La ofensiva en regla contra los jubilados que está llevando adelante el gobierno nacional, que tiene en el inminente veto de Milei al aumento de haberes aprobado en el Senado una de sus últimas expresiones, debe ser combatida y derrotada con una reacción popular generalizada. En este contexto, es verdaderamente vergonzoso que la CGT se haya limitado a sacar un comunicado cuestionando la represión a la movilización convocada por organizaciones de jubilados, a la cual no fue ninguno de sus sindicatos. La lucha contra la ofensiva antiobrera de Milei debe ir de la mano de la pelea por echar a la burocracia sindical peronista de los sindicatos y construir una nueva dirección.
La central emitió un texto cuyo título es “Con los jubilados no”, en el que “rechaza” la represión y señala que “no cesará su lucha y su defensa de los jubilados”. Los integrantes de la camarilla cegetista deberían saber que no se puede finalizar algo que nunca empezó –ni parece que fuera a hacerlo. La CGT evita llamar a un plan de lucha para quebrar la política antiobrera del gobierno y encubre su responsabilidad en el deterioro de los haberes jubilatorios y en la bancarrota del sistema previsional. El robo que se consumó contra los jubilados bajo el gobierno de Alberto-CFK, al que la CGT apoyó en toda la línea, fue brutal. La política de la CGT está en sintonía con la del peronismo, que también colabora con el gobierno.
Milei quiere terminar de hundir a los adultos mayores e incluso volver a instaurar un régimen jubilatorio como el de las AFJP menemistas –con el que los burócratas de la CGT hicieron grandes negociados en su momento. Lo primero se ve con toda claridad en su intento por vetar un aumento que ni siquiera saca el haber mínimo –225.540 pesos– de la línea de indigencia. De conjunto, en lo que va de su mandato, el presidente les robó a los jubilados aproximadamente unos 6 billones de pesos.
En medio de decenas de miles de despidos en la industria y tras la reposición del impuesto al salario, la dirigencia de la CGT se reunió con el empleado de Paolo Rocca que está al frente de la Secretaría de Trabajo, Julio Cordero, para discutir la implementación de la reforma laboral. La agenda de esta burocracia es enteramente propatronal, por eso es incapaz de enfrentar el ataque a las conquistas de los trabajadores.
La CGT tiene que convocar un paro general para enterrar el veto y hacerle frente a Milei, que ataca a los trabajadores para beneficiar a un puñado de capitalistas, banqueros y terratenientes. El Partido Obrero hará el 14 de septiembre un plenario de la Coordinadora Sindical Clasista para impulsar un paro nacional y un plan de lucha y la pelea por desplazar a la burocracia de los sindicatos. La clase obrera debe irrumpir en el escenario político. Macri fue enfrentado por una movilización popular en diciembre de 2017, cuando impulsó su reaccionaria reforma jubilatoria. Los libertarios deberían poner sus barbas en remojo.
Prensa Obrera
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