martes, 28 de febrero de 2023

Ganancias: cobramos menos, pagamos más


Alberto Fernández declaró ayer que, cuando llegó a la Casa Rosada, los docentes estaban preocupados por ganar más, mientras que ahora su “preocupación” pasa por no pagar el impuesto a las ganancias. Dejando de lado el verso compartido con la burocracia de CTERA sobre una supuesta suba de los salarios docentes, la realidad es que el piso del impuesto a las ganancias se actualiza por debajo de la inflación, por lo que cada vez más trabajadores, con salarios reales más bajos, pagarán ganancias. 
 La actualización 2023 dejó el piso para ingresar a pagar el impuesto en 404 mil pesos brutos, por lo cual los trabajadores que alcanzan un salario más o menos igual a la canasta familiar, empiezan a pagar el impuesto de entrada. El impuesto de este modo, actúa como un techo al salario. De no modificarse el piso, podría terminar, en 2023, confiscando el salario de casi todos los trabajadores de convenio. 

 Las patronales 

Para las patronales, la actualización del piso por debajo de la inflación genera algunos problemas productivos, ya que los trabajadores no quieren hacer horas extras, debido a que el impuesto se queda con más del 30 % del salario. El otorgamiento de bonos navideños e incentivos a la producción también está alcanzado por el impuesto. La orientación de las patronales es modificar el régimen de trabajo de los fines de semana y convertirlos en obligatorios. 
 Un ejemplo es lo ocurrido en Toyota el fin de semana del carnaval. Toyota había decidido convocar a trabajar el martes feriado. En parte, por el deseo de los trabajadores de disfrutar del fin de semana largo y por lo que se queda el impuesto a las ganancias de las horas extras, la patronal no reunió al personal necesario –con menos del 85 % no puede producir. Dentro de la planta, ya se rumorea que se negocia con el SMATA volver al esquema de "francos rotativos" que obligaba a los trabajadores a trabajar los sábados, cuando por el impuesto a las ganancias no iban. El esquema de francos rotativos había sido desarmado a partir de la incorporación de un tercer turno de producción, que obliga a los trabajadores a sumar a su rotación al turno noche.

 Los sindicatos

 Los sindicatos barajan distintas vías de reclamo para compensar la confiscación o al menos parte de ella. Palazzo, el dirigente bancario y diputado kirchnerista, reunió el apoyo de todo un arco sindical -incluido el moyanismo- y legislativo para un proyecto de ley que cuadruplicaba el piso en 2022. De esa forma, quedarían pagando impuesto a las ganancias tan solo un 10 % de los asalariados. Sin embargo, el proyecto de Palazzo naufragó, y el bancario no convocó a una sola medida de lucha para que se lleve adelante. El proyecto de todas maneras significaba patear el problema para adelante: con el método de actualización por debajo de la inflación, en unos años el impuesto a las ganancias hubiera vuelto a ser generalizado. 
 Otra corriente en los sindicatos que incluye a bancarios, petroleros, supervisores, aceiteros, siderúrgicos, automotrices, de pesca, etc. reclaman un nuevo ajuste del piso salarial o que las patronales absorban el impacto del impuesto sobre el aumento salarial de las paritarias. Esto convierte a ganancias en uno de los puntos claves de la paritaria: la burocracia está dispuesta a firmar el 30 % semestral que propone Massa. 
 Otros sectores reclaman que ciertos ítems del salario sean exentos: CTERA viene de acordar que los ítems específicos de la función docente no se contabilicen para el impuesto -como el material didáctico, la conectividad, etc. En la misma línea, el SUTNA reclama que las horas trabajadas en forma obligatoria los fines de semana, no sean contabilizadas para el impuesto. 

 Por la derogación definitiva 

Ya existe una tradición del activismo de la clase obrera en la defensa de la eliminación definitiva del impuesto a las ganancias a los trabajadores. Está demostrado que cualquier modificación o mejora de las condiciones no perdura en el tiempo y la confiscación de los salarios se sostiene. El ingreso de cientos de miles de trabajadores al pago del impuesto, que crecerá a lo largo de 2023, es la oportunidad para una campaña por su derogación definitiva. 

 Pablo Busch 
 28/02/2023

Río Negro: la plataforma de negocios petroleros de Carreras-Weretilneck


"La Patagonia tiene una oportunidad en materia de transición energética y que se deben complementar en el escenario global con el petróleo y el gas”. En un acto de inauguración del gasoducto Sierras Blancas (Neuquén)–Allen (Río Negro), una inversión de Shell, Arabella Carreras anunció la licitación de tres áreas para explorar la presencia de petróleo -Confluencia Norte, Confluencia Sur y Cinco Saltos Norte- donde hay expectativas de hallar combustible fósil. Los proyectos del Hidrógeno Verde duermen el sueño de los justos en el Congreso Nacional. Por ahora sigue la exploración y extracción de petróleo, un gran atractivo para los capitalistas. 
 El gasoducto de 105 kilómetros inaugurado la semana pasada incrementará el trasporte de petróleo de Vaca Muerta hacia refinerías y puertos. Se vinculará con el oleoducto Oldelval que transporta petróleo y gas no convencional hasta el Puerto Rosales en Bahía Blanca. En esta inversión, Shell constituyó un consorcio junto con PAE (Bullgheroni) y Pluspetrol (Urquía de Aceitera General Deheza), intervino Techint-SIMA. Toda la burguesía nacional festeja las extraordinarias ganancias de Vaca Muerta. 
Vaca Muerta es política de Estado. Así lo señaló a secretaria de Energía, Flavia Royón. Efectivamente trasmitió las felicitaciones del ministro Sergio Massa a Shell por la inauguración y el pedido a su cartera para que acondicione el decreto 929/2013 -de creación del Régimen de Promoción de Inversión para la Explotación de Hidrocarburos- para dar a los inversores “la certidumbre jurídica y fiscal que necesitan”. “Esperemos que pronto Río Negro esté explotando sus riquezas a partir de la inversión privada”, proclamó Carreras. 
 La provincia atraviesa una transición productiva inocultable. Allen, “la capital nacional de la pera”, se ha convertido en la localidad de la extracción de petróleo, shale gas y shale oil. El fracking destruye la roca para extraer shale oil y shale gas, pero también destruye la industria frutícola, las chacras y la salud de la población. Los capitalistas, en cambio, cuentan con el resguardo del Estado. 
 Otra noticia que se destacó en la semana es que cambiaron la regulación del uso del agua para Vaca Muerta. La provincia de Neuquén emitió una disposición que obliga al uso de cañerías rígidas en determinadas zonas urbanas y agropecuarias. Los empresarios de Vaca Muerta están preocupados porque los cambios introducidos encarecerán las operaciones en Vaca Muerta. Les preocupa tener que pagar tasas municipales a la industria como pasó en San Patricio de Chañar que facturó varios millones de pesos por tasa a la industria. Añelo y Rincón de los Sauces podrían empezar a cobrar nuevas tasas. Los municipios quieren recibir algo de los enormes beneficios de la industria petrolera. Es un indicio de la tensión política que recorre la provincia. 
 La expectativa de grandes negocios petroleros, mineros e inmobiliarios ha atraído la atención de poderosos grupos capitalistas y amalgamado a fuerzas políticas en el orden provincial que, en las elecciones nacionales, se enfrentarán en diferentes coaliciones. Es así que detrás de las candidaturas de Alberto Weretilneck y Arabella Carreras, han confluido tanto los K (Martín Doñate) como los radicales, desde ambas orillas de “la grieta”. 

