En ediciones anteriores de “14 Toneladas” y en Prensa Obrera hemos sido muy duros en juzgar la actitud de los bloques parlamentarios de oposición, entendiendo que fueron y son colaboradores directos del gobierno de Javier Milei. Afirmamos -y las pruebas están sobre la mesa- que Milei no podría haber hecho lo que hizo hasta el momento si no fuese por la colaboración de esos bloques opositores. Y cuando hablamos de opositores nos referimos a todos: obviamente al peronismo y a la UCR, pero incluso al bloque del PRO, que siempre es más oficialista que opositor pero en algunas cuestiones busca desmarcarse del gobierno. Esto lo hemos visto en la votación de la Ley de Bases, que fue habilitada por Martín Lousteau en el Senado; en la votación de diputados peronistas a ese régimen de grandes inversiones conocido como Rigi; luego en la política de los gobernadores en el acuerdo del 9 de julio. Hemos sido muy severos y lo seguimos siendo. Pero acá vale analizar la novedad.
¿Cuál es la novedad? Que los últimos días hubo en el parlamento una cantidad de votaciones que muchos la entienden como un cambio de actitud de estos bloques opositores: pasan de una colaboración al gobierno de Javier Milei a una actitud más opositora. En ese punto hay que inscribir este aumento a los jubilados que se votó tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. Hay que inscribir también lo que ha sido el voto de la Cámara de Diputados -que resta ahora que se apruebe en el Senado- de rechazo al DNU para los fondos reservados para la Side de 100 mil millones de pesos. También hay que colocar lo que se votó en Diputados y resta aprobarse en el Senado sobre el presupuesto universitario, que incluye un artículo específico sobre el aumento salarial para docentes y no docentes.
También hay que incorporar dentro de estas votaciones supuestamente opositoras la resolución de la comisión bicameral que sigue el trabajo del servicio de inteligencia que nominó a Martín Lousteau como su presidente, contra lo que quería el bloque de La Libertad Avanza. Son todas decisiones que parecen a priori un cambio de actitud en relación al colaboracionismo tan abyecto que se había dado en los primeros meses de Javier Milei. ¿Esto es así o no es así? ¿Nace una oposición parlamentaria en el país, cuando se cumplen más o menos nueve meses del gobierno de Javier Milei, que anticipa para el proceso electoral que se viene un nuevo bloque político opositor? Creo que responder esta pregunta categóricamente hoy sería arriesgado. Todavía no están los elementos para poder decirlo, porque eso va a depender fundamentalmente de la evolución de la crisis capitalista en Argentina.
Ese es el tema dominante. De acuerdo a cómo se desenvuelve esa crisis capitalista y cómo afecte a los distintos sectores este sector se consolidará como una oposición, o en cambio tendrá más tendencia a un acuerdo con el gobierno. Cuando me refiero a crisis capitalista, para nombrar someramente, hablamos de qué va a pasar con la depresión económica enorme que está sufriendo Argentina.
Hemos conocido los datos de la Came sobre cómo fue la producción de las pequeñas y medianas empresas y es una caída superior al 15%. Hemos visto también una enorme presión devaluatoria, un tema clave para la burguesía, especialmente para la burguesía agraria que tiene muchos vínculos con el PRO. El PRO ha sido en los últimos años una especie de vehículo de los intereses del sector agrario que ahora reclama una devaluación porque dice que hay un atraso cambiario, y todavía más cuando a nivel internacional los precios de la soja han caído muchísimo. Hay que ver qué reclaman los bancos, que tienen con el gobierno una relación de tirantez en algunos puntos -aunque han ganado muchísimo dinero de los vencimientos de los bonos- que se van a ir desarrollando durante los próximos meses en torno a la deuda en pesos.
