El “superministro”, un hombre del imperialismo y el capital financiero.
Sergio Massa asumió, con acuerdo común de las tres alas del gobierno, como nuevo “superministro” de Economía, Producción, Agricultura, Ganadería y Pesca. En medio de la crisis política que sobrevuela a un elenco gubernamental acorralado, el hombre de confianza de la embajada yanqui pasó al frente de la cartera que había asumido hace poco menos de un mes Silvina Batakis con un plan de ajuste colosal. Pero en el centro de gravitación de la crisis oficialista está cómo se aplica esta hoja de ruta que implicará mayores penurias para una población trabajadora ya pauperizada hasta la médula. Dilucidar quién es Sergio Massa ayuda a comprender por qué será “el hombre” del gobierno y el ajuste fondomonetarista.
Massa comenzó su carrera política en la UCeDé, el partido ultraderechista fundado por Álvaro Alsogaray. Ese mismo que hoy le da candidatos y estructura en las provincias a Javier Milei. Llegó a ser incluso el “presidente de la Juventud Liberal” en la década de los ’90. Desde allí se apalanca su pasaje al PJ menemista, siendo parte del ala de la UCeDé que promovió la integración al gobierno de las privatizaciones compulsivas y el saqueo nacional.
Sus primeros cargos públicos fueron como asesor, primero con el exconcejal de San Martín Alejandro Kenk, y luego con el secretario de Desarrollo Social menemista, “Palito” Ortega. En 2001 Massa se posiciona episódicamente como legislador bonaerense del PJ. El “Pato” Galmarini, con quien tendió buena relación política (y se convirtió después en su suegro), lo promovió al frente de la Anses duhaldista en 2002. Cargo en el que fue revalidado por Néstor Kirchner tras ganar las elecciones de 2003.
Massa tuvo un propósito fundamental: profundizar el régimen menemista de las jubilaciones. Aceleró las rebajas de los aportes patronales, pesificó las deudas del Estado con la Anses, entregando las cajas previsionales a la devaluación, y desconoció numerosos fallos judiciales a favor de los jubilados, mientras crecían los manotazos de los fondos aportados por estos últimos para cubrir los pagos de deuda externa del Tesoro.
En 2007 Massa “volvió a sus pagos” para ganar la intendencia de Tigre como el candidato del kirchnerismo. Es el cargo al que renunciaría en 2008 para asumir como jefe de Gabinete nacional, donde relevó al propio Alberto Fernández en medio de los coletazos económicos y políticos que suscitaba en el país el estallido de la crisis mundial. Un año después sería relevado de nuevo por Alberto Fernández, para volver así a la intendencia de Tigre.
Como intendente profundizó la desinversión en obra pública, los salarios de hambre entre la planta municipal y el reforzamiento represivo. Fue uno de los pioneros de la instalación de cámaras de vigilancia, al mejor estilo de Larreta en la Ciudad. No dudó nunca para echar mano a la policía y reprimir cada uno de los reclamos populares del distrito, llegando incluso al límite de reprimir a padres y estudiantes de una escuela secundaria que se reunirían con los dirigentes de la institución por el faltante de obras. Massa es un represor recalcitrante y lobbista de las políticas en tal materia del Pentágono Sur y el Estado genocida de Israel.
Durante su etapa de “ministro de ministros” mantuvo aceitados vínculos con Estados Unidos, donde incluso se mostró frente a “La Embajada” como un crítico del gobierno que él mismo integraba y dándoles el privilegio de saber cuatro meses antes que iba a renunciar y alejarse. Esta salida de Massa del kirchnerismo, cabe recordar, es la que dio nacimiento a su fuerza política, el Frente Renovador, en el que se fue tras suyo en aquel momento Alberto Fernández e hizo en las elecciones de 2015 una campaña de contenido netamente derechista, con tópicos de mano dura como bajar la edad de imputabilidad a los 14 años.
Desde el Frente Renovador hizo un acuerdo con Cambiemos durante el gobierno de Macri, a quien acompañó en su carácter de hombre del imperialismo al Foro de Davos, y acordó con la entonces gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal presidir la Cámara de Diputados garantizando cada una de las leyes de ajuste de la mandataria. En aquellos años participó también del acto de asunción de Donald Trump, aunque había sido invitado un año antes también al lanzamiento electoral de la demócrata Hillary Clinton. En el gobierno del Frente de Todos fue el encargado de presentar en el Consejo de las Américas los “diez puntos” oficialistas para aplicar las reformas antiobreras y el programa del FMI, así como para ir a Washington a destrabar la llegada de las vacunas Pfizer.
Quizás sea por esto que su nombramiento fue bien recibido por el capital financiero, lo que se demostró en un repunte (leve, pero repunte al fin) de los bonos de deuda del país nominados en dólares, de algunas empresas nacionales y de una baja del dólar paralelo. Asume un superministro al servicio de devaluar, avanzar con las reformas jubilatoria, laboral y educativa y ejecutar el plan de guerra que reclama el FMI sobre la Argentina. A enfrentar lo que se viene con la pelea por el paro nacional y un plan de lucha hasta derrotarlos.
Manuel Taba
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