 Elena Florín 
 28/02/2023

La ministra de los "salarios cuidados". Editorial de Marcelo Ramal 24/2/23

Rusia - Ucrania: el aniversario de la guerra imperialista // Análisis de Gabriel Solano

lunes, 27 de febrero de 2023

El patriotismo capitalista


“Ese día de fiesta nacional se amontonaba a todos los críos en un patio y se los hacía jurar fidelidad a la bandera. ‘¿Xurais defender este símbolo inmacvlado con la sangre de vos, sin importar quáles razones tuvierais para no facerlo?’ A lo que los críos contestaban gritando bien fuerte ‘Sí, con esta sangre, xuro!’ De ahí hasta la muerte, los habitantes de Calataid llevarían con orgullo la cicatriz de la Jura a la Bandera, la cual no sólo era imprescindible para hacer cualquier trámite público, como ingresar al honorable cuerpo de Alamines de Cerdos y Gallinas para cobrar las tradicionales coimas, sino que también servía para practicar una vieja costumbre que consistía en medírsela cada vez que dos viejos amigos se encontraban (…) ‘Quando me empuxaron con los otros críos en el patio de la escuela para que xurara por ese pedazo de trapo, grité bien forte No xuro! Pero el mío No se perdió entre los obedientes xuro de mis compañeros’”. 
 Este momento de la novela cubista La ciudad de la luna (2009) es una ficción-testimonio de mi experiencia como estudiante de primer año de secundaria durante la dictadura militar en Uruguay. Mientras el director recitaba las frases patrióticas que hacían llorar a los padres, yo recordaba a mi abuelo, torturado por el capitán Nino Gavazzo, luego prisionero acusado de darle de comer a unos tupamaros fugitivos a quienes ni siquiera conocía. Recordé a mi tío, también torturado, y recordé a su joven esposa pegándose un tiro en el pecho. Yo tenía cinco años, pero jamás olvidé. Recordé las conversaciones en una granja de Colonia, donde dos hombres de cara al farol de la cocina mencionaban que los cuerpos aparecidos en el Río de la Plata no eran de pescadores sino que habían sido arrojados desde aviones argentinos, más de diez años antes de que uno de los pilotos lo confesara en 1992. 
 Cuando le pregunté al profesor de “Educación Moral y Cívica” qué significaba la rama de laurel en el escudo nacional, me golpeó en la mano por señalar el símbolo sagrado con un dedo. El profesor de historia, orgulloso descendiente de un capitán inglés y cansado de mis preguntas, me dijo frente a toda la clase que nunca un familiar mío iba a tener una calle con su nombre. No entendí por qué eso era importante ni lo entiendo ahora. Poco después le pregunté a la profesora de literatura, una mujer muy amable, por qué ni siquiera se mencionaba a Juan Carlos Onetti y su respuesta fue: “porque el país le dio todo, educación, trabajo, familia y él se fue a otro país a criticar al suyo propio”.
 Años después, cuando la incipiente democracia liberó a los presos políticos de Libertad, uno de ellos fue de visita a la granja de mi abuelo y le contó que, con un familiar, había puesto un restorancito y habían invitado a uno de los compañeros que era cantor. Pero un día le pidió que incluyera alguna canción que no fuese de protesta. El músico se ofendió y allí terminó la amistad. “Él debe entender que no podés mantener tu negocio solo con clientes que piensan como nosotros”, comentó mi abuelo. 
 La actitud del cantor revolucionario ante el contexto tiene algo en común con el recurso dialéctico de los influences del capitalismo. Un popular youtuber iraní emigrado a Estados Unidos que se define como “alguien que ama este Gran País”, una vez entrevistó a un profesor estadounidense que se define como marxista. Luego de hacer un despliegue de ignorancia histórica, apenas pudo le tiró con la clásica: “¿Por qué no te vas a vivir a Rusia”. Rusia ni siquiera es socialista, por lo que aún más clásico es la invitación a vivir en Cuba. Los inquisidores no se toman la molestia de considerar que Cuba es la consecuencia del imperialismo estadounidense y, menos, que es en países como Cuba donde el capitalismo ejerce sus milagrosos poderes con más fuerza. 
 El recurso de cuestionar la vida privada de una persona como argumento en contra de sus ideas es mediocre y cobarde. Como cuestionar a un socialista por enviar a su hija a una escuela privada porque quiere y puede pagarle una educación bilingüe. Como cuestionar a un capitalista pobre (mejor dicho, a alguien que cree en el capitalismo) por enviar a su hijo a una escuela pública. O cuestionar a alguien porque vive en un barrio y no en el otro. Cada individuo vive en circunstancias concretas en un mundo concreto; en cualquier caso, dominado por el capitalismo. 
 Más si es un asalariado. Cuando la crisis neoliberal golpeó América latina a principios del siglo (como consecuencia lógica del endeudamiento forzado en los 70s, el que luego derivó en las recetas del FMI y del Consenso de Washington en los 90s), muchos de aquellos que teníamos la heladera blanca por fuera y por dentro emigramos a Europa o a Estados Unidos como forma de sobrevivir y luego, en algunos casos, por razones profesionales. Algunos se impusieron cambios ideológicos para no sentir la incomodidad de la falsa contradicción: si vives en un país capitalista debes ser capitalista. Si vives en un país socialista debes ser... bueno, hay diferentes opiniones. 
 Actualmente, la consecuencia lógica de las crecientes desigualdades sociales del neoliberalismo y la pérdida de poder extractivo de las potencias imperiales (eufemísticamente llamadas desarrolladas) sobre sus colonias primero, sobre sus dictaduras amigas después y, finalmente, sobre las endeudadas democracias en vías de desarrollo, ha dado paso a un fascismo más visceral. Esta ola nacionalista (no confundir el nacionalismo imperialista con el nacionalismo anticolonialista) nació en “los países desarrollados” y luego, como todo, fue copiado en sus excolonias con complejo de inferioridad. 
 La ventaja del fascismo no es sólo su simplicidad intelectual, ilustrada con su simbología tribal de banderas, escudos, gritos y clichés, sino también su patriotismo visceral y militarista. El odio a todo tipo de otro en nombre del amor al país en el que nacieron o el amor súbito, a primera vista, del país que adoptaron. 
 El patriotismo no es el amor a un país sino el reflejo del amor propio en símbolos ajenos. El amor y el odio a un país son dos ficciones imposibles, pero muy útiles. A veces funciona para revindicar derechos de pueblos oprimidos. A veces, para todo lo contrario. Por lo general, es una de las pasiones colectivas más fáciles de manipular por los más de arriba, aquellos que les importa un carajo la patria, la bandera y la vida de quienes juran morir por ella. 

 Jorge Majfud
 23 de febrero de 2023 - 00:09

Casi 7 millones de niñxs y jóvenes son pobres


El fracaso de los políticos capitalistas es indiscutible. 