Es decir, que de acuerdo a cómo evolucione esa crisis capitalista será cómo los bloques de la oposición se vayan posicionando frente al gobierno, porque esa oposición -y acá está el punto clave- es una oposición capitalista. No es una oposición popular. Incluso si como resultado de esta crisis capitalista se consolida una actitud más oposicionista de la UCR, de la Coalición Cívica, del peronismo e incluso de sectores de PRO, queda por preguntarse qué programa van a tener. Y acá tenemos que ver cuáles son los proyectos que se aprobaron para ver si son realmente proyectos de oposición, porque dentro de ellos hay que incorporar uno más.
La esencialidad educativa, que fue aprobada ampliamente en Diputados, es una verdadera hipocresía porque cuando se habla de esencialidad no es para aumentar el presupuesto educativo, ni para mejorar los salarios de los docentes, para que haya planes de infraestructura escolar; no, es solamente para prohibir el derecho a huelga, como ahora la de la docencia neuquina. Pero en Argentina se arrancan aumentos salariales para la educación cuando hay huelgas, no de otro modo. Así que esto es un tema clave para la docencia, y todos los bloques han convalidado este ataque. El peronismo mayoritariamente no lo votó, pero porque cómodamente salía igual. En las provincias que gobierna el peronismo rige el presentismo, que actúa claramente como una lesión al derecho a huelga. Incluso Grabois, la pata izquierda de Unión por la Patria, hizo declaraciones recientemente diciendo que estaría a favor de la esencialidad educativa. Puso algunos peros, pero se ya el hecho que Grabois salga a bancar esta iniciativa del gobierno demuestra que son bloques profundamente antiobreros.
Esta oposición desde el punto de vista político incorpora a quienes han gobernado Argentina en los últimos años y son responsables del ascenso de Milei; que incluso buscan acuerdos políticos, que a priori parecen extravagantes pero que tienen mucho sentido cuando se analiza el programa. Me parece central destacar las declaraciones que hizo Mayans en el Senado cuando se trataba de la cuestión jubilatoria la semana pasada. Tuvo mucha cobertura mediática por algunos momentos si se quiere histriónicos, graciosos, como el cruce que tuvo con la vicepresidenta Villarruel diciendo “tenemos que profundizar nuestra amistad”. Es interesante que el jefe de bloque del peronismo en el Senado le diga a la vicepresidenta de la Nación, defensora de los genocidas, que ha hecho toda su carrera política sobre la base de la defensa de los genocidas, que “tenemos que profundizar nuestra amistad”. Quiere decir que dentro del peronismo están priorizando un acuerdo con un ala reaccionaria, militarista, enemiga acérrima de los derechos humanos, que también se posiciona en toda esta cuestión -como ha pasado históricamente la Argentina con los vicepresidentes- buscando canalizar a sectores opositores al presidente.
La historia argentina conoce muchos ejemplos de esto. Pasó con Cobos contra Cristina en su momento con la famosa 125, cuando Cobos votó a favor del capital agrario. Pasó con Cristina contra Alberto, de otro modo. Acá aparece esa crisis en el cual el Estado termina una crisis interna con profundos choques y el peronismo queriendo en columna irse con Villarruel o con Pichetto. Es decir que se está armando una oposición que nada tiene que ver con una oposición popular, con una oposición de los trabajadores, y que no enarbola un programa de salida a esta crisis que tenemos desde el punto de vista popular.
