domingo, 29 de julio de 2012

Juegos Olímpicos, mezcla de deporte, política y negocios



Cuando se sostiene que la política mete baza en las Olimpíadas, no se descubre nada nuevo. Un sobreviviente que escapó de la Mansión Seré durante la dictadura de Videla-Martínez de Hoz, Claudio Tamburrini, ex arquero de Almagro y exiliado en Suecia, lo recordó en una nota (Clarín, 23/7). Dijo que el ritual de la antorcha encendida desde Olimpia, fue un invento de Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler, al celebrarse los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936.
Tamburrini conoce. Ya no ataja penales en Almagro y es Filósofo del Deporte en el Centre For Healthcare Ethics, de la Universidad de Estocolmo. ¡Qué suerte que se pudo escapar aquella noche de 1978 con otros tres jóvenes secuestrados en Seré!
La política no es mala ni buena, depende quién la haga en las Olimpíadas y al servicio de qué objetivos. Por ejemplo, Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, llegó unos días antes a Londres, mantuvo reuniones con las autoridades británicas y con el Comité Olímpico Internacional. Hizo eso para promocionar la edición 2016 de los Juegos Olímpicos, que tendrán lugar en Brasil. La simpatía y la cultura brasileña, más el prestigio de su deporte y por supuesto el desarrollo económico del país, fueron las cartas de presentación de Rousseff ante los medios de comunicación, pensando en doscientos países que están presentes en la capital inglesa.
Desde otro ángulo, la monarquía inglesa busca reposicionarse en esta circunstancia. Por ejemplo, colando al príncipe Guillermo y su esposa Katy Middleton, duquesa de Cambridge, en cuanto evento puedan. Claro que dan un perfil mucho más grato a la vista que la vieja reina sombreruda, Isabel II y Felipe. A Katy le encargaron la confección de los trajes de la delegación deportiva. La mujer, que no debe haber cosido un botón en su vida, entregó la tarea a diseñadoras de moda de su paladar, entre ellas una hija de Paul McCartney.
David Cameron, primer ministro, buscó sacar partido político de su localía. Se sabe que en esta época de vacas flacas en las arcas del Reino, de crisis brutal y ajuste en el empleo, la salud y la educación, toda ocasión para desviar atenciones es muy necesaria para ese gobernante. Llama la atención el poco interés de los periodistas deportivos de Argentina, instalados hace semanas en Londres, para averiguar e informar de esos aspectos de la crisis inglesa. Salvo error u omisión, el cronista no ha visto esa clase de coberturas. Mucho Támesis, mucho Big Ben y mucho músculo de la Villa Olímpica de Stratford, pero del trasfondo social del país, poco o nada.
Y esa es una opción política, deliberada o no. En los Juegos de Beijing (2008), en cambio, muchísimos periodistas andaban buscando el pelo en la leche del socialismo. No lo encontraron. Peor aún, se dieron con que el gigante asiático ganó los Juegos, como parece que lo haría también en Londres, según analistas de la Universidad alemana del Ruhr, que pronosticaron 102 medallas para los atletas chinos, venciendo por poco a los de EE UU.

Más de la política.

El belga Jacques Rogge dirige hace doce años el COI y entre otras reglamentaciones dio a conocer, junto a los organizadores locales, que estaba prohibido entrar a los estadios con camisetas con la cara del Che Guevara.
Curiosa manera de apartar supuestamente a la política. Se trata de una figura emblemática de un revolucionario y rebelde apreciado por gran parte de los 600 millones de personas que ayer veían la ceremonia inaugural por televisión.
Si querían proscribir figuras vinculadas con el terrorismo deberían haber cerrado el ingreso a personas que llevaran camisetas con fotos de George W. Bush, Tony Blair y hasta del mismo Barack Obama. Los centenares de miles de personas que han muerto en Irak y Afganistán por culpas de esos presidentes y primer ministro, ameritaban esa prohibición. Quizás era inútil, porque ¿cuántos imbéciles podrían ponerse esas camisetas?
Las primeras imágenes de la inauguración también trasuntaron el efecto de la política. Los cuadros compuestos de granjeros que cuidaban animales, cosechaban, atendían abejas, etc., es parte de la historia de Inglaterra, como los Beatles. Pero también lo son los piratas y corsarios, los colonialistas que cortaban cabezas en la India y Medio Oriente, los que invadieron dos veces Buenos Aires y ocuparon las Malvinas, las fuerzas militares que arrasaron Irlanda y aún la ocupan, los empresarios que succionaron las riquezas del mundo para ellos y el Palacio de Buckingham, desde la Baring Brothers en adelante.
La cuna de la revolución industrial tuvo su auge y mérito, mostrada ayer, devino en imperio, finanzas especulativas y crisis, que en cambio fue ocultada.
La presidenta argentina tuvo su decisión política en relación a los JJ.OO. Tiempo atrás patrocinó el magnífico corto publicitario en Malvinas que enfureció a la monarquía y los desmalvinizadores. Luego decidió dar un paso al costado, al no viajar a Londres y pedir a los atletas argentinos que no introdujeran la cuestión Malvinas en el evento deportivo. Rogge se congratuló de esa decisión. Este cronista, en cambio, desea que algún argentino de los que logre alguna presea, suba al podio con una bandera argentina que diga: "Falklands no, Malvinas argentinas". ¿Eso es política? Sí. Nacional o patriótica o como se quiera llamarla.
Argentina ha logrado hasta ahora 66 medallas, entre oro, plata y bronce, a lo largo de veintitrés participaciones. Sería bueno que la cifra se engrose por medio de las Leonas, el equipo de básquet, ciclismo u otros deportes. Lástima grande que habiendo ganado en Atenas y Beijing, no haya equipo de fútbol en Londres 2012. Habría estado lindo ganarles a los ingleses aunque los goles no fueran tan lindos como los de Diego Maradona en México.
¿Se animará algún deportista argentino a recordar Malvinas? Ojalá.