 Según el Indec, el 52,9% de los menores de 17 años está bajo la línea de pobreza. La distancia entre los ingresos populares y el costo de vida es cada vez más grande, obra de todos los políticos capitalistas que se alternaron en el poder, gobernando para una clase social minoritaria en perjuicio de las mayorías. Una orientación política responsable de que 6,8 millones de niñxs y jóvenes en Argentina vivan en hogares bajo la línea de pobreza y sean mayoría dentro de la población más pobre. 
 Los datos se desprenden de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, correspondiente al tercer trimestre 2022. El informe arroja que el 52,9% de lxs menores de 17 años pertenece a núcleos familiares cuyos ingresos no alcanzan para cubrir la Canasta Básica Total (CBT), monto que delinea el umbral de la pobreza. El porcentaje asciende a un dramático 74,6% en Chaco, al 69,9% en Formosa y al 64,4% en San Luis, evidenciando la corresponsabilidad de los gobernadores -de uno u otro color político- en edificar esta catástrofe. A su vez, lxs niñxs y adolescentes componen el 37% -más de un tercio- de la población pobre del país. 
Que los pibes hoy sean los más pobres entre los pobres muestra de manera contundente el fracaso de un régimen en su totalidad. Tanto peronistas, como macristas y radicales son artífices de esta realidad aciaga, por haber gobernado para los poderosos a costa de los trabajadores, atacando el salario, los puestos de trabajo y las condiciones laborales. En la actualidad, ambos bloques están comprometidos en honrar el acuerdo con el Fondo Monetario, sacrificando en ese altar los derechos de las infancias y el conjunto de las necesidades sociales. 
 Finalmente, mientras la línea de pobreza se ubica en $163.539, el ingreso medio de la población llega apenas a $80.000, como resultado de las paritarias que cierran a la baja y el crecimiento del trabajo precario, bajo la anuencia gubernamental. Lo anterior explica que 5 de cada 10 niñxs y jóvenes habiten hogares donde lxs adultxs no ganan los suficiente como para costear los bienes y servicios incluidos en la canasta básica. Ningún gobierno puede jactarse de promover derechos para la niñez, cuando son los encargados de empobrecer a las familias trabajadoras que llevan adelante esas crianzas. 
 A esto hay que añadirle las consecuencias del ajuste fondomonetarista. Sin ir más lejos, la caída real del presupuesto destinado al pago de la Asignación Universal por Hijo, sumado a la disparada del precio de los alimentos, condujo a que dicha prestación solo llegue a cubrir hoy en día el 60% de las necesidades calóricas de unx niñx, según la consultora Ecolatina. El gobierno que destruye los ingresos populares es el mismo que recorta la asistencia social en pos de complacer al FMI, como se ve también en las 100.000 bajas del Potenciar Trabajo. A fin de cuentas, el peronismo que prometía la heladera llena y la vuelta del asado, hoy es sinónimo de hambre para familias enteras que no tienen otro remedio que acudir a los comedores barriales para alimentar a sus hijxs. 
 Sabemos que unx niñx alcanzado por la pobreza padece un sinfín de vulneraciones. La falta de ingresos crea niñeces condenadas a saltearse una comida diaria, a salir a hacer changas, a cargar con el cuidado de hermanxs menores mientras lxs mapadres trabajan -ante la falta de dispositivos estatales-, a entrar tempranamente en contacto con la marginalidad que supone patear la calle solx a tan corta edad, a no tener juguetes, a lidiar con la falta de acceso a servicios esenciales y la crisis habitacional. Son quienes en invierno deben elegir entre pasar frío o calefaccionarse con métodos inseguros a riesgo de sufrir accidentes. Son aquellos que en verano se quedan sin presión de agua para consumo personal o para llenar la pelopincho y sobrellevar el calor.
 La juventud pobre también es flanco de ataque de las redes de trata y narcotráfico que inundan las barriadas del territorio nacional en connivencia con la policía. La misma policía que dispara contra esos jóvenes cuando se niegan a robar para ella o cuando los tildan de “pibes chorros” por el simple hecho de llevar puesta una visera. Matan para regimentar, sabiendo que la impunidad estatal es la norma en los casos de gatillo fácil. 
 A su turno, si unx niñx no tiene resueltas sus necesidades materiales difícilmente pueda transitar trayectorias escolares satisfactorias. Sin embargo, tanto el oficialismo como la oposición patronal, que han empobrecido a les estudiantes y desfinanciado la educación pública, se empeñan en responsabilizar a los docentes de la crisis educativa, con el objetivo de atacar sus condiciones laborales y devaluar los contenidos curriculares, orientándolos a las necesidades del mercado. 
 La lista de riesgos y privaciones a los que están expuestxs lxs niñxs y adolescentes pobres es interminable. En ese sentido, si tomamos la situación de las infancias y la juventud como variable para evaluar a un gobierno, podemos afirmar que, con más de la mitad de esa población sumergida en la pobreza, el fracaso de todas las gestiones presidenciales de las últimas décadas es categórico. Ahora bien, debemos denunciar a los falsos libertarios, que se apoyan en ese argumento para postularse como alternativa, pero ofreciendo un programa reaccionario que no hará más que profundizar esta barbarie, ya que incluye la anulación de los derechos laborales, la privatización de la educación y hasta la legalización de la venta de niñxs que propone Milei.
 Solo mediante la lucha y la organización, de forma independiente a los políticos capitalistas, podemos conquistar un futuro mejor para nuestrxs pibes, en el cual dejemos de criar rodeadxs de carencias, condición necesaria para habilitar infancias plenas y mapaternidades deseables. 

 Sofía Hart

La crisis de reservas, la flexibilización de las metas y el fracaso del programa del FMI


Un salvavidas de plomo a un gobierno que se hunde. 

 Después de haber sobrecumplido en 2022 las metas de ajuste impuestas por el FMI, el gobierno habría conseguido que el organismo flexibilice la meta trimestral de acumulación de reservas, que aparece como incumplible porque el Banco Central sigue perdiendo divisas. Bajaría así el monto de dólares que debía recaudar para marzo, aunque el objetivo anual quedaría inamovible. Es una soga que el Fondo y el gobierno de Biden le tiran al gobierno peronista para no forzar un estallido, como probablemente suscitaría la caída del programa u obligar a una brusca devaluación que dispare una hiperinflación. 
 La “ola rosa” de gobiernos de contención ante el escenario de rebeliones populares en América Latina sigue siendo la opción por la que opta el imperialismo (con Lula como máximo exponente). Claro que, como contrapartida, exige al Frente de Todos que siga haciendo el trabajo sucio de ajustar el gasto público a costa de la población trabajadora, cuando en definitiva las sucesivas revisiones muestran el fracaso de todo el programa fondomonetarista, que todos los políticos capitalistas plantean sostener.
 Además de la sequía, que reduce el ingreso de divisas por exportaciones, la acumulación de reservas también está cuestionada por el encarecimiento de las importaciones, el pago de los elevados intereses de deuda y la recompra de bonos en dólares que activó la Secretaría de Finanzas para intentar contener la brecha cambiaria. Sin embargo, al mismo tiempo el FMI indica al gobierno que debe frenar el esquema de desdoblamiento cambiario, cuyo mayor exponente fue el dólar soja, es decir que apuntó contra los mecanismos (usurarios) con que el año pasado se logró cumplir la meta -los costos los vemos ahora, porque eso motiva la retención de la cosecha a la espera de nuevos beneficios cambiarios. 
 Desde el gobierno nacional sostienen que esta modificación otorgará un mayor margen para liberar pagos de importaciones y así sostener el nivel de actividad, cuando diciembre se consagró como el cuarto mes de contracción por las trabas a los insumos que se compran en el exterior. Pero las cuentas no dan, ya que en enero, la balanza comercial dejó un saldo negativo de casi 500 millones de dólares, augurando mayores controles sobre el uso de dólares para importaciones, que junto con el endeudamiento seguirán las vías para cumplir con el nuevo recálculo en la meta de reservas. 
 En tanto, no habrá cambios en los objetivos de déficit fiscal y de emisión monetaria, incluso cuando enero marcó un rojo primario de $204.000 millones producto de la caída en las retenciones y dejó poco margen para la meta fiscal del primer trimestre con el FMI. Esto sucede en el inicio de la campaña electoral, donde las elecciones dejan planteada una mayor erogación fiscal, por lo que el ajuste va camino a recrudecerse atizando la tendencia recesiva, los niveles de endeudamiento y el golpe al bolsillo popular. 
 No podemos seguir siendo los trabajadores quienes pagamos los platos rotos del fracaso de los políticos capitalistas y el programa del FMI. Para terminar con la fuga de divisas y la desvalorización permanente de la moneda nacional es necesario echar a los políticos capitalistas y reorganizar la economía priorizando las necesidades sociales y de desarrollo nacional. 

