Los días previos a la asunción de Milei no solo vienen movidos, sino incluso turbulentos. Las pujas en el loteo del gabinete y las cámaras del Congreso van definiendo, a los tumbos, la estructura política de un gobierno que viene con ajuste, “estanflación” y reformas antiobreras. Como explica en su editorial Néstor Pitrola, incluso anterior a la confirmación de Bullrich como ministra de Seguridad, en medio de la crisis política la “casta” va copando posiciones clave en lo que se perfila como una coalición libertariomacrischiarettista, porque en definitiva el presidente electo carece de recursos políticos propios para llevar adelante una ofensiva de la magnitud que pretende.
Los casilleros que se van llenando anticipan un elenco despreciable. Uno de los recientes es el nombramiento del nazi menemista Rodolfo Barra como procurador del Tesoro, a quien la igual de despreciable Daia salió a bancar públicamente ante el escándalo que se generó. Carlos Torrendel, un tipo de los negocios con la educación privada y enemigo jurado de la educación sexual, tendría a su cargo la secretaría educativa; compartiendo estructura ministerial con el opus dei Tomás De la Torre, que irá a Niñez y Familia (Desarrollo Social). El exdecano de Agronomía y lobbista de los transénicos, Fernando Vilella, iría a Agricultura. “Toto” Caputo ya se puso el traje de ministro de Economía en Nueva York, mientras despide y suspende a centenares de trabajadores en las plantas fueguinas de Mirgor; señal de que la ofensiva no se reduce a recortar el gasto público, sino a una avanzada patronal en toda la línea.
Ese fue el tono de la conferencia anual de la UIA, donde se reiteraron los reclamos de avanzar en una reforma laboral que especialmente permita despedir a mansalva a bajo costo. No son meras palabras, cuando Sancor anuncia su cierre en Santa Fe y Renault puso en marcha un plan de retiros voluntarios previendo que la producción automotriz caerá en el futuro, lo cual como sucede con la obra pública también repercutiría en una cantidad de ramas conexas. En el próximo período se librarán importantes batallas ante el intento de descargar la crisis sobre los trabajadores.
El propio Milei lo reconoció, al decir que nos preparemos para la estanflación. Estrictamente, estancamiento económico con inflación alta ya tenemos hace casi dos décadas, por lo que detrás de lo que parecería ser un acto de sinceridad en realidad se encubre que vamos a una fuertísima recesión. Nos quiere extorsionar con que esa es la única variable para evitar la hiperinflación, cuando esta seguirá estando a la vuelta de la esquina: tanto por los tarifazos y la “liberación de precios”, como por el falso desarme de la bola de Leliq que solamente se reconvertiría a deuda del Tesoro… con el Banco Central como garante -es decir que la promesa de emisión futura para cancelar esos pasivos seguirá latente. Si la jugada termina mal el eslabón débil será el último de la cadena, o sea los ahorristas, con cuyo dinero se armó toda esta burbuja especulativa a punto de estallar.
Vemos que el panorama no es el de un apacible verano. Los gobernadores, peronistas y radicales, aseguran que van a contribuir a la gobernabilidad, pero a la vez reclaman compensación por los fondos que perdieron con los cambios en Ganancias y el IVA, mientras sigue la alerta por lo que suceda con la obra pública. En el medio no solo quedan en la cuerda floja medio millón de puestos de trabajo, sino más de dos mil proyectos que incluyen viviendas y servicios esenciales para la población que el Frente de Todos incumplió. A los mandatarios, de todas maneras, les preocupan más las obras que satisfacen las necesidades de las cerealeras, mineras y petroleras que dominan las economías provinciales. Los platos rotos los van a pagar los estatales, las escuelas y los hospitales; la tónica la marca el peronista Jaldo en Tucumán, que ya prendió su propia motosierra. También es sugestivo lo de Kicillof buscando mantener al mano dura Berni como ministro, que sería un buen tándem para Bullrich.
En esta onda represiva se enmarca la persecución a quienes denunciamos las atrocidades de Israel, que tras el intercambio de rehenes volvió a abrir fuego contra la arrasada Franja de Gaza. El fiscal Stornelli, que no tiene precisamente una ficha limpia pero se dedica a denunciar a luchadores, montó una operación contra Vanina Biasi, la cual fue repudiada por cientos de personalidades y organizaciones de derechos humanos. El colmo de los ataques para ilegalizar la solidaridad con el pueblo palestino lo protagoniza Sabrina Ajmechet, presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión de Diputados que quiere censurar a los que se manifiestan contra el genocidio. El reino del revés lo completa la Daia, que mientras avala la designación de nazis en el gobierno acusa de antisemita a todos los que reclamamos un alto al fuego en Palestina. La del sionismo es una parte de la cruzada contra la libertades democráticas, para avanzar en esta ofensiva antiobrera.
Es que del otro lado de la trinchera también ven movimiento. Las organizaciones piqueteras que vienen de reagruparse en un plenario nacional protagonizaron una nueva manifestación de miles, y preparan una nueva jornada para el aniversario del Argentinazo el 20 de diciembre. El ajuste reaviva la deliberación en los lugares de trabajo, como en el Hospital Garrahan o la asamblea nacional de becaries, y en empresas públicas como Aerolíneas o Trenes Argentinos. El 25N dio muestras de un movimiento de mujeres que vuelve a ganar la calle ante las bravuconadas antiderechos, y el lunes 4 marcharán las organizaciones y asambleas socioambientales contra la depredación ambiental y el saqueo de las riquezas naturales. Se van calentando los motores de la lucha popular. Ponemos ahí todas las fichas.
Buen domingo.
Iván Hirsch
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