En la apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura porteña, el jefe de gobierno dejó en claro cuál será su orientación: ajuste y represión. Como lo definió el legislador del Partido Obrero en el Frente de Izquierda, Gabriel Solano, “Jorge Macri es el mejor alumno de Milei”.
Tras describir el difícil contexto en que deberá sesionar la Legislatura por la situación social y económica, dejó planteado que deberá conseguir acuerdos para avanzar en sus lineamientos. Es que, a diferencia de años anteriores, el bloque oficialista ya no cuenta con quórum propio para sesionar. A esto debe sumarse la crisis política por los quiebres y discusiones sobre las medidas del gobierno nacional, que de alguna u otra manera repercutirá en la ciudad.
De lo que no hay duda es que la orientación general de ajuste y represión ya la está llevando a cabo, y dejó planteadas algunas iniciativas al respecto. Luego de hacer hincapié en la “necesidad” de terminar con los cortes de calle y las manifestaciones -como si ese fuera el problema de las mayorías y no que el 57% de la población está bajo la línea de pobreza- se comprometió a enviar al Congreso un proyecto de ley que imponga la figura ilegal de la reiterancia, que se encuentra vigente en provincias como Mendoza donde es utilizada para encarcelar a quienes se manifiestan sin necesidad de condena. Una aberración inconstitucional que criminaliza el derecho a la protesta.
Del mismo modo se centró en el “orden” en el espacio público, un eufemismo para decir que buscará sacar de las calles a quienes no tienen un techo donde vivir, o prohibir que quienes no tienen un trabajo formal puedan realizar ventas en ferias o plazas. Es así que reivindicó haber desalojado a quienes vendían en la feria de Retiro o a quienes dormían en Aeroparque, sin otorgar una salida como trabajo genuino ni acceso a una vivienda.
En un sentido similar, reivindicó el nuevo protocolo de salud mental anunciado horas antes de su discurso. Con este se podrá internar a personas sin su consentimiento. La cuestión es que el eje se pone en quienes se encuentran en situación de calle, con problemas de adicciones y con el fin de que no ocupen el espacio público. Como con las manifestaciones, a Macri no le importa solucionar lo que genera estas situaciones sino terminar con ellas.
En cuanto a educación, uno de los supuestos ejes de gobierno, no hizo más que cargar las tintas contra los estudiantes. Así como constantemente han atacado a los docentes descontando los días de paro cuando reclaman por salario, las condiciones edilicias o las viandas, ahora dice que la cuestión es que “quien aprende, tiene que querer aprender. Hay que evaluar tanto a los alumnos como a los docentes”. Lo que no dice es que el desfinanciamiento permanente en la educación nos ha llevado a una situación en que se cursa entre ratas, se caen los techos y la comida de los comedores escolares deja mucho que desear. Si el gobierno actual y los que han pasado tuviesen que rendir examen, estarían todos desaprobados.
Cuando debería reclamar por el Fondo de Incentivo Docente que el gobierno nacional dejó de pagar, cierra la boca. Es que no hay grieta entre Macri y Milei cuando se trata de ajustar a los trabajadores.
Para “generar las condiciones para que la juventud elija estudiar y quedarse acá”, como manifestó, debería garantizar vacantes en los colegios, estabilidad y mejores condiciones para los docentes, y un boleto educativo para todos los niveles y que incluya a trabajadores de la educación. Por el contrario, el aumento del subte y los tarifazos harán que miles de jóvenes no puedan continuar con sus estudios.
En cuanto a la “seguridad” desarrolló sus propuestas para terminar con los búnkers de droga y con el delito. Detalló cómo la “inversión en tecnología” permitiría terminar con este problema, para encubrir que las redes narco funcionan en los barrios con la complicidad de las fuerzas represivas y el entrelazamiento del Estado y la Justicia con el delito organizado. Por eso ni las 15 mil cámaras, ni el centro de monitoreo, ni el anillo de seguridad servirán para terminar con el delito.
También dijo que buscará restituir el decreto 70/17 que su primo Mauricio había instalado para atacar a la comunidad migrante y usarla como chivo expiatorio y culparla por los delitos. En cambio, es necesario un plan de urbanización real de los barrios, creación de centro de atención gratuitos de consumo problemáticos, y la creación de puestos de trabajo genuinos.
En materia laboral se jactó de la finalización del 30% de los contratos precarios que mantenía hace años el gobierno de la Ciudad, como si eso hubiese sido terminar con “los gastos de la política”. Miles de trabajadores se quedaron sin sus ingresos y áreas importantes se vieron reducidas o cerradas, como los trabajadores de Higiene Urbana y Espacio Público que realizaban tareas de reciclaje hace años, o los docentes del programa de Cultura en Barrios que no saben si podrán continuar dando sus talleres.
La creación de un fuero laboral propio de la ciudad tiene el fin de tener un control más cercano de la Justicia que responde en cuestiones de material laboral, por un lado, y por el otro, tener alejados los conflictos de las provincias en las que se pudieran llegar a dar entre trabajadores con patronales cuya sede administrativa resida en la Ciudad de Buenos Aires.
Desde las bancas del Frente de Izquierda daremos la pelea dentro de la Legislatura y en las calles contra las políticas de ajuste y represión que impulsa el gobierno de Jorge Macri. Ponemos las bancas al servicio de la organización de quienes trabajan y viven en la ciudad, por el derecho a la vivienda, la salud, la educación y todas las reivindicaciones populares.
Iván BF
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