 Camila García

domingo, 26 de febrero de 2023

Encuentro lejano en el subte B


Todos los adioses son definitivos porque las circunstancias en las que fueron dichos son únicas, siempre. Nada de lo que ocurrió después de pronunciarlos es previsible. Ni comparable con otros adioses porque, como en un ajedrez de los dioses, la partida es infinita. Y lo ocurrido antes, es inmodificable: por ejemplo, que alguien deba partir porque la muerte ronda como una nube espesa, tal como el smog de Buenos Aires en aquel lejano invierno de 1977, cuando era una ciudad de perros, como escribió el poeta Adrián Desiderato. 
 El estado terrorista desplegaba sus tentáculos de miedo, sus larvas de silencio; de sospecha o prohibición. En algún lugar alguien gritaba su nombre en la calle antes de ser secuestrado. Alguien iba al cine y luego a cenar y luego a dormir y luego a tener sexo ocasional o no; alguien era buscado en silencio por una patota militar disfrazada de civil. Alguien tomaba una pastilla de cianuro para no traicionar. Alguien como un obrero, un maestro, un estudiante, un médico, un artista, gritaba su nombre antes de ser arrojado al baúl de un coche. Alguien, como un escritor, decidía disparar para morir antes de ser secuestrado y llevado a las mazmorras de una escuela de marinos. Alguien nacía en la cama sucia de una improvisada sala de partos en un calabozo clandestino con una identidad que tardaría muchos años en revelarse. Y alguien- otras u otros- sabía que no volvería nunca a ver a los que amaba antes de ser arrojado desde un avión al Río de la Plata. El río más ancho del mundo según las letanías escolares. El río marrón como la sangre seca. El río de los secretos profundos que a veces serían revelados con cuerpos aparecidos como un eructo de su marea en las costas de playas tranquilas para veraneos familiares. 
 Y entonces, ese invierno de 1977, la vida cotidiana era insoportable en su apariencia de normalidad como podía ser normal, por ejemplo, que una formación del subte llegara a cada estación a la hora señalada con miles de porteños que repetían el rito de viajar hacia sus trabajos, o sus casas o el cine o a una cita, por ejemplo, de amor. O de despedida. Ese invierno, como había ocurrido por años, mi padre trabajaba en la estación Pueyrredón del subte B, la línea que cruzaba las entrañas de la avenida Corrientes, desde Chacarita a Leandro N. Alem. Su horario, cuando no realizaba horas extras, era desde el mediodía a las 18 horas. A principios de junio de 1977, un grupo de tareas policial habían secuestrado a uno de mis primos, que fue llevado al Centro de Aprovisionamiento de la Policía Federal devenido, en la planificación carnicera de entonces, en un campo clandestino de detención bautizado con el humor de los delincuentes como “Club Atlético” por sus iniciales o, simplemente, “El Atlético”. La demolición del futuro, para borrar rastros, lo dejó debajo de la futura autopista sur porteña. Por supuesto, muchos años después de su cárcel y liberación en 1982, con mi primo pudimos reconstruir esa historia. Pero en aquellos días del invierno, era claro que yo era la siguiente de la familia en la cartografía de los secuestradores no por parentesco sino porque ambos compartíamos el mismo grupo político. 
 Hacía mucho tiempo que mis padres me suplicaban que huyera al exilio. Aún recuerdo aquella tarde de junio del 77, la luz mortecina de un cuarto en los fondos de la casa familiar en el Oeste del conurbano- de la que me había ido hacía ya muchos años-, como si hubiera que ocultarse de las sombras largas del terror y en cuyo piso habíamos escondido toda la literatura que los militares consideraban subversiva. Recuerdo a mi madre y a mi padre arrodillados suplicándome que huyera del país. Nos negábamos a partir porque sentíamos que abandonábamos un barco con mujeres y niños cuando ya había tantos compañeros presos, desaparecidos y asesinados. Para tranquilizarlos, les prometí que pronto tomaría una decisión que, no les dije, no era sólo mía. Con mi padre hicimos un acuerdo: la cita para vernos se la enviaría por nuestro emisario secreto, el gran don Pargas, que era su amigo, me conocía desde adolescente y, sobre todo, era un peronista genético. Tenía un negocio de reparación y venta de relojes en el subte de la estación Uruguay. Pero, además, le pedí a mi padre que la cita fuera en medio de la multitud para estar protegidos porque lo más probable es que él estuviera bajo vigilancia. Nunca voy a comprender cabalmente (o tal vez lo comprendí mucho después cuando fui madre) su alegría y ausencia de temor. 
 Todo ocurrió más rápido de lo previsto. A principios de julio, me acerqué a lo de don Pargas luego de dar muchas vueltas y cerciorarme de que nadie merodeaba el local. Mientras me mostraba unos relojes como si fuera a comprarlos, con la voz quebrada, don Pargas también suplicó: “Vuelvan sanos y salvos. Prometémelo por el amor de dios y todos los santos. Estos, alguna vez se van a ir”. Le juré que pasara el tiempo que pasara volvería para contarle mis aventuras. “No jures en vano” agregó, y una risa nerviosa nos devolvió a la certeza de que nada podía ser prometido entonces. Don Pargas me regaló un reloj que me acompañó largos años. Y me dio la plata que mi padre le había dejado para mi salida del país. “Dígale que lo veo el lunes 4 de julio a las seis de la tarde, cuando sale del box y va hacia la escalera. Que no me hable ni se acerque”. No pude abrazar a don Pargas entonces- y no sabía que tampoco podría hacerlo después- por su descarado desafío al miedo que calaba en la vida cotidiana, corrompiendo cualquier lealtad. 
 El lunes 4 de julio a las 17.55 bajé hasta la base de la escalera del subte B en la estación de Pueyrredón y Corrientes cuando vi que mi padre, vestido aún con su overol gris de trabajo, enfilaba para subir en medio de la multitud de obreros y oficinistas que venían del microcentro para ir hacia la estación de Once a colgarse de los trenes atestados para partir en masa hacia el oeste del conurbano donde seguramente vivían. Me puse a la par de él, para subir rodeados de un río humano. Sin mirarnos, sin tocarnos, alcancé a decirle: “Ya me voy del país. Cuando llegue a destino, te escribo”. A mitad de la escalera, la multitud que subía nos obligó casi a tocarnos. Pude sentir la emoción contenida de mi padre: sus ojos llorosos, su dolor y, también, el alivio en una tenue sonrisa que se le dibujó en la cara como el gesto de un loco que ríe solo. Finalmente me iría. Finalmente, él y mi madre podrían estar seguros de que estaría a salvo. Hubiera querido decirle tantas cosas: que mi salida era el 7 de julio; que era un regalo para su cumpleaños, ese día de San Fermín que era, también, su segundo nombre. Ya en el último escalón, antes de acelerar para confundirme entre la multitud que emergía caótica logré murmurar “los quiero viejo” con la certeza de que tal vez ya era tarde para que lo escuchara.
 Habían pasado apenas unos segundos del encuentro más furtivo de mi vida. Quizás sólo un minuto eterno y breve en la entonces alocada distopía de la Argentina. 
 Solo un minuto. 
 Pero deberían pasar siete años hasta que pudiéramos abrazarnos otra vez.

 María Seoane 
26 de febrero de 2023 - 03:13

La batalla por el 24 de marzo


El 24 de marzo se metió de lleno en la crisis del país. La pretensión de Cristina Fernández y el kirchnerismo de convertir el aniversario del golpe genocida del 76 en un acto a favor de la expresidenta derivó en una agudización del dislocamiento del oficialismo, el cual a menos de seis meses de las Paso no tiene candidatos. Cada paso para resolver el tema termina en la nada (como fue el caso de la mesa convocada en el PJ) o en una nueva crisis. 
 La convocatoria de Cristina a un 24 de marzo “contra las mafias” tenía la intención de mostrar un apoyo popular en el medio del proceso judicial que en una primera instancia la condenó a 6 años de prisión por corrupción. La arremetida del kirchnerismo contra el Poder Judicial, que complementa el planteo de juicio político a la Corte (que como todos saben naufragará en el Congreso por la falta de votos), claramente está dominada por la situación procesal de la vicepresidenta. 
 El kirchnerismo, y CFK en especial, buscaron ligar la convocatoria del 24 a un rechazo a la condena del Tribunal que establece una inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, lo cual fue pretendidamente agitado como una proscripción para que Cristina se presente en las próximas elecciones, esto no es así ya que la sentencia no está firme y tiene aún un largo camino de apelaciones que permitirán que CFK se presente si es esa es su voluntad.
 Cristina, al conocer la sentencia, renunció públicamente a cualquier candidatura. Pero la no presentación deja al peronismo sin una candidatura central lo que termina afectando las posibilidades de los intendentes y gobernadores que no adelantaron las elecciones provinciales. A su vez de no presentarse, el kirchnerismo quedará a merced de los punteros históricos del PJ y por lo tanto con la disgregación en puerta. Seguramente la expresidenta evalúa que una, casi segura, derrota electoral allane el camino para que su condena se haga efectiva en las próximas instancias. Como se ve el “operativo clamor” está dominado por el derrumbe del Frente de Todos. 

