lunes, 11 de julio de 2022

Un pacto precario entre oficialistas


Nadie considera que el acuerdo sellado días atrás entre Alberto, Cristina y Massa, constituya un principio de reconstitución del gobierno. En verdad, el “pacto de no agresión” es un intento por evitar la desintegración final del gobierno. Los líderes del FdT han concedido a la versión dominante, que atribuye la crisis económica y política a las peleas intestinas. Muy pronto, va a quedar de manifiesto que las cosas son al revés – esas peleas son el resultado de una crisis del régimen social.
 En la semana que pasó, el banco central renovó, a su vencimiento, apenas el 40% de las Leliqs, con el objetivo de forzar a los bancos a utilizar el dinero remanente para comprar los títulos de deuda del Tesoro. Los bancos, sin embargo, no recogieron el guante, porque, como ocurre con los fondos financieros, los depositantes retiran sus inversiones. En consecuencia, una montaña de pesos emitidos se volcó al dólar, y disparó por encima de los 300 pesos a los tipos financieros. En buen romance: la acelerada devaluación de la moneda es el resultado de un fuerte desfinanciamiento del Tesoro. Batakis y Pesce, en este cuadro, han salido a desmentir una devaluación del dólar oficial, mientras que Alberto denunció a quienes pretenden “provocarla”. Acerca de la forma y el carácter de la devaluación se ha desatado una fuerte disputa política. En su columna de los domingos en La Nación, el economista Juan Carlos de Pablo advierte contra una devaluación uniforme del peso, como la que llevó a cabo Macri a principios de 2016. 

 El teléfono de Wado

 La crisis de poder, en su desarrollo, es al mismo tiempo muy instructiva. Días atrás, el ministro del Interior cristinista, Wado de Pedro, se reunió con buena parte de la cúpula empresarial. Desde la tribuna, el hombre ofreció un acuerdo de favores. “Tienen mi teléfono”, señaló, al tiempo que abogaba por un acuerdo nacional con los sectores no macristas de JxC. El lobby energético obtuvo un compromiso de la nueva ministra: avanzar con el “formulario de Guzmán”, que elimina los subsidios a la luz y al gas a todo aquel que no demuestre ingresos inferiores a cuatro canastas básicas. El sólo temor de muchos trabajadores informales o precarizados a revelar sus ingresos llevará, con seguridad, a que la población que vea triplicadas sus tarifas supere al 10% que se anunció inicialmente; es lo que reclama el acuerdo con el FMI. Los camporistas de la secretaría de Energía han quedado en sus puestos, pero con el compromiso de aplicar este segundo tarifazo. Algo similar ha ocurrido con los ´precios cuidados´, que Batakis ha renovado sólo después de una mega remarcación. Algunos pronostican un mes de julio con una inflación orillando el 10%. En esa misma reunión con empresarios, De Pedro volvió contra los planes sociales, ahora revelando el verdadero propósito: “dificultan la contratación”, dijo. O sea que planes de $22.000 serían un piso para el pago de salarios a quienes necesitan de empleo.

 Agravamiento 

Los capitalistas buscan, ante la desintegración política, un eje político y económico de reemplazo al gobierno vencido, incluso antes del recambio electoral. Para los trabajadores, la defensa urgente de sus reivindicaciones amenazadas -el salario, las jubilaciones, el derecho al trabajo- no puede separarse de una movilización de carácter político: al desgobierno de los capitalistas y sus partidos, oponer, como perspectiva de la lucha, un gobierno de los trabajadores.

 Marcelo Ramal 
 10/07/2022

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