lunes, 23 de julio de 2012

¿Por qué se frenó la economía?



Según datos del INDEC, la actividad económica se contrajo durante mayo 0,5% en relación con el mismo periodo del año anterior. Así, el crecimiento acumulado de los primeros cinco meses del año resulta 3%, muy lejos del 8,9% registrado en 2011. Las causas de esta caída deben buscarse tanto en el contexto internacional como en la propia economía local.
En mayo, la actividad económica se contrajo 0,5% en relación al mismo periodo del año anterior según datos publicados por el INDEC. Dicha cifra constituye la primera caída del indicador desde julio de 2009. La señal de alarma se enciende ya que durante los primeros cinco meses del año la economía se expandió tan solo 3%, muy lejos de la tasa de 8,9% alcanzada en 2011. Ante este escenario, el gobierno busca excusarse argumentando que las causas de la desaceleración radican en la crisis internacional, un factor completamente exógeno a su accionar. Por el contrario, la oposición que durante años se acostumbró a decir que el crecimiento argentino obedecía a condiciones internacionales favorables, ahora plantea que la desaceleración responde a políticas internas erróneas.
No obstante, si nos alejamos de la necedad política de ambos sectores podemos encontrar que el menor ritmo de actividad económica se explica tanto por un contexto internacional desfavorable como por las propias debilidades de la economía argentina. Con respecto a lo primero, es indudable que el estancamiento de Brasil (durante el primer trimestre del año se expandió 0,8% interanual) y la desaceleración China (se expandió 7,6% interanual en el segundo trimestre contra 9,2% en 2011) impactan negativamente en la economía local por ser los principales socios comerciales argentinos. El menor crecimiento del gigante asiático impacta negativamente en la exportación de productos primarios y de manufacturas de origen agropecuario, de hecho, en mayo ambas se han contraído. Por su parte, el país vecino concentra el grueso de nuestras ventas de manufacturas de origen industrial por lo que su menor crecimiento golpea seriamente a nuestra industria. Un ejemplo gráfico de esto es la caída registrada en el sector automotriz, si bien las ventas de automóviles al mercado interno crecieron, la menor demanda brasilera, país que concentra el 70% de las exportaciones, ha generado que la producción se retraiga 15% en lo que va del año.
Por ende, la industria se ha visto perjudicada por un menor volumen de exportaciones tanto del sector automotriz como de otras ramas tales como textil o de autopartes. Vale remarcar que la menor producción de estos impacta a su vez en otros eslabones de la cadena productiva que actúan de proveedores de dichas industrias. Sin embargo, la fuerte contracción industrial acaecida en mayo (-4,6% interanual) y junio (-4,7% interanual) también es explicada por factores estructurales. Entre estos últimos es preciso destacar los efectos nocivos de la inflación sobre la competitividad. Con costos internos expandiéndose a tasas superiores al 20%, un tipo de cambio casi fijo e inversiones insuficientes para generar una mejora significativa de la productividad, la economía es más vulnerable a las importaciones y los productos argentinos encuentran más dificultades para competir en el mercado exterior. Esta situación que golpea a la industria y a diversas producciones regionales como aceitunas, hortalizas o vinos, hasta el momento se ha intentado subsanar restringiendo las importaciones a través de las ya famosas Licencias no Automáticas a las Importaciones. Sin embargo, estas medidas, además de no resolver el problema de fondo, han generado inconvenientes a la hora de importar bienes de capital necesarios para avanzar en la sustitución de importaciones.
Por otra parte, la construcción, otro de los pilares del crecimiento de la postconvertibilidad, en 2012 se encuentra estancada fundamentalmente por factores internos. La construcción reproductiva, aquella destinada a ampliar la capacidad productiva, se ha frenado por el menor dinamismo de la inversión privada. Asimismo, se han interrumpido obras públicas de infraestructura y retrasado obras viales. Por último, la construcción de viviendas ha caído por el menor ritmo de la actividad económica general y por la incertidumbre generada en el mercado inmobiliario a partir de los controles a la compra de dólares. Aunque vale destacar que estos últimos han impactado fundamentalmente en la compra y venta de inmuebles usados, la cantidad de escrituras en la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires se redujeron durante el primer semestre a menos de la mitad que el año anterior.
Por lo tanto, el freno de la economía ha sido agravado por una coyuntura internacional desfavorable pero también es producto de las falencias del modelo económico kirchnerista. En este sentido, podemos enumerar la existencia de una estructura productiva muy dependiente del sector externo, la falta de inversión (pasada y presente) y las dificultades para frenar una inflación que hoy supera los 20 puntos porcentuales. Aún así, si el escenario internacional se recompone y las últimas medidas de estímulo tomadas por el gobierno nacional, como el plan Pro.Cre.Ar, comienzan a dar resultados, la actividad económica puede superar la fase de estancamiento actual. Sin embargo, es prácticamente impensable volver a crecer a “tasas chinas” si la economía argentina no afronta serias reformas estructurales.

Carlos Berlìn - Marcha

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