 Lo que mata es la inflación… y la burocracia del 60% 

Colocando en el centro de la escena las mafias, el kirchnerismo buscó desviar su responsabilidad en el fortalecimiento del poder de estas, desde la judicial a la de los “establishment” pasando por los servicios de inteligencia: eligió a la mayor parte de los jueces, gobernó con ellos (¡Rosatti ministro de Justicia y Derechos Humanos con Néstor), estableció una alianza con los Stiuso y ni qué decir de su asociación con banqueros, multinacionales de la minería, el petróleo, el agro, etc.
 Pero también, y no es menor, el kirchnerismo busca sacar del centro de la escena su apoyo incondicional a la política de ajuste que está comandando Sergio Massa, por cuenta y orden del FMI y de la burguesía nacional que pretende no cargar con los costos de la crisis. 
 Con una inflación que amenaza en llegar al 100% en el año, tirando a la basura la pretensión de un 3% mensual, no solo se aleja una candidatura de Massa a la que CFK apostaba, también coloca como eje la situación económica y fundamentalmente cómo la viven los trabajadores. El gobierno se apresta a conseguir un “waiver” (perdón) del FMI por el incumplimiento de las metas acordadas, ya que las reservas han caído entre otros por la fallida operación de rescate de bonos con el propósito de facilitar un nuevo endeudamiento. El otro aspecto es la suba del déficit fiscal a pesar del manifiesto recorte que han sufrido las partidas que conciernen a los trabajadores, como son las asignaciones, el Potenciar Trabajo, las jubilaciones y pensiones, los salarios de los estatales, etc. El déficit está ocasionado en parte por la caída de los ingresos sobre todo por derechos de exportación, como resultado de la sequía fundamentalmente, pero también por los fuertes subsidios a los grupos capitalistas (¡energía!). 
 Frente a esta situación el kirchnerismo y la vicepresidenta en particular no emiten palabra. Pero actúan. El sindicalismo kirchnerista ha firmado acuerdos salariales con la pauta del 60% que pretende el gobierno, el caso más destacado es Ctera con Yasky y Baradel a la cabeza. En el mismo camino está ATE Capital que sigue al Sutecba (trabajadores del gobierno de CABA) de Genta que firmó en las mismas condiciones con Larreta. El ultrak Palazzo de La Bancaria largó un paro colocando el acento en el impuesto a las ganancias al salario sin fijar un monto al reclamo salarial.
 Notoria la diferencia con los sindicatos combativos como el Sutna que logró un acuerdo con cláusula gatillo, o con la Unidad Piquetera que prepara un plenario piquetero nacional para el 3 de marzo con más de 5.000 delegados, en su lucha para quebrar el recorte de los fondos para los trabajadores desocupados, reclamando trabajo, alimentos y la ampliación del los planes a todos los desocupados.
 La asociación del kirchnerismo con Massa sepultó todo el discurso k contra el ajuste, a favor de los que menos tienen y el rechazo al acuerdo con el FMI. La pretensión de aparecer opositores de su propio gobierno no resistió las “apretadas” de los mercados. Es una hipoteca difícil de levantar para pretender crear una “épica” que entusiasme a su propia base electoral. 
 Cuando se revisa la historia de los 40 años de democracia en la Argentina, la recurrencia de los problemas (endeudamiento extremo, fuga de capitales, entrega, subsidios a los capitalistas, etc., con el FMI siempre presente) es la constante, solo que más agravados y con un deterioro enorme de las condiciones de vida, de las perspectivas, de la inmensa mayoría de los habitantes de este país, fundamentalmente los trabajadores, como lo demuestra el crecimiento de la pobreza. Sobre esta base expresiones de derecha como Milei o Bullrich buscan explotar el descontento popular, no para terminar con el sometimiento al capital financiero, ni con la política capitalista y sus representantes, sino para ir a fondo con ella. Todos son responsables del rumbo en estos 40 años, y desde antes también. 

 El 24 es contra el ajuste, la represión y la criminalización de la protesta

 El rechazo de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, a que el 24 tenga como eje a CFK y su situación judicial provocó un cimbronazo y por boca del secretario de Derechos Humanos, Pietragalla, decidieron recalcular (convocarían a un acto particular el 11 de marzo). Si bien es cierto que lo de Carlotto sonó a una jugada del albertismo (incluso invocó a Aníbal Fernández para decir que Cristina no está proscripta) y que ella misma no descartó citar el caso en el documento, es una expresión de una disgregación que golpea al sector de izquierda del oficialismo. La renuncia de cuatro senadores al bloque oficialista en el Senado esmerila el poder de Cristina en lo que es su “territorio” y es parte de la misma crisis. 
 Es evidente que el carácter de lucha contra el ajuste, la represión y la criminalización de la protesta no es una consigna más. Es el eje para el conjunto de los trabajadores agraviados por la política del gobierno y las pretensiones de la derecha. El propósito de CFK para el 24 es reaccionario porque, detrás del rechazo a la mafia judicial, venía el apoyo al ajuste de la mafia del FMI, a su ejecutor (Massa), a la burocracia sindical que entrega el salario y las conquistas y a la política represiva y judicial contra miles de luchadores que luchan por sus reivindicaciones. Delimitarse, denunciar y rechazar esta maniobra es fundamental para abrir una intervención de los trabajadores en la crisis independiente del PJ, de Juntos por el Cambio, de Milei y de todos los políticos capitalistas. Y esta tarea corresponde fundamentalmente a la izquierda y al Frente de Izquierda en particular. 
 Que el acto no tenga las características que CFK y el kirchnerismo pretendían no significa que tenga un objetivo de lucha si está en manos de los socios del ajuste. Como sostuvimos en un reciente comunicado de prensa “el 24 es una jornada de lucha, y vamos a defender una movilización contra el ajuste, la represión y la impunidad de ayer y de hoy. Vamos contra el ajuste pactado por el gobierno y el Fondo Monetario que condena a casi la mitad de la población a no llegar a la canasta de pobreza. Vamos a enfrentar la criminalización de la protesta social en un país donde hay cientos de compañeros y compañeras enjuiciados por participar de medidas de fuerza, e incluso condenados, como César Arakaki y Daniel Ruiz, por enfrentar la reforma jubilatoria votada por el Congreso bajo el gobierno de Macri. La agenda del 24 tiene que ser la defensa de estas causas populares que nos colocan en la vereda de enfrente del gobierno nacional y de Cristina Kirchner”. Esa es la tarea. 

 Eduardo Salas

Los Benegas Lynch: el lado oscuro de los próceres de Milei

El ajuste no funciona

🔴 Cierre del Congreso de Tribuna Docente // Facultad de Ciencias Sociales - UBA

sábado, 25 de febrero de 2023

Un año de la guerra en Ucrania // Charla - debate con Pablo Heller y V. U. Arslan (SEP de Turquía)

“¿Qué opinas sobre este viaje de Biden a Kiev, y el choque con Putin?”

Los Fernández votan por la continuidad de la guerra en Ucrania


En la sesión de la asamblea general de la ONU, ayer, jueves, una mayoría de 141 estados votó por “una paz justa y duradera”; otros 32 estados no lo entendieron de esa manera y se abstuvieron, en tanto que siete votaron en contra. El texto de la resolución precisa que esa “paz duradera” consistiría en que Rusia “retire sus tropas del territorio ucraniano en la forma completa, inmediata e incondicional”. Bien leído, se trata de un apoyo a la guerra lanzada por la Otan para alcanzar, precisamente, ese propósito. De un plumazo, se vuelven a descartar las propuestas para poner fin a la guerra por medio de una negociación. En la práctica, Ucrania es un territorio de la Otan y su ejército es lo mismo – entrenado, armado y centralizado por la Otan. Lo dijo el ministro de exteriores de Ucrania, Dmitró Kuleba: “Ucrania está integrada ‘de facto’ en la Otan”. Si fuera admisible y realizable un retiro “incondicional” de estados extranjeros en Ucrania, debería ser ejecutado por Estados Unidos y la Unión Europea, no solamente por Rusia.
 Es cierto que la Otan alega que su intervención política y militar en Ucrania no es más que una respuesta a la invasión de Rusia. Pero esto no corresponde a la realidad. La ex primera ministra de Alemania, Ángela Merkel, admitió, recientemente, que su país y la Otan sabotearon a conciencia los llamados acuerdos de Minsk, que convertían a Ucrania en un país independiente y federal, para contemplar las aspiraciones e intereses de las regiones ‘pro-rusas’ de Ucrania. El propósito de ese sabotaje a un acuerdo que pretendía poner fin a una guerra en Ucrania ha sido, según la misma Merkel, ganar tiempo para completar el rearme del ejército ucraniano por parte de la Otan. Ucrania ha sufrido una doble violación, una violación en manada: de parte de los treinta estados de la Otan, de un lado, y de Rusia, del otro. La resolución también “enfatiza la necesidad de asegurar la rendición de cuentas por los crímenes internacionales cometidos en el territorio de Ucrania”, pero lleva la firma de los estados que están a la cabeza de esos crímenes – en Ucrania y en todo el mundo, incluido el bombardeo atómico de Estados Unidos contra Japón o, en nuestro plano doméstico, los “genocidios” cometidos por las dictaduras de Argentina y por Pinochet. La sala de sesiones de la ONU es testigo de las mayores hipocresías que se conozcan – no refinadas sino groseras.
 La votación en la ONU tiene lugar cuando China anuncia la inminencia de una propuesta de “plan de paz”. Se suma a otras numerosos planteos con el mismo objetivo. Un notorio criminal de guerra, premiado con el Nobel de la Paz, ex secretario de Estado del presidente Nixon, ha presentado el suyo. El hombre que impulsó el bombardeo de Vietnam con napalm y gas naranja, advierte que el propósito de la Otan de destruir a Rusia llevaría a una ruptura de todo el sistema internacional. La resolución de la ONU, más allá de su lenguaje ‘pacifista’, es un rechazo adelantado a cualquier negociación internacional para el cese de la guerra. Es cierto, sin embargo, que la más exitosa de las negociaciones de ‘paz’ en Ucrania, no detendrá la tendencia a una guerra mundial que está en la esencia del imperialismo – como lo prueba la historia de los últimos 150 años. Pero en cuanto a la resolución -“no vinculante”- de la ONU, es hostil a cualquier tentativa de parar esta guerra. Los Fernández ordenaron votar a favor de esta resolución, que significa apoyar la continuidad de la guerra. Lo mismo han hecho el mexicano López Obrador y el brasileño Lula. El caso de Lula es singular, porque acaba de rechazar el pedido de Biden de que Brasil apoye a la Otan. Lula opuso a ese reclamo la decisión de su gobierno de impulsar un acuerdo de paz. La intención está reñida con la exigencia de la resolución de que Rusia declare su rendición “incondicional”. Bajo el fascista Bolsonaro, Brasil se sumó al grupo de los abstencionistas. En el caso de Argentina, el embajador norteamericano, Mark Stanley, no demoró en saludar la posición del gobierno ‘nacional y popular’ (como lo publica La Nación). El peligro de que la guerra en curso derive en una confrontación nuclear, aunque sea limitada a las bombas “tácticas”, no amilanó a los estadistas criollos ‘que supimos conseguir’. Esa posibilidad siniestra es mencionada con reiteración por los corresponsales de todos los diarios. 
 Los Fernández han abandonado “la tercera posición”, con el aplauso de todo el peronismo. No hay que olvidar tampoco al radicalismo, cuyo Conductor histórico, Hipólito Yrigoyen, mantuvo neutral a Argentina en la primera guerra mundial. Otro globo ‘nacional y popular’ se ha convertido en piñata. Es fundamental el repudio a la posición de Argentina en la movilización del 24 de Marzo próximo. El trío ‘progre’ de AMLO, Lula y los K ha votado, en forma por cierto concertada, la continuidad de la guerra. Esto no impedirá a Alberto Fernández, su asesor del agronegocio, Antonio Aracre, y a la misma CFK, adjudicar las atribulaciones de la economía argentina a “la guerra”. El voto con la Otan pone de manifiesto el carácter semicolonial de estos gobiernos, o sea su dependencia del Tesoro norteamericano y del FMI. Ahora debería salir el esperado editorial de La Nación haciendo el elogio del ‘populismo’.

