El levantamiento popular dejó al desnudo, una vez más, la impotencia del régimen político provincial para afrontar la crisis que lo atraviesa desde hace 4 años. El intendente de Puerto Madryn, Gustavo Sastre, -hermano de Ricardo, el vicegobernador-, uno de los que encabezó el tratamiento de la zonificación minera, manifestó ayer que “la minería en Chubut es tema terminado”. Y respecto a la posibilidad de un plebiscito provincial, señaló: “No amerita más tratamiento este tema” (diario Jornada). Los Sastre tienen intenciones de llegar a la gobernación en 2023 y mantener el poder en Madryn, la derrota en una consulta popular sepultaría estas pretensiones. El plebiscito como artilugio distraccionista para intentar encausar la rebelión por los andariveles de la institucionalidad burguesa actualiza las contradicciones e internas del propio régimen. El gobierno de Arcioni-Sastre se encuentra a la deriva. Lo sostiene la “oposición” del PJ-kirchnerismo y Cambiemos, que no quiere saber nada en la actualidad con una caída producto de la movilización popular. Las burocracias de los sindicatos y movimientos sociales juegan un factor fundamental en este escenario: son las que, por el momento, han logrado contener el descontento de sus bases. Pero esto tiene un límite y quedó demostrado el miércoles, jueves y viernes de la semana pasada en Rawson y Trelew en los enfrentamientos con la policía.
Por su parte, Julio Moreira, representante del Consejo de Bienestar Policial, en diálogo con la prensa ayer informó que se reunió con Leonardo das Neves, ministro de Seguridad, a quien le recriminó que utilicen “chicos nuevos que no tienen experiencia” para disuadir el conflicto. Informó que hay 60 policías heridos, entre ellos Daiana Vallejos, con una herida de gravedad en el ojo. Señaló que la institución policial se encuentra dividida respecto a la represión y que el ministro le reconoció que “la provincia no da con el personal adecuado porque hay muchas movilizaciones en todas las ciudades y por ahí los superan” (Azul Media).
El transcurrir del Chubutazo contó con la incorporación de trabajadores de la pesca. Primero lo hicieron de forma desordenada, sumándose a la resistencia de manera “espontánea” en las calles a título personal, o al menos no con el respaldo sindical. Estuvieron en la primera línea de la resistencia el miércoles y jueves junto a la juventud de las barriadas populares, es decir, a los sectores más postergados de la sociedad. Fueron actores fundamentales de la rebelión en las jornadas más picantes de la revuelta, donde se definió la vuelta atrás en la zonificación. El viernes la burocracia sindical que los conduce decide sumarse orgánica y formalmente con un discurso pacifista y denunciando la intención de aplicar una nueva ley de pesca en favor de las multinacionales y en detrimento de los capitalistas locales, que repercutirá en los puestos laborales del sector. Ese viernes también comenzó la “rosca” entre el PJ-kirchnerismo, los movimientos sociales que controla y fuerzas políticas filo K (entre ellas partidos municipales en Trelew), e incluso sectores al interior del movimiento ambientalista, para tratar de sacar las movilizaciones de los centros políticos, en especial de aquellos lugares donde se encuentran los edificios públicos. El operativo institucionalista incluyó la propuesta pública de un plebiscito antes de que la realizara el propio gobernador Arcioni. El temor a que el Chubutazo contra la megaminería diera paso inmediato a un Chubutazo consciente contra la megaminería y el ajuste llevó a que se cerrara filas con premura en esta vía: el corte de Ruta 3 en Trelew debe leerse en esta perspectiva, intentar que menos gente fuera a Rawson el lunes. La dinámica hizo que el piquete tuviera masividad pero se maniobró para que durara menos de 12 horas y no 24 como proponían algunos sectores.
El régimen político de conjunto, con la complicidad de algunos sectores ambientalistas, comenzó ese viernes a tratar de instalar una contraposición de estrategias: reconociendo las marchas “pacifistas” y repudiando las batallas contra la policía que se produjeron en Rawson y Trelew, que se extendieron hacia varios barrios populares de la ciudad capital. Este operativo es el preludio para una avanza generalizada contra los que resistieron la represión estatal en las calles. La criminalización de la protesta social solo se podrá imponer sobre una derrota popular histórica pero la correlación de fuerzas quedó significativamente en manos del pueblo movilizado. Todos estos elementos indican que el Chubutazo no se cerró y que es responsabilidad del activismo seguir desarrollándolo. Los trabajadores de la empresa pesquera Cabo Vírgenes comenzaron ayer un paro de actividades en el Puerto de Rawson contra una andanada de despidos masivos. En horas de este mediodía se dictó la conciliación obligatoria. En Comodoro Rivadavia y Trelew trabajadores de supermercados paran exigiendo un aumento en mercaderías para el bono de fin de año. Los estatales en la provincia se encuentran con salarios congelados hace 2 años. El conglomerado Trelew-Rawson registra los índices de desocupación y subocupación más altos de la Patagonia, según informó en estos días el INDEC.
“Las acciones de Pan American Silver (PAAS) titular del yacimiento Navidad, suben esta tarde más del 7% como consecuencia directa de la ley de Zonificación Minera aprobada anoche por la Legislatura de la Provincia de Chubut”, informó Red 43 el jueves 16 de diciembre, y agregó: “Con una capitalización de mercado de 4.970 millones de dólares, la ganancia de los accionistas en el día es de 347 millones de dólares”. El gobierno nacional de Alberto Fernández y Cristina Fernández sufrió un duro golpe en sus pretensiones de mostrarse como garante de gobernabilidad y previsibilidad ante el FMI en las negociaciones que lleva adelante. El acuerdo que se discute implicará necesariamente una profundización en el ajuste que viene llevando adelante -incluso en los peores momentos de la pandemia: devaluación, tarifazos, contrarreformas laboral y previsional. El Chubutazo en curso, más allá de los límites señalados -en especial, la ausencia de una intervención consciente de la clase obrera con un programa de independencia de clase-, marca el camino para enfrentar este escenario nacional que avizora enormes choques sociales.
Iván Marín
23/12/2021
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