Una investigación realizada por Ámbito dio a conocer que la actual Canciller, Diana Mondino, continúa siendo una de las dueñas del banco de origen cordobés, Roela, y, por lo tanto, se ve directamente beneficiada por las normas que desregulan el sistema financiero, comprendidas en el megadecreto que ella misma firmó en calidad de ministra.
Recordemos que el DNU favorece a las entidades financieras privadas porque elimina el techo al interés punitorio por demoras en el pago de tarjetas de crédito y el tope de tasa que pagan los comercios. A su vez, permite que los bancos comiencen a cobrar por la apertura de cuentas sueldos y las extracciones de dinero por parte de los empleados, y, además, habilita la privatización del Banco Nación.
Estas medidas benefician a Diana Mondino personalmente, dado que posee el 49,61% de las acciones del banco Roela, mientras que su hermano, Guillermo Mondino, detenta igual porcentaje del paquete accionario. El banco está ligado al negocio inmobiliario de la provincia de Córdoba, liderado por la constructora Edisur. A lo anterior hay que sumarle cuánto se enriquecieron a partir de sus posiciones en Leliqs y bonos del Tesoro.
Como vemos, los “paladines de la transparencia” que supuestamente venían a combatir los privilegios de la casta, reproducen las mismas prácticas de corrupción que sus antecesores, designando funcionarios que aprovechan su cargo público para hacer negocios, en perjuicio de las mayorías.
En este caso, ganan los banqueros como Mondino porque podrán acrecentar la usura sobre los trabajadores que utilizan tarjeta de crédito e incautar una parte de su sueldo una vez depositado en la caja de ahorro.
Mondino es una representante directa de los intereses de la banca al interior del gabinete, como lo fue en los ‘90 su marido, Eugenio Pendás, cómplice del denominado “fraude bancario más grande de la historia argentina” cuando se desempeñaba como Superintendente de Entidades Financieras y Cambiarias del Banco Central.
En semana santa de 1995, el Banco Integrado Departamental (BID) declaró la quiebra, confiscando depósitos por 381 millones de dólares. A comienzos de ese año, a pesar de su insolvencia, los funcionarios del Banco Central -entre los que se hallaba Pendás- autorizaron que el BID absorbiera a los bancos Ribera y Aciso, multiplicando la cantidad de ahorristas que serían estafados meses después. Cabe destacar que la fusión fue posible debido a que la calificadora de riesgo local Risk Analysis, perteneciente a Diana Mondino, le había atribuido al BID una buena calidad crediticia.
Así las cosas, la actual ministra de Relaciones Exteriores junto con su marido estuvieron involucrados en el robo perpetrado contra 21 mil ahorristas bajo el gobierno de Carlos Menem. Sucede que el cierre del BID fue fruto de años de vaciamiento en complicidad con las autoridades del BCRA: las investigaciones sobre el caso detectaron que el banco otorgaba préstamos irregulares a empresas vinculadas a la entidad financiera.
“Además, se documentaron otras prácticas ilícitas, como maniobras para evitar previsionar, operaciones destinadas a crear activos falsos, obtención de fondos del Banco Central mediante información fraudulenta” (El Cohete a la Luna, 17/12). A su turno, en 1997, la presidenta de la Comisión Nacional de Ahorristas Damnificados, Matilde Sermoneta, denunció que parte de los fondos que no pudieron retirar cuando quebró el BID “estaba en una isla del Caribe” (En Orsai, 26/12).
En definitiva, quienes fueron protagonistas de graves estafas contra el pueblo, en lugar de haber sido juzgados, hoy están al frente del gobierno tomando medidas que profundizan la crisis social, a la vez que engrosan los bolsillos de un puñado de capitalistas entre los cuales se incluyen. Es el caso del mismo Luis Caputo, ministro de Economía, que como funcionario de Macri garantizaba la fuga de dólares de los grandes fondos de inversión y de él mismo, teniendo en cuenta que figuraba dentro de los Panamá Papers por poseer cuentas ilegítimas en el exterior.
Los trabajadores estamos cansados de tantos agravios. Debemos volcarnos a la lucha para que de una vez por todas dejen de lucrar con nuestro padecimiento.
Sofía Hart
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