 Jorge Altamira 
 24/02/2023

El estado sionista y el mundo árabe juntos para terminar con la causa palestina


La guerra de la Otan y Ucrania fungió durante todo 2022 como excusa para tapar el agravio constante y creciente del estado sionista contra el pueblo palestino. Con el inicio de 2023 la nueva coalición gubernamental israelí dio un salto: en el curso de los últimos 45 días se han sucedido una serie de masacres sin precedentes en las ciudades-campos de refugiados de Jenin, Naplusa y Jericó. Dejando a un lado las agresiones sobre olivares y campesinos sobre tierras usurpadas a los palestinos por religiosos armados a lo Rambo y que pueblan los asentamientos de la Cisjordania, en cada una de esas masacres Israel mató a un promedio de 10 palestinos e hirió a no menos de 50 (en promedio en cada una). Esas masacres se produjeron a la luz del día, en centros comerciales repletos de gente, mediante asaltos camuflados como vehículos comerciales. Desde allí operaron comandos especiales que simularon ser trabajadores palestinos. El ejército israelí hizo uso y abuso de drones teledirigidos, para espionaje y como bombarderos no tripulados.
 En la más sangrienta de estas incursiones, en Naplusa, “los palestinos informaron que el ejército impidió que las ambulancias y los equipos de rescate llegaran a los combates de Naplus mediante disparos o gases lacrimógenos, y que los soldados dispararon contra los periodistas. Tales disparos de advertencia a los equipos de rescate no son nada nuevo. La novedad es que junto con la incursión del ejército en el campo de refugiados de Jenin el mes pasado, el ejército informó a la Media Luna Roja con anticipación, a través del comité de coordinación de seguridad palestino, que no se permitiría que las ambulancias se acercaran demasiado a la escena” (Amira Hass, Haaretz, 23/1). 
 La (escasa) prensa occidental que cubrió estas masacres las describió como acciones similares a los asaltos que los yanquis hacían en las aldeas de Vietnam. No se escuchan, sin embargo, voces contra estos crímenes de guerra. 
 Peor aún, el mundo árabe del que Palestina siempre formó parte y que el ´panarabismo´ consideró, en el pasado, la causa de las causas del Medio Oriente, abandonó ésta por completo. La semana pasada “Emiratos Árabes Unidos planteó en el Consejo de Seguridad de la ONU que no convocará a votación sobre un proyecto de resolución que exigía a Israel ´cese inmediato y completamente de todas las actividades de asentamiento en el territorio palestino ocupado´" (Haaretz, 19/2). La medida fue consensuada con la Autoridad Palestina (AP). La única meta que ésta persigue parece ser la esperanza de que el olmo Biden le dé peras. A la administración ´demócrata´ le preocupa que la situación de las masas palestinas no se desborde y que el establishment sionista y la AP mantengan a rajatabla su ´colaboración´ (cuando, de tanto en tanto, la AP amenaza con cortarla, nunca pasó de chamuyo).
 Días después del anuncio de los EAU, en una medida que el ministro de relaciones exteriores israelí, Eli Cohen, calificó de “histórica”, el emirato de Omán anunció la apertura de su espacio aéreo a vuelos de Israel. Esa medida, declaró Cohen, “acortará el tiempo de vuelo a Asia, hará que los vuelos sean más baratos”. Por supuesto agradeció “a nuestros amigos estadounidenses" que facilitaron el acuerdo (ídem, 23/2). Omán sigue así los pasos de casi todos los países de la región que han reestablecido relaciones con el estado sionista y/o abierto oficinas comerciales, en particular para la operación de empresas de alta tecnología —muy especialmente de seguridad.
 La administración ´demócrata´, que había prometido reconsiderar la instalación por Trump de la embajada norteamericana en Jerusalem, no sólo incumplió. En su lugar extendió los llamados ´acuerdos de Abraham´ de Trump, que permitieron al estado judío hacer tabla rasa con el ´panarabismo´ pro-palestino. En la actualidad el Medio Oriente árabe ha pasado a ser el principal socio comercial del estado sionista. Éste explota el subsuelo marino frente a la franja de Gaza, cuyo gas exporta a Egipto y Jordania —una de las principales fuentes de divisas de Israel. A la inversa, los sionistas, que jamás insinuaron compensar a los palestinos por lo señalado, nunca estrangularon tanto la economía palestina como en el presente. La AP sólo se mantiene en pie a base de la dádiva de los mismos jeques árabes que pactan y comercian con Israel. 
 ¿Hasta dónde llegará la presión de la coalición de halcones sionistas con Palestina? Por lo pronto, Israel se encuentra sacudido por el intento de la alianza de los colonos fascistas que pueblan Cisjordania y los partidos religiosos-mesiánicos (partidarios del “Gran Israel” bíblico). Se ha comparado frecuentemente a Netanyahu con el gobierno del húngaro Orban. Una analista israelí, no obstante, sostiene que es más atinado compararlo con el régimen teocrático-totalitario de Afganistán (Ofri Ilany, ídem, 23/1). Si bien vale por la ubicación geográfica y especialmente por su carácter mesiánico-fundamentalista, la coalición que dirige ahora Netanyahu no sería nada sin el apoyo fundamental de EE.UU. 
 Sectores laicos de la prensa sionista se preguntan si “existe alguna conexión entre las sangrientas redadas de los últimos meses en Jenin, Jericó y Naplusa y el derrocamiento del sistema judicial por parte del gobierno de Netanyahu”. La respuesta es obvia: el bloque religioso-ultraderechista va por una nueva Nakva (limpieza étnica) en Palestina, para lo cual incluso azuza a la sociedad israelí acusando “la protesta contra el golpe del gobierno como limitada a la comunidad ashkenazi-laica” (ídem). 
 “La definición de ´masacre´ —dice Amira Hass— es acertada si implica que cuando el ejército quiere, sabe arrestar a la gente sin matarla, y sin matar a civiles desarmados y sacudir una ciudad entera. Pero esta definición desdibuja un hecho importante. Cada vez más jóvenes palestinos están dispuestos a morir en una batalla imposible de ganar con soldados invisibles que invadieron su ciudad. O se niegan a abandonar el edificio donde están sitiados, con el claro conocimiento de que será bombardeado y se derrumbará sobre ellos. El público palestino los ve como héroes valientes porque están entregando sus vidas mientras envían un mensaje colectivo: los militares intrusos no son invitados, y la muerte es preferible a la cadena perpetua o la aceptación y rendición al ocupante”.
 En una sociedad palestina donde el 95% de su población nació y vivió siempre bajo un régimen de apartheid no debe llamar la atención esta situación sin salida, de ahogo. Peor aún, según esta misma corresponsal, esos jóvenes, “están convencidos de que los actos que Israel les atribuye habrían producido una sentencia menor en un tribunal militar israelí” que bajo la justicia de la AP. 
 Israel puede actuar impunemente así por la conducta criminal de todo el imperialismo mundial, incluida la burocracia rusa. Putin viene ofreciendo al estado sionista un salvoconducto para sus incursiones en Siria. Esto explica la actitud ´equidistante´ de Israel en el conflicto Ucrania-Otan, donde los sionistas casi parecen más cerca de apoyar a Rusia que a la Ucrania gobernada por el judío-otaniano Zelensky (hasta ahora Israel se niega proporcionar a Ucrania el sistema de defensa antiaéreo, semi obsoleto incluso, de Iron Maiden). 
 En Irán Israel ha vuelto a realizar incursiones en forma casi permanente. En este caso Israel estaría actuando de acuerdo con un ala del Pentágono —y vaya a saberse si no del propio Biden. El gobierno ´demócrata´ reconsideraría la promesa de volver a la mesa de negociaciones con los ayotalas, para retomar el acuerdo nuclear sellado en su momento por Obama y que Trump ´bombardeó´. Irán es el principal proveedor de drones al ejército ruso. 