Entonces la cuestión es que, incluso si tenemos una profundización de la crisis que termina dividiendo a la clase capitalista y armando una oposición por ese lado, no es la oposición que necesitamos los trabajadores. Por el contrario, esa oposición sólo se puede formar a partir de participar activamente en las luchas e impulsarlas activamente para derrotar al gobierno de Javier Milei, que es lo que no quiere ninguno de todos esos sectores. Recordemos cuando fue la marcha del 20 de diciembre pasado -quienes nos empeñamos por hacer la primera marcha contra el gobierno de Javier Milei tenemos ahora una especie de persecución política judicial armada directamente por el Poder Ejecutivo- ¿qué nos decían desde el peronismo? No hay que salir a la calle, porque si volteamos al gobierno de Milei queda Villarruel. ¿Qué nos dicen ahora? No salgamos a la calle porque lo que tenemos que hacer es profundizar la amistad con Villarruel, para armar un bloque opositor que reúna al peronismo, al radicalismo e incluso a sectores del PRO. Eso va a ser con un programa capitalista, un programa profundamente antiobrero, que incluso afecta la libertad de lucha y de huelga de los sindicatos, por eso vota la esencialidad educativa, un bloque devaluatorio para destruir el salario.
Tenemos que oponerle a eso un programa de salida propio de los trabajadores, que parta justamente de la defensa de las reivindicaciones populares, de la lucha contra el gobierno de Javier Milei y del conjunto de régimen que se ha montado a los efectos de atacar a los trabajadores. El método que tiene que desarrollarse es un método de lucha. Por esto nosotros desde el Partido Obrero hemos planteado como estrategia política la necesidad de preparar la huelga general para derrotar el gobierno de Javier Milei. No es un problema electoral. Ni siquiera es exclusivamente ni principalmente la idea de oponer un programa a otro programa, porque no estamos en una confrontación electoral donde la sociedad en general debe elegir qué posicionamiento le parece más correcto. Acá de lo que se trata es de movilizar a los trabajadores y a los sectores populares para derrotar al gobierno. Esa es la clave del momento. Obviamente para eso hace falta un programa, un programa que plantee el 82% móvil, no la miseria previsional que está en curso, que plantee la recuperación real del salario, que enfrente los despidos que están aplicando los empresarios.
Por eso está en juego el problema de la burocracia sindical. Lo hemos dicho en otras oportunidades. En Argentina hay miles de recursos preventivos de crisis presentados frente a la Secretaría de Trabajo, los despidos crecen en toda la industria, el comercio y la construcción, pero sin embargo las luchas contra los despidos por el momento son pocas. Una excepción que hay que destacar es la de los compañeros del Sutna en el neumático. Pero la burocracia sindical tiene una actitud colaboracionista con los despidos, y esa burocracia integra el elenco del peronismo.
Entonces falta la lucha contra los despidos, por las jubilaciones, por el salario, por la educación, por la salud. Esa no es la oposición que quiere armar el peronismo en acuerdo con el radicalismo, es una oposición de los trabajadores. Ese es el tema estratégico del momento, armar la oposición al gobierno de Javier Milei mediante la lucha de clases y con un programa propio, lo cual implica necesariamente una fuerte delimitación de todos estos bloques opositores que hacen todo tipo de demagogia porque terminan colaborando.
Termino con lo siguiente: ¿qué van a hacer ahora si finalmente el gobierno de Javier Milei aplica el veto al aumento previsional? Es un tema clave. Cuando se votó en la Cámara de Diputados el bloque del Frente de Izquierda se abstuvo, porque es un aumento miserable y nosotros queremos el 82% móvil, no $20.000 o $30.000 más para los jubilados, que es perpetuar la miseria para quienes laburaron toda su vida y aportaron al sistema previsional. Pero ahora que se quiere vetar, ¿va a haber una lucha contra ese veto? ¿o no? Porque si vamos a depender de que vuelve a insistir el parlamento y que el bloque del PRO haga tal o cual cosa, es un camino de derrota. Apareció Mauricio Macri diciendo que apoya el veto de Javier Milei. Ahora ojo, porque Macri perdió su gobierno justamente por una reforma previsional, la que quiso aplicar el 14 de diciembre y el 18 de diciembre del año 2017 y generó una rebelión popular de la cual no se pudo levantar nunca. Este veto, ¿da lugar a una rebelión, un paro general, una marcha a Plaza de Mayo? Tenemos que bregar por eso nosotros.
Gabriel Solano
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