Hernán Ruberto viene además ejerciendo como enfermero sin contar con la habilitación, con el amparo de las autoridades, que incluso suspendieron a una de las denunciantes.
Las enfermeras del área de obstetricia del Hospital de Clínicas vienen siendo objeto del hostigamiento y la persecución por parte de la conducción del hospital y la representación sindical de Apuba, por haber denunciado a un hombre ligado a las autoridades, Hernán Ruberto, por violencia de género y ser un “enfermero trucho”.
Ruberto apareció de la noche a la mañana en el servicio de Obstetricia, a mediados del 2018, presentado en ese entonces por la dirección de Enfermería que estaba a cargo y luego avalado por la actual. Como han señalado las enfermeras, carece de título habilitante y de matrícula, pese a lo cual ejerce como enfermero, y se encuentra encuadrado en una categoría superior a la que le corresponde según su nivel de formación.
Desde su ingreso, el hombre se jactó de sus influencias y relaciones con funcionarios que manejan el presupuesto del hospital y su carácter de “intocable”. Pero no pasó mucho tiempo para que tuviera los primeros encontronazos con las enfermeras del servicio, todas de carrera y con más de 10 años de antigüedad.
Su accionar violento le valió tres denuncias en la fiscalía PCYF N° 11, juzgado 15, de la Ciudad de Buenos Aires, por “violencia de género” y otra por “falsificación de sellos”, firmando como enfermero (dos realizadas por enfermeras de la planta obstétrica y una por la enfermera jefe de la unidad). Las reiteradas denuncias de las profesionales del servicio fueron desechadas por todos los estamentos de conducción del hospital, desde la dirección médica y de enfermería, hasta la representación sindical de Apuba; todos sostuvieron que era “intocable” por sus vínculos con algún funcionario de primera línea. Las trabajadoras minuciosamente dejaron por escrito en trámite interno de la universidad la indiferencia intencionada de todos los actores y aportaron las pruebas necesarias para que la justicia intervenga.
Además de este ninguneo y toda una serie de difamaciones, las trabajadoras fueron removidas y desplazadas a otros servicios. Una de ellas, la jefa de obstetricia Carolina Guerra Giovanetti, acaba de ser además suspendida por el director del hospital, Marcelo Melo. Melo se amparó para esta medida persecutoria en el reglamento de sumario de la UBA, que habilita a suspender a trabajadores implicados en un proceso judicial, pese a que Guerra es la denunciante y víctima de la violencia.
Lo ocurrido es una radiografía de las relaciones entre sindicato, direcciones puestas a “dedo” y autoridades de la UBA, todos colocándose del lado del denunciado por violencia y no del de las enfermeras violentadas.
Al día de hoy, y a pesar de la campaña de desprestigio y persecución de las que son blanco por parte de la comisión interna de Apuba, la dirección médica y la de enfermería, el grueso del hospital manifiesta indignación por lo sucedido y se solidariza con ellas.
Frente a la gravedad de lo ocurrido reclamamos inmediatamente la separación de la atención a pacientes por parte del enfermero acusado, el levantamiento de las sanciones contra Carolina Guerra, la restitución a sus cargos de las enfermeras removidas y la vuelta atrás en la separación de la planta obstétrica y partos, la renuncia a sus cargos del director médico y de enfermería y la convocatoria inmediata de asamblea general de Apuba, para que dé cuenta de cara a los trabajadores de su posición en defensa de violentos.
Gabriel Beati
Agrupación Bordo no docentes UBA
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