 Norberto Malaj
 24/02/2023

jueves, 23 de febrero de 2023

La ruptura de los cuatro senadores del Frente de Todos


Una gota de ácido en la grieta. 

 La decisión de cuatro senadores pejotistas de abandonar al oficialismo en el Senado tendrá consecuencias parlamentarias inmediatas para el gobierno y, en particular, para Cristina Kirchner. El Frente de Todos ha quedado reducido a 31 senadores, dejando de contar con quórum propio. Además, dejó de ser la primera minoría del Senado, que pasará a manos de Juntos por el Cambio. A la escalada de juicios en su contra, Cristina Kirchner le suma ahora la pérdida de su única base de sustentación “institucional” –la Cámara Alta. 
 La ruptura, sin embargo, excede en sus alcances al cristinismo. La propia presidenta del Senado se encargó de aclararlo, al hacer pública la carta de renuncia del jujeño Snopek. En ese texto, el senador se encarga de marcar su “desilusión” con Alberto Fernández, poniendo de manifiesto una delimitación más amplia respecto del conjunto del gobierno. La ruptura tampoco es acotada en su proyección. La senadora que agrupó a los disidentes, la cordobesa Alejandra Vigo, responde al gobernador Schiaretti, quien sumó a la movida a senadores de Rodríguez Saá y del entrerriano Bordet, hasta ayer, un claro aliado del gobierno. Según algunas versiones, este “trío” espera sumar a los senadores del litoraleño Perotti y del sanjuanino Uñac. Por otra parte, los observadores parlamentarios descuentan que el tumor se extenderá a la Cámara de Diputados, con la ampliación del bloque “Federal” o de un interbloque con éste. 
 El programa de los rebeldes no es claro: Snopek denuncia a Alberto Fernández por su condescendencia hacia Gerardo Morales. El senador entrerriano es más concreto: reclama por la aplicación de una tarifa eléctrica subsidiada para zonas cálidas –el mismo planteo que ha llevado a puebladas y cortes de ruta en el norte de Salta. El tarifazo en marcha empieza a revelar su efecto dislocatorio para la producción de diferentes regiones, y un choque al interior de la burguesía. Los mismos que toleraron la suba de las tarifas domiciliarias reclaman ahora un régimen subsidiado para el capital. 
 De todos modos, el hilo conductor de esta “mancha” en la grieta es definidamente político: una fracción significativa del pejotismo se distancia del conjunto del Frente de Todos, y empieza a urdir una alternativa nacional. Abandonan el barco en momentos en que la tentativa de salvarlo con una candidatura de Massa también hace agua, con una inflación en ascenso y la incertidumbre en torno de un default de la deuda en pesos.
 La ruptura del Senado tuvo lugar casi simultáneamente con el anuncio de la candidatura presidencial de Larreta, quien no tuvo empacho en calificar de “estafadores” a quienes siguen medrando con “la grieta”. Pero Larreta terminó abriendo otra grieta, esta vez, entre él y los Bullrich-Macri. Habrá que ver si las PASO, el recurso final para evitar una ruptura, es suficiente para impedir la disolución del frente radical- macrista. Los disidentes del pejotismo federal juegan con dos cartas: o consiguen armar una tercera o cuarta fuerza con peso en la primera vuelta electoral, o inician tratativas con Larreta. Precisamente, un acercamiento a los pejotistas terminaría siendo el detonante que haga volar por los aires a JxC, y deposite definitivamente a Bullrich en los brazos de Milei. La elección de “dos”, por lo tanto, se partiría en tres y en cuatro. Una comentarista de “La Nación”, Luciana Vázquez, aludió recientemente al peligro de “una peruanización de la oposición”, aludiendo a la dispersión política y electoral de ese país en su última elección presidencial. Podríamos asistir, sin embargo, a una “peruanización” más amplia, de oficialistas y opositores en medio de la amenaza de un default y una crisis social que augura luchas obreras, la campaña electoral arranca en “modo desintegración”. 

 Marcelo Ramal 
 23/02/2023

Pistolas Taser: nuevamente, la agenda represiva


A casi un mes exacto del próximo 24 de marzo, el gobierno anunció la pronta utilización de las pistolas de descarga eléctrica Taser X26, como equipamiento de las fuerzas represivas. Las taser fueron declaradas por la Organización de Naciones Unidas (ONU) como armas de tortura, debido al dolor físico que infringen y a las altas posibilidades que tienen de ocasionar la muerte. El caso reciente más resonante fue el del profesor Keenan Anderson, primo de la fundadora de Black Lives Matter, que fue asesinado en Los Angeles el 3 de enero pasado producto de las descargas eléctricas que le aplicó la policía con las Taser. Durante los últimos años, numerosas organizaciones de derechos humanos de Argentina se pronunciaron en contra de la implementación de este tipo de armas. Luego de varias idas y venidas, con fallos judiciales mediante, el gobierno nacional oficializó la compra de las Taser y la habilitación para su uso en la ciudad de Buenos Aires. 
 El puntapié inicial para la utilización de pistolas Taser lo había dado en 2015 el entonces Jefe de Gobierno Mauricio Macri, de la mano del Jefe de la Policía Metropolitana, el 'Fino' Palacios. Ya como presidente, con Patricia Bullrich como ministra de Seguridad, Macri consiguió la habilitación de las Taser, que por el momento sólo “están en manos de Grupo Especial de Operaciones Federales (GEOF)”, según Página/12. Con el asesinato de la policía Maribel Zalazar en una estación del subterráneo la semana pasada, los portavoces de un ala de Juntos por el Cambio aprovecharon el acontecimiento para responsabilizar al gobierno nacional y al ala 'blanda' de su propia fuerza por la falta de las pistolas eléctricas. 
 La presidenta del PRO, Patricia Bullrich, se dirigió al actual Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, planteándole “no le pidas más permiso a nadie”, en relación a un supuesto bloqueo del gobierno nacional para la utilización de las pistolas Taser. En su ofensiva represiva, Bullrich encontró aliados dentro del peronismo bonaerense: el ministro de Seguridad, Sergio Berni, salió a declarar que las pistolas Taser “son necesarias e imprescindibles”. El ex carapintada Berni había chocado con la ex ministra de Seguridad Nacional, Sabina Frederic, que se identificaba con una doctrina de “seguridad democrática”. Con esa línea, Frederic había planteado que las Taser “no son adecuadas para personas con capacidades mentales alteradas”; es decir, que sí son “adecuadas” para el resto de los mortales. Hasta ahí llega la “seguridad democrática” que promueven Frederic-Verbitsky-Garré. 
 Por su parte, el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel, se encargó de aclarar que no tienen ningún impedimento por parte del gobierno nacional. El oficialista Página/12 también se encargó de aclarar que el retraso por la llegada de un nuevo cargamento de pistolas Taser no se debió a una objeción de las fuerzas de la coalición gobernante, sino a que la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac, que había autorizado esas pistolas en 2021) dio marcha atrás por falta de documentación, la cual fue requerida. El diario, hace dos días, adelantó que “la Anmac dirá que no hay impedimentos para el ingreso de las pistolas electrónicas (de hecho, la Policía Federal las tiene) aunque la empresa importadora tiene que completar la documentación”. 
 Finalmente, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, se ocupó de anunciar que adquirió un cargamento de pistolas Taser en octubre pasado y que las fuerzas represivas de la ciudad de Buenos Aires también podrán usarla. En principio, estas pistolas “serán destinadas a los grupos especializados de cada fuerza federal, como el Albatros de Prefectura, el Alacrán de Gendarmería, los Grupos Tácticos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, las Unidades Tácticas de Intervención Federal y el GEOF de la Policía Federal Argentina” (La Nación 23/02). Las unidades adquiridas por CABA son 60, para 31.900 efectivos con que cuenta la policía de la ciudad. Es decir que la inmensa mayoría de las fuerzas represivas porteñas no contarán aún con esta arma.
 Se trata, por lo tanto, de un ensayo para una ofensiva más general. Lo que está claro es que la agenda represiva se ha instalado en la campaña electoral, en un arco que va desde el peronismo 'progresista' hasta el macrismo 'duro'. Hace pocos días, el diputado derechista José Luis Espert reclamó “bala” para los dirigentes sociales. El planteo represivo es una respuesta a la previsión de que la crisis política y social llevará, al igual que en el resto del continente, a una rebelión popular. El gobierno nacional, que tiene en carpeta más ajustes del FMI, no se baja tampoco de esta variante. 
 El próximo 24 de marzo será un terreno de disputa política con el conjunto de las fuerzas del régimen, principalmente del kirchnerismo que realizará su propio acto oficialista. A la desvirtuación del aniversario del golpe de 1976, llevaremos adelante una lucha política contra el gobierno de la represión, del gatillo fácil y del ajuste al servicio del FMI. 

