Después de discutir públicamente con el gobernador de Santa Fe y con las autoridades de la ciudad de Córdoba por el pago de impuestos locales, Mercado Libre cerró trato con el intendente de Tres de Febrero (Buenos Aires), Diego Valenzuela, para la apertura del nuevo centro de distribución, ubicado en el Parque Logístico del municipio.
Según la empresa, el nuevo espacio complementará la operación de los Centros de Almacenamiento situados en el Mercado Central.
Valenzuela -quien ahora pegó el salto a La Libertad Avanza y pretende proyectarse como gobernador- tiene implementado un sistema libre de gravámenes fiscales para incentivar la radicación empresaria en el municipio, algo que financia aumentando las tasas municipales de los hogares y desfinanciando aspectos claves para la población, como el saneamiento en los barrios periféricos, los salarios de todos los municipales y la infraestructura de las escuelas.
La guerra con las provincias
Marcos Galperín declaró que para quienes operen en Córdoba, Santa Fe y Jujuy, donde el impuesto a Ingresos Brutos es más alto en comparación con el promedio del país, aumentarán los cargos. El aumento del impuesto se debe no solo a los diferentes porcentajes que establece cada provincia, sino a que algunas de estas consideran que Mercado Libre tiene como actividad principal la financiera, no la meramente comercial, y por lo tanto lo obligan a tributar un porcentaje mayor, como los bancos.
Desde la provincia de Santa Fe le respondieron que el impuesto mayor era necesario para financiar el combate al narcotráfico al que ML contribuye con numerosos posnet que son utilizados por los narcos para cobrar sus “servicios”.
En Córdoba capital se sumó su descontento por el elevado monto que su centro de desarrollo de software -que da sostén tecnológico a distintas operaciones- paga por las tasas municipales, algo a lo que ML respondió disponiendo el cierre del edificio y su reemplazo por el home office desde agosto.
De esta manera Galperín interviene en la discusión por la distribución fiscal, ya que todo ocurre en medio de una creciente tensión entre Nación y las provincias por el manejo de los recursos.
Desde que asumió, Milei aboga por transferir todas las responsabilidades del estado a las provincias -sin los fondos correspondientes- argumentando que tienen que buscar sus propios recursos incrementando un ajuste análogo al nacional. Como si no lo estuvieran haciendo. Ahora arremete apretando la pinza, al querer batallar contra Ingresos Brutos -que recaudan directamente las provincias- disminuyéndoles las posibilidades a los gobernadores.
Por esto, los ejecutivos de las provincias impulsaron en el Senado dos proyectos de ley para aumentar los montos de los fondos que giran desde el Gobierno Nacional.
Uno de ellos propone suprimir diversos fideicomisos que se nutren de los ingresos provenientes del Impuesto a los Combustibles Líquidos y redistribuirlos entre las provincias.
El segundo proyecto plantea que dicha distribución se realice de forma automática y diaria.
El proyecto de los gobernadores es, por lo tanto, un tironeo de la misma frazada, ya que solo propone desvestir a un santo para vestir a otro sin cuestionar ni la baja del impuesto a los bienes personales ni el pago de la deuda externa. Es coherente: cada uno de ellos carga con su propia deuda externa desde mucho antes de que el liberticida llegara a la presidencia.
En cuanto a Ingresos Brutos, más allá de lo regresivo que es cualquier impuesto indirecto como éste -que termina siéndolo porque la más de las veces se traslada al consumidor final- el único interés de Milei es eliminar todos los gravámenes a la riqueza y a las transacciones de las empresas y reemplazarlo por un aumento de la madre de los impuestos regresivos que es el IVA.
De esta manera Galperín se mete en la disputa nacional para intentar favorecer a Milei, soslayando que el primero en regalarle exenciones impositivas -de las que todavía goza por “desarrollar innovación tecnológica”-fue el kirchnerismo.
Luciana Diaz
18/07/2025
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