El informe oficial elaborado por el comando de patrullas de Miramar, minutos después del asesinato, deja en claro que estamos ante un infame caso de gatillo fácil.
Dos oficiales intentaron detener a alrededor de las 4 de la mañana a Luciano, que iba a bordo de una moto, cerca de la plaza central de la ciudad. Según el relato policial, “se da a la fuga”, por lo que empezaron a perseguirlo, junto a otros 4 agentes que iban en otra patrulla, hasta que en la calle 9, entre 34 y 32, Luciano es “interceptado de frente por el móvil” donde iban los 4 policías. Luciano detiene la marcha y, supuestamente, arranca la moto nuevamente. Y a continuación el informe es claro en la confesión de que es un notorio caso de gatillo fácil: En ese momento “el oficial González Maximiliano (...) preventivamente esgrime su arma (...) de la que se escapa accidentalmente un disparo (tal la manifestación espontánea del efectivo) que impacta en el tórax del joven, quien cae inmediatamente al piso". El cinismo del informe no tiene techo. Luego de esto, llegó una ambulancia y una médica determinó la muerte. González está detenido y la fiscal Ana Caro está a cargo del caso.
Familiares y amigos de Luciano comenzaron inmediatamente una protesta y luego un piquete, a los cuales la bonaerense respondió cobardemente reprimiendo con bolas de goma y convocando al cuerpo de caballería.
“Yésica, una prima de la víctima, sostuvo que Olivera acababa de terminar de jugar al fútbol con amigos y regresaba en moto a su casa cuando fue interceptado por la patrulla. Y dijo que el policía que disparó conocía a Luciano y a sus amigos y denunció que ya varias veces los había hostigado y maltratado en la calle.” (Diario La Nación)
El accionar de la policía no sorprende a nadie en Miramar. La persecución de la juventud por parte de esta fuerza represiva descompuesta es moneda corriente en la ciudad.
La maldita policía bonaerense de Miramar fue noticia nacional por primera vez en 2001, cuando el 4 de febrero de ese año un grupo de efectivos de la fuerza secuestraron, violaron y asesinaron a Natalia Melmann, una adolescente de 15 años. Una pueblada que dejó la comisaría central de la cuidad hecha cenizas convirtió a la búsqueda de justicia por Natalia en una lucha nacional. El femicidio de Natalia abrió una cloaca que mostró la verdadera cara de la policía de Miramar: los efectivos violadores y asesinos regenteaban todo tipo de negocios ilegales, entre ellos el del narcotrafico. Esto no cambió en los 20 años que pasaron: cualquier miramarense de a pie sabe donde están hace años y años los puntos de venta de drogas en los barrios más humildes de la ciudad, que funcionan sin problema ya que la policía los protege y obtiene parte de la ganancia. En estos 20 años también hubo en Miramar otros casos sin esclarecer de femicidios, desapariciones y gatillo fácil, siempre con la policía como protagonista.
Exigimos juicio y castigo a todos los responsables del asesinato de Luciano, de la mano de la movilización y organización de familiares, amigos y vecinos. Por una investigación independiente, con peritos particulares y organizaciones de derechos humanos como veedoras del proceso. Abajo la policia mafiosa que reprime a la juventud.
Matias Melta
10/12/2021
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