domingo, 11 de agosto de 2024

El suicidio de Fausto Jones Huala


El primer día de agosto terminó con su vida Fausto Jones Huala, en Bariloche. La madre, María Isabel Huala, responsabilizó directamente “al Estado argentino y chileno por la decisión de mi hijo, por toda la represión hacia el pueblo mapuche”. 
 La vida de Fausto, de 31 años, estuvo signada por la persecución y las vejaciones que sufre el pueblo mapuche. El 11 de enero de 2017, Fausto se encontraba en la Puf lof en resistencia de Cushamen, Chubut, cuando la Gendarmería atacó a balazos la comunidad. El magnate italiano Luciano Benetton se arroga la propiedad de esas tierras, donde meses más tarde desapareció Santiago Maldonado. 
 Una de esas balas dejó parcialmente sordo y al borde de la muerte al joven Jones Huala. “Después de todo eso, fue muy difícil volver a ser la misma persona. Me costó mucho recuperarme”, contó en una entrevista de mayo de 2018 en la Revista Cítrica. 
 Ese mismo año, el 25 de noviembre, junto con Lautaro González Curruhuinca, Fausto bajó de la montaña en Villa Mascardi cargando el cuerpo de Rafael Nahuel, luego de que el grupo Albatros de la Prefectura Naval Argentina asesinaran a Rafael por la espalda y dejaran heridas de gravedad a otras cuatro personas. 
 El crimen se produjo en el contexto del desalojo de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu y durante un operativo durante el cual los prefectos dispararon con proyectiles 9 mm entre 114 y 129 veces, mientras trataban de huir, los jóvenes les contestaron con piedras. 
 Tras bajar el cuerpo de Rafael Nahuel, ambos jóvenes fueron detenidos y acusados por “usurpación” y agresión a las fuerzas de seguridad, una versión de la Prefectura de la que la Justicia se hizo cargo. También pretendieron endilgarles el asesinato de su compañero. Luego de pasar un tiempo en la clandestinidad fue absuelto por la Justicia y se convirtió en el principal testigo en el juicio a los prefectos por el asesinato de Rafael Nahuel. La máxima condena fue de cinco años por “exceso en el uso de armas”. O sea que están todos en libertad.
 Fausto estaba muy angustiado por la situación de Facundo, su hermano mayor, dijo la familia. Facundo desde hace 37 días cumple una huelga de hambre en una prisión chilena cerca de Temuco. Los informes hablan de un gravísimo deterioro que compromete su vida. Cuando Facundo fue extraditado desde la Argentina, el compromiso fue reconocer como parte de su condena los años que estuvo preso en la Argentina. De ese modo, quedaría en libertad el 26 de junio. Sin embargo, los jueces chilenos desconocieron los términos de la extradición y Facundo comenzó una huelga de hambre en la que expone la vida. Esto acontece en el marco de una brutal embestida del gobierno de Boric y de la Justicia contra los mapuches. Una perfecta sintonía con el gobierno de Javier Milei, que anuló el convenio para la cesión de tierras fiscales -en realidad tierras ancestrales y lugares sagrados- a las comunidades del pueblo mapuche, mientras se precipitaban desalojos y se prohibió el uso de su bandera en los parques nacionales. La ministra Bullrich, que agita la bandera del “terrorismo mapuche” y es responsable directa de la muerte de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, se relame con la posibilidad de reforzar la represión.
 Los Jones Huala crecieron en los barrios pobres de Bariloche y vivieron como viven los jóvenes mapuches en la esplendorosa capital del esquí y del turismo estudiantil. “Yo tenía ocho años cuando la policía me pegó por primera vez. Detuvieron a mis dos hermanos y me pegaron patadas en el piso y me arrastraron. A Facundo lo arrastraron desde la entrada del municipio hasta la comisaría porque no pudieron subirlo a un patrullero. Yo me colgué varias veces de él, y ahí fueron los primeros golpes la policía”, contó a la misma Revista Cítrica. Estaban protestando por la muerte de un hombre que durmió a la intemperie. 
 En ese recorrido, los Jones Huala se convirtieron en líderes de las comunidades mapuches que han denunciado y combatido a los grandes intereses inmobiliarios, turísticos, forestales y mineros que bregan por apropiarse de la Patagonia con la venia de todos los gobiernos. 
 “Uno tiene que afrontar lo que le toca con dignidad, con tranquilidad y la frente en alto, porque cuando uno elige este camino es consciente de todo lo que puede llegar. La Justicia es siempre para el rico, para el que tiene plata, para los terratenientes, la Sociedad Rural; toda esa gente mueve el poder político y judicial. Pasó con Santiago Maldonado y después con Rafa, ahora esto último fue mucho más notorio. Pero desde siempre hemos tenido problemas los mapuche para que la Justicia salga de nuestro lado”, reflexionó en la misma entrevista.
 Este agosto se le acabaron las fuerzas. Pero la pistola que terminó con la vida de Fausto Jones Huala fue largamente cargada por la ministra Bullrich y sus mandantes estilo Joe Lewis, Benetton, el emir de Qatar, y sus vasallos locales. Honor al joven luchador. Castigo a sus verdugos.

 Olga Cristóbal 
 06/08/2024

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