Los voceros del macrismo instalaron la costumbre de llamarse en forma pública por su nombre de pila - “Horacio, Mauricio”, “María Eugenia”-, el estilo coloquial que retrata a una camarilla de negocios. Súbitamente, y en medio de acusaciones recíprocas, comenzaron a llamarse por sus apellidos: “Larreta, el señor Macri”. El amable vocabulario PRO se hizo pedazos en cuestión de horas. Cuando se supone que es hora de ´agrupar voluntades´, a 75 días del cierre de listas, se ha disparado una desintegración que, por cierto, no termina en la alianza radical-macrista.
Larreta decidió el desdoblamiento de las elecciones en CABA, mandando a la boleta única electrónica a las categorías locales. Eso despega a Lousteau, el candidato a jefe de gobierno del radicalismo, de una posible boleta presidencial de su partido, y facilita que sea votado en tándem con Larreta. La combinación de sistemas electorales le ha permitido a Larreta y a un sector del radicalismo ensayar una fractura de Juntos por el Cambio, que tiene lugar en la Capital pero que, por eso mismo, se proyecta nacionalmente.
Se ha dicho mucho sobre las posibles consecuencias de esta crisis. Pero un columnista de La Nación, un diario de ´la casa´, echa luz sobre un aspecto menos discutido: para el periodista Claudio Jacquelin, lo que pone al rojo vivo la crisis en el Pro es la posibilidad de “que el macrismo deje de administrar la Ciudad” (LN, 10/4). La movida de Larreta, efectivamente, abre la puerta a que otra camarilla capitalista -la que se encarama detrás del radicalismo- se adueñe de un botín de 8.000 a 10.000 millones de dólares, el actual presupuesto porteño. Con Jorge Macri, “Mauricio” se había asegurado el control de esa caja gigantesca, que tiene por delante negocios inmobiliarios tanto o más suculentos que los de los últimos quince años en la Ciudad. Es el caso de la completa privatización de la costa del Río –Costa Salguero, Punta Carrasco, Costanera Sur- que la Legislatura acaba de votar. Larreta abrió este grifo a cambio del apoyo del aparato nacional del radicalismo a su candidatura.
Radiografía empresarial
Algunas pistas permiten entrever cuáles son los intereses capitalistas que se encaraman detrás del tándem Larreta-Lousteau-UCR. No es un secreto que el principal apoyo político de Lousteau proviene del ala radical liderada por Emiliano Yacobiti, diputado y vicerrector de la UBA. La UBA, en estas horas, elabora un dictamen sobre la confiscación de los títulos en dólares del Anses, que sería favorable a la gestión Massa. Como se recordará, Patricia Bullrich, la contrincante de Massa, no le dio garantías a los bancos locales de que un eventual gobierno suyo no defaultearía la deuda en pesos. En el interior del país, el primero en apoyar la movida de Larreta ha sido el gobernador Morales, abanderado de los proyectos de litio en su región. Según se reveló en estos días, el principal propietario de los salares donde se aloja el mineral es el grupo que tiene como cara visible a José Luis Manzano. Junto a Daniel Vila, Manzano ha sido el principal sostén financiero de Sergio Massa. El hundimiento del kirchnerismo -con superministro incluido- desplaza el eje del “círculo rojo” local en favor de los Larreta, Morales y Lousteau. Nada de esto le ofrece garantías a este “centro” del arco político capitalista, que está sostenido por alfileres; el “plan aguantar” acaba de echar el lastre de una megadevaluación que disparará todavía más los precios de la canasta de alimentos, poniéndose a las puertas de la hiperinflación. El plan de Massa, el FMI y el círculo rojo podría estallarle en la cara a sus precandidatos.
Guerra en puerta
Macri había resignado su candidatura por pedido de ese mismo “círculo rojo”, ante la evidencia de que no podía ganar la elección general y, probablemente, ni una PASO. Pero para el retiro, puso como condición seguir manejando el cofre de la CABA. La movida de Larreta tira abajo esa pretensión, y lo que viene por delante es una guerra aún más despiadada. La crisis de Macri con Larreta refuerza el interés de Bullrich para llegar a un acuerdo con Milei y Espert, aunque al precio de una ruptura definitiva del “cambiemismo”. Por los mismos motivos, sin embargo, Milei especula con que la crisis de JXC dispare con mayor fuerza su candidatura. En el lote de quienes pretenden explotar esta fractura, se anotan también Urtubey y Schiaretti.
El kirchnerismo celebra las disputas del macrismo. Pero el copamiento completo del escenario político por parte de la oposición es una consecuencia del derrumbe del gobierno y de sus candidaturas. Las agudas divergencias que tienen lugar al interior de la burguesía se han trasladado a la oposición. Algunos analistas políticos consideran una “peruanización” del escenario electoral: es el panorama que podrían ofrecer las PASO, con precandidatos que no superen el 15-20% de los votos e incluso una elevada abstención.
Sobre este terreno, tenemos planteada una enérgica campaña política y electoral, que desnude el horizonte de desastre que preparan los partidos capitalistas, levante con fuerza las reivindicaciones obreras y las una a otra perspectiva estratégica- la del poder político de los trabajadores.
Marcelo Ramal
11/04/2023
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