Estamos transitando el camino hacia el 50° aniversario de la creación de la Universidad Nacional de Luján (Unlu). La Unlu es una universidad de características regionales que actualmente cuenta con sedes en Luján, Campana, San Miguel, Chivilcoy, San Fernando y Ciudad de Buenos Aires. Su fundación fue en diciembre de 1972 en el marco del denominado “Plan Taquini” junto a otras 13 universidades: Comahue, Salta, Jujuy, San Luis, Entre Ríos, Catamarca, Misiones, San Juan, Río Cuarto, Lomas de Zamora, Santiago del Estero, La Pampa y La Rioja.
El “Plan Taquini”: ¿cuáles eran sus principales objetivos?
El nombre proviene de su principal ideólogo, el catedrático y funcionario del Onganiato, Alberto Taquini (h). El “Plan Taquini” fue elaborado en tiempos de la dictadura proimperialista de Juan Carlos Onganía (1966-1970) y se implementó en el período 1971-1973 -durante el gobierno de facto de Alejandro Agustín Lanusse- en medio de un contexto nacional e internacional caracterizado por el ascenso de la lucha de clases y una radicalización política del movimiento obrero y estudiantil que dio lugar a grandes rebeliones populares, como “El Cordobazo”, “El Rosariazo” y “El Tucumanazo” en 1969.
En términos ideológicos y políticos el “Plan Taquini” fue una salida de la burguesía –en el marco de ejecución de la “Doctrina de Seguridad Nacional”- y estuvo orientado hacia la creación de nuevas universidades regionales con el propósito de lograr la descentralización universitaria y evitar la “superpoblación estudiantil” en las casas de estudio existentes, lugares considerados por los gobiernos autoritarios de la época como un “foco de subversión o infiltración marxista”.
Al mismo tiempo. el Plan apuntaba al desarrollo de las producciones regionales, la ocupación efectiva de las fronteras nacionales y la desconcentración de las masas proletarias de los grandes centros industriales del país como Buenos Aires, Córdoba y Rosario.
La Unlu ante el cierre a manos de la dictadura genocida y la histórica lucha por su reapertura
En sus primeros años de vida la Unlu fue precursora en la educación a distancia, los ciclos comunes para familias de carreras, la estructura académica departamental, la apertura del ingreso a estudiantes mayores de 25 años sin estudios secundarios -que posibilitó el acceso de trabajadores de la región a la universidad-, también creó la primera carrera de Alimentos de América Latina e inauguró sus iniciales centros regionales.
La dictadura cívico-militar genocida instaurada en nuestro país el 24 de marzo de 1976, significó la noche más oscura en la joven historia de la Unlu. En primer lugar, porque trabajadores no docentes, docentes y estudiantes fueron víctimas directas del plan sistemático de desaparición forzada de personas perpetrado por el Terrorismo de Estado. En segundo lugar, porque la Unlu es la única casa de altos estudios que fue directamente cerrada por la dictadura.
La clausura se concretó a comienzos de 1980 -luego de sufrir cuatro años de intervención- por orden de Rafael Videla y su ministro de educación Juan Llerena Amadeo. Inmediatamente ocurrido el cierre, se puso en marcha un gran movimiento de lucha conformado por diversos sectores de la propia comunidad universitaria y el pueblo. Este movimiento popular desenvolvió, en tiempos de plena dictadura y represión, diversas acciones contra el cierre, como reunir adhesiones de personalidades de la cultura y derechos humanos, movilizaciones callejeras en la ciudad de Luján -incluso bajo la férrea vigilancia de los servicios de inteligencia y el aparato represivo-, petitorios, ayunos, entrevistas con ministros y autoridades, etc.
Este movimiento de resistencia fue clave para que, una vez caída la dictadura y con la recuperación del régimen constitucional, en 1984 el parlamento nacional sancione la Ley nº 23.044 que dispuso la reapertura de la Unlu, producida finalmente el 30 de julio de ese año. Además, debemos inscribir históricamente este conjunto de acciones como parte del movimiento general de lucha contra la dictadura genocida.
La resistencia a la LES menemista, la huelga docente del 2005 y la rebelión educativa del 2018
Un párrafo destacado merecen las luchas libradas por el movimiento estudiantil de la Unlu y un sector de sus docentes, nucleados en el sindicato Adunlu (fundado en 1988), contra la sanción y aplicación de la Ley de Educación Superior (LES) en el gobierno justicialista de Carlos Menem (1989-1999) y durante el intento de arancelamiento-privatización ocurrido en tiempos de la Alianza (1999-2001). En aquellos años, con masivas asambleas, movilizaciones, cortes de ruta, tomas de la universidad y huelgas docentes, la Unlu formó parte de un histórico movimiento universitario en defensa de la educación pública y contra las leyes antieducativas del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los gobiernos del ajuste.
También profesores/as y estudiantes de la Unlu fuimos protagonistas de la histórica y triunfante huelga docente del 2005 durante el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) y la rebelión educativa nacional del 2018, bajo la gestión de Mauricio Macri (2015-2019), cuando se produjo la mayor movilización de todas las universidades en su historia con cientos de miles movilizados/as a la Plaza de Mayo. La movilización del 2018 demostró la férrea defensa por parte de la población trabajadora de una universidad estatal, laica, gratuita y científica al servicio de la mayoría popular.
El presente también debe ser lucha: por un movimiento universitario independiente de los gobiernos y las burocracias
En los actuales tiempos de profundización de la crisis económica-social-educativa, poner en pie un movimiento universitario independiente de los gobiernos y todas las burocracias es una tarea prioritaria y fundamental. En la Unlu –y en todas las universidades del país- estudiantes, docentes, investigadores y trabajadores no docentes tenemos que tomar la palabra, recuperar nuestras mejores tradiciones y repertorios de lucha, organizarnos de manera independiente de las corporaciones, las burocracias sindicales y el Estado para que, sobre la base del no pago de la deuda externa, la crisis la paguen los capitalistas y sus gobiernos.
Hoy la gran tarea es poner en pie un movimiento de lucha por la derogación de la LES -que lleva 27 años de vigencia-, la Coneau y todas las resoluciones que facilitan y avalan la desvalorización de la educación, de los títulos y de la fuerza de trabajo, contra los programas oficiales que apuntan al vaciamiento de contenidos teóricos y prácticos en las carreras de grado, contra la flexibilización y precarización laboral de docentes, no docentes y de la juventud en general, por la recuperación salarial docente, las obras sociales universitarias, la triplicación del presupuestario para universidad, ciencia y técnica, la inversión en infraestructura edilicia, becas, alojamiento y comedores universitarios y una real democratización de las universidades.
Por una universidad al servicio de la mayoría obrera y popular bajo las banderas de la reforma universitaria de 1918.
Patricio Grande
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