miércoles, 15 de diciembre de 2021

Veinte años después, un mismo nuevo - desafío


En diciembre del 2001, las contradicciones explosivas de un régimen antiobrero (Menem-Cavallo-De la Rúa-Chacho Álvarez), desataron una rebelión popular. Acompañada de otras rebeliones en América Latina puso fin al llamado, harto ‘ciclo’ breve, del neo-liberalismo capitalista. 
 En el 20 aniversario del Argentinazo estamos de nuevo ante contradicciones tanto o más explosivas, expresadas por el alto nivel de pobreza, el enorme avance de la precarización laboral y el crecimiento de la desocupación en masa. Ahora no gobierna una coalición de radicales, peronistas del Frepaso, convertidos al kirchnerismo y los futuros macristas que apoyaron a la dictadura y al menemismo.
 La historia se repite ahora, pero con una diferencia: ahora gobierna una coalición de todas las variantes del peronismo y de la burocracia sindical peronista. La ‘columna vertebral’ del capital. 
 Este peronismo fue el cómplice del retorno del FMI bajo Macri, cuando tenía una amplia mayoría en las dos ramas del Congreso Nacional. Mientras negocia con el FMI, ha llevado adelante, desde el primer día de gobierno, una política feroz contra los jubilados y los trabajadores en general. La crisis social se ha agravado. Un acuerdo con el Fondo la agravará más y una crisis con el Fondo hará lo mismo. A la amenaza de implosión del peronismo, la acompaña la implosión del macrismo, que habrá ganado las últimas elecciones pero no ha superado la hipoteca política que lo acosa desde cuando fue gobierno. 
 El 19 de diciembre de 2001, la chispa de la rebelión popular la prendió la confiscación de los ahorros bancarios, primero, y la declaración del estado después. A la prohibición de las reuniones pública la siguieron manifestaciones en masa de la medianoche a la madrugada.
 Las condiciones de una crisis de poder están a la vista – el detonante de una rebelión todavía busca abrirse camino. Las lecciones de hace dos décadas son, de todos modos, cristalinamente claras: para imponer una victoria popular es necesaria la autonomía política de la clase obrera. 
 Por eso es necesario un congreso obrero, convocado por los luchadores, activistas y delegados, y sus organizaciones. Ese congreso deberá preparar una huelga general por las reivindicaciones inmediatas, por un lado, y por el otro lado, un programa económico y político, que indique la vía para conquistar un gobierno de trabajadores y la unidad socialista de América Latina.

Política Obrera

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