lunes, 24 de junio de 2019
La burocracia sindical, casi afuera de las listas
La participación de la burocracia en las listas electorales quedó muy lejos de aquel “treinta y tres por ciento” que históricamente se reservaba a la CGT en los armados del PJ. Incluso fue menor que lo conseguido en las legislativas de 2017.
Los más relegados fueron los aspirantes a figurar en las boleta de los Fernández. La Corriente Federal pretendía dos diputaciones nacionales y otras dos en la Legislatura provincial; mientras Hugo Moyano esperaba colocar, como mínimo, a dos de sus hijos (Pablo, muy necesitado de fueros, por la causa Independiente).
La visita de Alberto y Cristina Fernández a la sede de La Bancaria, días antes del cierre, fue una señal política fuerte, a favor del FreSiMoNa y las CTA; pero no resultó más que eso. Apenas se les cedieron dos posiciones: una para Facundo Moyano, en el puesto once - una concesión a su padre y a su jefe político Felipe Solá - y otra para Claudia Ormaechea (palazzista), en el catorce. En un simbólico lugar dieciocho fue María Rosa Martínez, designada por el gráfico Héctor Amichetti.
Entre otros referentes sindicales de peso quedaron afuera el canillita Omar Plaini (articulador de los principales apoyos gremiales al binomio Fernández), el metalúrgico Abel Furlán y Roberto Baradel. El resultado no fue mejor en la Ciudad, ya que no ocupó ninguno de los cuatro primeros lugares expectables; recién el sexto fue para la massista Carla Pitiot, dirigente de Apoc (Asociación del Personal de los Organismos de Control).
En Juntos por el Cambio, Ramón Ayala, de UATRE y del partido FE (sucesor del extinto Momo Venegas) llevará como candidatos a diputados nacionales al taxista José Ibarra por Salta (competirá en la PASO) y al remisero Alejandro Poli (provincia de Buenos Aires, con pocas chances de conseguir una banca). Martín Domínguez Yelpo, hijo de Daniel Domínguez, Secretario Adjunto nacional de la UTA, irá por la renovación de su banca de diputado provincial bonaerense por el macrismo.
El zorro Barrionuevo
El barrionuevismo tuvo una mejor cosecha en las listas de Consenso Federal 2030: la segunda candidata a diputada nacional por la Capital (Maia Volcovinsky, dirigente de la Unión de Empleados de la Justicia) y por la provincia de Buenos Aires, en el sexto puesto, logró ubicar a Oscar Romero, ex hombre de Pignanelli del Smata.
El propio Luis Barrionuevo y su esposa Graciela Camaño se llevaron la cabeza de dos listas a diputados nacionales en el espacio que comanda Roberto Lavagna: Catamarca y Buenos Aires.
La burocracia, al descenso
Algunos desplazados optaron por buscar ubicaciones en ligas inferiores: Plaini será candidato a primer senador bonaerense por la octava sección y en la CTA afirman haber reservado espacios legislativos en el interior del país.
El metalúrgico “Barba” Gutiérrez intentará recuperar Quilmes (previa PASO del Frente de Todos) y en Lanús competirán entre sí dos viejos rivales de ATE: Edgardo Depetri, con el apoyo de la mayoría del PJ, y Víctor De Gennaro por Unidad Popular.
Chubut adelanta
En muchos lugares la conformación final de las listas dejó un tendal de heridos políticos. En Chubut, hubo además heridos reales. El “dedo” de Cristina alteró los acuerdos previos con Camioneros, uno de los principales gremios de la provincia, y desató agresiones y destrozos en el local partidario de Rawson.
En la cabeza de la lista se impuso al camporista Santiago Igón, “muy allegado a Máximo Kirchner”, en lugar del actual diputado nacional y líder del sindicato en Chubut, Jorge Taboada. Aunque se dice que el propio Moyano apretó a Taboada para que acepte bajarse, la mojada de oreja fue para arriba; es la primera crisis seria de la sociedad de Moyano con los Fernández; como se sabe, la historia de enfrentamientos entre el camionero y CFK está todavía fresca.
La sujeción de la clase obrera, la subordinación de los reclamos en función de la acumulación electoral y, en particular, de la interna del PJ, fue un servicio de la dirigencia sindical a la burguesía que no encontró una correspondencia en una integración mayor a sus partidos. Visto de conjunto el fracaso de la burocracia sindical – en todas sus expresiones –es un golpe a los planes de contención futuros.
En contraste con las trenzas y las disputas sin principios de la burocracia, los luchadores y luchadoras que pueblan las listas del FIT-U, se unen detrás de un programa de clase: se trata de métodos y perspectivas históricas antagónicas.
Miguel Bravetti
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