Javier Milei participó de una entrevista con el periodista Eduardo Feinmann, en el programa La Nación+, y volvió a pronunciarse a favor de la venta de órganos. Se trata de un planteo profundamente reaccionario.
La creación de un mercado de órganos, en el marco de un agravamiento de la pobreza y la indigencia, conduciría a que muchos trabajadores consideren la posibilidad de venderlos para sostener a sus familias, y a que grupos capitalistas se beneficien de ello. Milei justifica esta barbaridad diciendo que, como defensor de la doctrina liberal, está obligado a bregar por “el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad” (según él, la primera propiedad es el cuerpo). Pero está en contra de que las mujeres decidan sobre su propio cuerpo y puedan abortar, incluso en casos de violación.
En su alocución, el diputado libertario dijo que no se puede estar a favor de que la gente muera esperando un trasplante, cuando según la Ley Justina existen 350.000 potenciales donantes. Esa normativa estipula que en cada centro de salud debe haber profesionales que detecten potenciales donantes, asesore a las familias y garantice que el proceso de donación tenga lugar. También estableció la capacitación de personal para esto último.
Esto no se aplica como producto del ajuste que está implementando el Frente de Todos en el sector salud. Pero la propuesta de Milei no soluciona el problema de las donaciones, porque su programa de gobierno consiste en, entre otras cosas, avanzar en la destrucción del sistema público de salud. A Milei no le importa la salud de la población; así lo demostró su voto en contra de un proyecto de ley para ampliar el Programa de Cardiopatías Congénitas, que tenía como fin evitar muertes prematuras de bebés.
Milei rechaza que Argentina tenga un sistema de salud público de calidad al que puedan acceder todos los trabajadores sin ninguna traba. Él, por el contrario, lo quiere privatizar. Si se implementa esto, solo podrían atenderse en las clínicas quienes tengan los recursos económicos necesarios para ello. El sector más pobre tendría vedado el derecho a la salud.
El Partido Obrero plantea que hay que nacionalizar el sistema de salud bajo control de sus trabajadores, y triplicar su presupuesto, utilizando para ello fondos provenientes de impuestos progresivos al capital y del desconocimiento de la deuda externa. El cuidado de la salud debe ser gratuito, no una fuente de lucro.
Prensa Obrera
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