Preseas y euros.

Las apuestas deportivas suponen que estos juegos tendrán al tope a China, EE UU y Rusia, lo que no significa que el resto de las delegaciones no pueda también ganar en varias disciplinas.
Por ejemplo, el ministro de deportes brasileño, Aldo Rebelo, pronosticó que los suyos se llevarán 20 medallas. Según su comité olímpico, pueden ser cuatro menos.
Cuba mandó 110 deportistas para probar suerte en 14 competencias. Su meta es superar la cosecha de Beijing 2008, cuando obtuvo dos preseas de oro, 11 de plata y 11 de bronce. Con la modestia característica, los cubanos entrenaron para llevarse a La Habana algunas medallas, más allá de las que suelen ser suyas casi siempre en boxeo. Allí cerca andarán husmeando reclutadores de EE UU y empresas varias, tratando de tentarlos de abandonar su país y ganar muchos euros o dólares.
Si de provocaciones se trata, otra fue la sufrida por las futbolistas de Corea del Norte, a las que presentaban como de Corea del Sur. Rechazaron la maniobra y encima ganaron su partido a Colombia.
Se discute mucho si el jamaiquino Usain Bolt podrá vencer otra vez en 100 y 200 metros, con menos de 10 segundos en la primera prueba. Y si el nadador estadounidense Michael Phelps podrá obtener otras tres medallas para convertirse en el atleta que más ganó en la historia de los Juegos. Y si Brasil podrá colgarse la medalla de oro en fútbol olímpico, que no tiene hasta ahora.
En fin esas son incógnitas que estarán develadas para el 12 de agosto, cuando se baje el telón y se empiece a pensar en Brasil 2012.
Los que van a estar muy entusiasmados con esa perspectiva, además de los propios brasileños, serán los miembros del COI, que van a renovar en setiembre de 2013 la presidencia. A partir de allí empezarán a ver los contratos con las grandes empresas, sponsors y cadenas de televisión que les aseguren una gran recaudación, como en esta ocasión la BBC, NBC estadounidense y otras.
Hablando de su sucesor, el belga Rogge declaró: "el presidente del COI debe tener muchas cualidades, asegurarse de que los ingresos sean buenos es todo un factor, por supuesto" (agencia DPA).
Ciertos delegados del COI hacen negocios de poco calado por su cuenta. Por ejemplo, el británico Sunday Times publicó que había una investigación en marcha por la reventa de entradas, aparentemente provistas por delegados de 54 países. Los señores se procuraban un ingreso extra.
Como la rueda olímpica seguirá girando, ya Madrid, Tokio y Estambul se están sacando chispas para adjudicarse la sede de la edición 2020.
Para eso primero tendrán que concluir felizmente los Juegos en Londres y luego los de Brasil. Los de estos días se realizan en medio de miedo de las autoridades por la seguridad, al punto que han reforzado las tropas con contingentes adicionales. Hoy en la ceremonia se vio a ocho militares llevando la poco gloriosa "Union Jack", pero en los alrededores había 18.200 soldados. Si compitieran en número con los atletas ya habrían ganado porque éstos no llegan a 10.000, aunque algunos tienen mucha mejor puntería.

Emilio Marin

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