La confianza invicta
Una mirada a la jornada electoral y a las expectativas en relación con el Poder Popular
María Julia Mayoral
ma.julia@granma.cip.cu
El pueblo cubano sabe defender sus intereses en cualquier terreno, lo acaba de demostrar en los sufragios por los candidatos a diputados y a delegados provinciales, y esa prueba de confianza en la Revolución merece retribuirse con un mejor funcionamiento del Poder Popular y de los demás componentes del engranaje político e institucional de la nación.
Si no fuera por la actitud patriótica de la mayoría, basada en sólidas convicciones, de seguro los resultados electorales no hubieran sido tan extraordinariamente positivos, porque en la vida diaria de este país hay incontables dificultades y motivos para sentir insatisfacciones.
Lo ocurrido en los sufragios indica que la unidad nacional y el ímpetu para proseguir la obra revolucionaria están invictos, pese a los negativos efectos del Periodo Especial y de medio siglo de bloqueo, guerra económica y subversión ideológica del imperialismo.
No podemos esperar milagros en cuanto a mejorías materiales. Sería iluso pensar que bajo el bloqueo yanki y con el aumento de los precios de los combustibles, los alimentos y de otras importaciones esenciales, nuestro país pueda disponer de abundantes recursos para resolver en breve plazo y simultáneamente disímiles problemas en cuestiones vitales como la construcción y reparación de viviendas, el transporte público y la alimentación de las familias.
Sin embargo, la propia Revolución nos ha enseñado que sí se puede exigir un mejor desempeño de entidades e instituciones en cualquier sector, lo que es, al final de cuentas, pedir a los demás —y a nosotros mismos— rigor y eficacia en el trabajo, intachable postura ética y valentía para enfrentar las contrariedades.
En ese sentido, el sistema del Poder Popular y dentro de él las Asambleas, integradas por las personas que postulamos y elegimos, tienen una gran responsabilidad.
La reciente discusión nacional del discurso pronunciado por el Segundo Secretario del Partido el 26 de Julio último, avivó la certeza de que en el pueblo hay una alta disposición para lidiar con las dificultades y buscar soluciones. Y son las Asambleas del Poder Popular el mejor instrumento del que puede disponer el Estado socialista para promover y organizar con más eficiencia la participación de los ciudadanos en las tareas de dirección y gestión de gobierno, en el ejercicio del control y la fiscalización popular de todo lo necesario, para que no haya tanta burocracia entorpeciendo las soluciones posibles y se ponga frenos al mal uso de los recursos financieros, materiales y humanos.
Por esa confianza en las instituciones de la Revolución y en el carácter perfectible de nuestro socialismo votamos este 20 de enero
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