, como también en los hechos de la Semana Trágica, de enero de 1919, y en La Forestal, en el norte profundo santafesino, donde no quedó “ninguno de esos árboles hermosos que eran los quebrachos del color de la sangre”. Recordó la denuncia de los diputados socialistas de aquellos días marcando la ineludible complicidad del gobierno radical y volvió a pedir autocrítica al partido fundado por Alem.
Le solicitó a los “mejores jardineros de Santa Cruz que plantaran flores en el lugar para regalarle algo de belleza a aquellos héroes, la mayor parte de los cuales eran muchachos jóvenes”.
Terminó diciendo: “Sigamos luchando por nuestros mártires y logremos en muy poco tiempo estar allá, donde están las tumbas masivas, en la estancia La Anita. Eso tenemos que conseguirlo, siempre con la palabra, con la razón, nada de violencia porque la razón está de nuestra parte. Porque defendemos la ética y vemos que siempre la ética triunfa en la vida”, sostuvo este sabio cada vez más humilde de luminosos 84 años mientras las manos aplaudían los valores que sostiene y contagia su propia individualidad.
Para Carlos Covelo, nuevo presidente de la Comisión por la Memoria de las Huelgas de 1921 –organizadora del acto como viene ocurriendo desde el año 2006-: “Ahora vamos por justicia. Ya hemos producido memoria, ahora queremos justicia y para ello necesitamos expropiar el territorio que pertenece a la estancia para así rescatar los cuerpos de los obreros”, sostuvo en diálogo con este cronista.
También participó un grupo anarquista de la ciudad de Río Gallegos cuyo nombre es “Sociedad Obrera”, en homenaje a la fuerza que logró paralizar toda la Patagonia en tiempos donde casi no había teléfonos ni mucho menos mensajitos de texto y celulares.
Las chicas y chicos del grupo, todos menores de veintitrés años, cuestionaron en su documento la utilización de la historia de parte del kirchnerismo al decir que “quieren presentar como combativos a sectores como La Cámpora que no tienen nada que ver con eso y que para colmo usan el nombre de Antonio Soto, el líder de aquellas huelgas que luchaba por la revolución social y un tiempo donde no haya ni explotadores ni explotadores”.
Olga Reinoso, secretaria de Género de la CTA de Santa Cruz –que no habló en el acto- señaló que “en toda la provincia de Santa Cruz se observa que el 70 por ciento de las tierras y las grandes energías están en manos de extranjeros. Por eso la lucha de los obreros de la huelga del 21 sigue vigente para lograr una sociedad mejor”.
A su turno, Alejandro Garzón, referente de la misma Central, tanto en la provincia del sur como del país, agregó que “hay una constante en la historia de estos noventa años: cuando los trabajadores se organizan y pelean por sus reivindicaciones, las logran. Después son los propios gobiernos democráticos quienes no las reconocen y, por último, reprimen las luchas, como sucedió en esta provincia y está pasando en el país”.
El acto terminó con una choripaneada preparada por Fabio “Pimpi” Borquez, también integrante de la Comisión por la Memoria de la Huelga de 1921.
En el mástil estaban las banderas argentinas y la negra y roja del anarquismo.
La bandera de los matadores, la bandera del estado argentino tiene poco que ver con esto – dijo un profesor de historia también presente frente al alambrado de la estancia La Anita, propiedad de la familia Broun Menéndez.
Cuando los autos y los colectivos fueron dejando el ripio, apareció de nuevo el canto de los pájaros y el hermoso aroma de las matas negras. Quedaba también el cartel que dice: “Viajero que pasas por este lugar…recuerda que a lo largo y a lo ancho de estos territorios, en tumbas sin nombres, pero no por ello olvidados, yacen aquellos que se alzaron en defensa de sus derechos. En 1921 cayeron fusilados en la Patagonia Argentina cientos de trabajadores laneros y peones rurales de diversas nacionalidades por rebelarse contra condiciones de trabajo inhumano y reclamar salarios justos. Hoy los recordamos…aquí, en calles y escuelas, porque la ética siempre vuelve a surgir por más que la degüellen, la fusilen, la secuestren o la desaparezcan”, escribió el imprescindible Osvaldo Bayer.

Carlos del Frade
Especial para ACTA desde El Calafate

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