Al momento de escribir este artículo se hacen públicas nuevas tandas de despidos masivos en el Estado. El miércoles a última hora circuló la resolución del cierre de todas las delegaciones del Enacom en las provincias. A la vez, llegaron notificaciones de cesantías en el ex Ministerio de Educación y se habla de más de 500 despidos en Trabajo. Más temprano, se amplió la nómina de despidos en el Servicio Meteorológico Nacional. La lista es interminable: Anses, Economía, Agricultura Familiar, Acumar, Incaa, Conicet, Parques Nacionales… La motosierra criminal no es solo patrimonio del gobierno nacional: su mejor alumno, Jorge Macri, despidió 300 personas en Educación de la CABA. Donde todavía no hay despidos, el recorte presupuestario es tan salvaje que pone en vilo el funcionamiento de instituciones como el Hospital Garrahan o las universidades.
El revoleo de números que hace el gobierno, con un Milei que afirma “el cese de 70 mil” para luego ser “corregido” por su vocero Adorni con un número de “solo” 15 mil, busca en forma deliberada desarticular y generar terror entre las y los trabajadores, que si enfrentan esto en forma atomizada estarán cada día al filo del abismo, esperando ansiosamente su eventual renovación discrecional por solo unos meses más.
La patronal echa encima del eslabón más débil de la cadena toda su crueldad, notificando desvinculaciones al borde del fin de semana para intentar evitar cualquier respuesta colectiva. No hay ningún recorte de “ñoquis”, simplemente dejan en la calle a decenas de miles de trabajadoras y trabajadores que cumplían funciones diariamente por sueldos miserables, para garantizar a los verdaderos parásitos sociales (el capital financiero) el cobro de su deuda fraudulenta. La casta sigue en sus puestos, con ejemplares repugnantes como Scioli o Bullrich, que viven realmente del Estado hace décadas.
Lógicamente se empiezan a multiplicar los choques y distintas formas de resistencia a esta masacre social, con decenas de miles de personas desocupadas en un cuadro recesivo. Hubo movilizaciones, ruidazos, cortes de calle, asambleas y acciones de diverso tipo en muchísimas dependencias, pero las acciones son deliberadamente dispersas como consecuencia de la política de la burocracia sindical, que dejó correr conscientemente el tiempo frente a un ataque completamente conocido y anticipado hace meses. UPCN llegó al bochorno de firmar una rebaja salarial al gobierno (8%) esta semana ¡al mismo tiempo que se producían los despidos masivos! Su secretario general, Andrés Rodríguez, protagonizó un bochornoso reportaje radial, donde terminó “proponiendo” en forma patoteril a los periodistas que convoquen un paro, ya que él no haría ninguno.
ATE se pasea por la televisión fingiendo combatividad, pero el balance es contundente en sentido contrario. El secretario general nacional, Aguiar, proclama por los medios paros que no concretan en la realidad. A la vez, los plenarios son casi inexistentes, y el único que pretendió asemejarse hasta el momento fue para validar una decisión ya tomada. Catalano sugiere rechazar esta metodología, pero la seccional Capital no termina aplicando nada distinto. La mentada “unidad” por arriba fue solo un bloqueo a iniciativas más fuertes de lucha. Mientras tanto, seguimos en el papelón de medidas separadas, aunque luego se disimule con presencias “en palcos”.
Esto debe ser modificado en forma urgente. Como planteamos varias agrupaciones y juntas, e incluso algunas votaciones en dependencias, es momento de una gran asamblea sin distinción de afiliación para organizar un plan de lucha. Tenemos que apuntar a golpear como un solo puño, con acciones que la base tome como propias. En primer lugar, es urgente unificar con un paro real de todo el Estado que incluya una movilización a la Plaza de Mayo. En ella deberíamos convocar a todos los sectores obreros y populares agraviados por la política de Milei. Al mismo tiempo, está el desafío en cada dependencia: el norte debe ser la permanencia, es decir, pelear por el dominio del lugar de trabajo, con el ingreso de todxs lxs compañerxs el próximo miércoles. La tardía convocatoria a un plenario por parte de ATE para ese día por la tarde debe ser escenario de una unificación de todos los sectores que rechazamos la entrega sin pelear contundentemente.
Si dejamos pasar esta tanda de despidos, vendrán por más en el sector público y privado. Pero si intervenimos con la fuerza de la clase trabajadora, podemos frenar al gobierno de Milei.
Alejandro Lipcovich
Secretario general de la Junta Interna de ATE del Hospital Garrahan.
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