 El Be 
 23/02/2023

Universidad: se achica la torta, crecen la rosca y la tensión


Para conquistar un verdadero presupuesto universitario tenemos que intervenir estudiantes y docentes de forma independiente. 

 El presupuesto universitario 2023 es claramente insuficiente frente a las proyecciones inflacionarias reales que calculan los especialistas en el tema. El 60% que prometió Massa parece más relato que realidad. Los precios con los que arrancó el verano confirman esa sospecha y todavía no llegamos al caliente mes de marzo. El pronóstico del último relevamiento de expectativas de mercado (REM) calcula un 99,7% de inflación, mientras que distintas consultoras la cifran en un rango del 110 al 120%.
 En este cuadro, la pluma de Sergio Massa, junto a la del saliente Jefe de Gabinete, Juan Manzur, autorizó una reasignación de fondos para un puñado de universidades. Esta medida es exclusivamente en defensa de los rectores y las camarillas universitarias. De ninguna manera soluciona los enormes problemas presupuestarios que atraviesa hoy el conjunto del sistema universitario público del país. Dicha reasignación fue sumamente discrecional, no están claros cuáles fueron los métodos de selección ni tampoco por qué se discrimina a decenas de casas de estudio de obtener este presupuesto “extra”. Esta situación sopló brasas en el CIN (consejo de rectores) y reavivó la pelea de camarillas por un pedacito (migajas) de la torta cada vez más pobre que hay para repartir. 
 La UBA de peronistas y radicales es la más beneficiada por Sergio Massa. De esta manera, el hombre de la embajada norteamericana le hizo un claro guiño a Yacobitti, en función de destrabar la ley del congreso que crea nuevas universidades. El radical, dueño de la franquicia Nuevo Espacio, está muy interesado en la creación de las universidades de Saladillo y de Río Tercero. Este punto es ilustrativo para ver con claridad cómo operan los negociados de la casta de rectores: detrás de un reclamo genuino de les estudiantes, como lo es que se creen nuevas universidades, se esconden todo tipo de negociados que benefician a rectores, intendentes, armadores políticos y empresarios. Garantizar esos negocios une a peronistas y radicales.
 Otro de los rectorados beneficiados es el de la Unsam, a cargo de Carlos Greco. A la lista se suman la Universidad de Lomas de Zamora, comandada por el peronista Diego Molea, actual presidente de la magistratura; la Unpaz, bastión de Mario Ishii, uno de los pocos amigos de Alberto Fernández; y la de Hurlingham de Jaime Perczyk, actual ministro de Educación nacional. La lista se cierra con la Universidad de Córdoba, la de Moreno y la de Matanza. (Universidades Hoy, 22/2)
 Los rectores de la Universidad de Rosario y la del Litoral (ambos radicales) han puesto el grito en el cielo. Otras universidades, como la de General Sarmiento, sin decirlo públicamente, también mastican bronca por quedar afuera de la reasignación. En los pasillos de la Ungs se comenta que la exclusión es por la mala relación entre Perczyk y Gabriela Diker. Diker es la figura más relevante de la política universitaria de la Ungs, dos veces rectora y una de las funcionarias del fallido gabinete educativo del renunciado Trotta al principio del gobierno del Frente de Todos. 

 Tenemos que intervenir estudiantes y docentes

 Como se ve, el inicio del ciclo lectivo universitario estará claramente agitado. El ajuste fiscal que reclama el FMI tiene entre sus máximos puntos de ataque a la universidad pública. Los distintos rectorados, pese a su compromiso indisimulado con el ajuste, patalean en defensa de su propia supervivencia. Las trenzas de las camarillas universitarias con Massa son solo prebendas para garantizar el funcionamiento de los negociados de los rectorados amigos (por convicción o conveniencia) pero no tienen como beneficiarios a estudiantes, docentes y no docentes. La reasignación de presupuesto en favor de la UBA no beneficia en lo más mínimo a la comunidad educativa, solo favorece el control de la universidad por parte de la banda de Nuevo Espacio (dirigida y fundada por Yacobitti), a la UES peronista, a La Cámpora, y a Patria Grande, que se integró en el último tiempo a las gestiones de sociales, filo, exactas y agronomía. 
 El reclamo por un presupuesto universitario que verdaderamente revolucione la universidad solo puede ser conquistado mediante la acción directa de estudiantes y docentes. Organizar esa pelea es una tarea elemental para la etapa de ajuste que se abre en las universidades. La inmensa mayoría de centros y federaciones estudiantiles están en manos de las fuerzas políticas que ejecutan el ajuste, como el peronismo y la franja morada. Solo superando a estas burocracias podremos pelear sin ataduras por lo nuestro. Desde la Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS) iremos a cada universidad y facultad a impulsar esta pelea, organizando reuniones y asambleas para promover este debate con el objetivo de desenvolver la organización independiente y combativa de les estudiantes para derrotar el ajuste del gobierno, el FMI y los rectores peronistas y radicales. 

 Santiago Sposito

miércoles, 22 de febrero de 2023

Biden en Kiev, la amenaza de un choque nuclear


De la “guerra de desgaste” al choque en gran escala 

 Las oficinas de propaganda del gobierno de Estados Unidos han puesto mucho empeño en destacar la presencia de Biden en Kiev, acompañada de una buena dosis de des-información. Exhiben como un gesto de audacia exponerse en el “teatro de guerra” sin contar con tropas norteamericanas en el terreno. Se ocupó, sin embargo, de comunicar el viaje al Kremlin, para evitar, dijo, “un accidente que pudiera escalar la guerra”. 
 Biden se ocupó, él mismo, de dejar en claro el propósito de la visita relámpago a la capital de Ucrania. En momentos en que se anuncia, por parte de la OTAN, una ofensiva militar “inminente” de Rusia a lo largo de la frontera que separa al este del oeste en Ucrania, Biden aseguró que la intervención militar de Estados Unidos en la guerra “tomará todo el tiempo que sea necesario”. Es una expresión copiada al Banco Central Europeo cuando debió intervenir para rescatar de la quiebra a la banca y a los grandes conglomerados.
 La prensa norteamericana ha interpretado el viaje y los dichos de Biden como una decisión de proveer más municiones, misiles y tanques de última tecnología al gobierno de Zelensky, y eventualmente aviones de combate F-16. También está considerando proveer a Ucrania misiles de largo alcance, conocidos como ATACAMS, para poder atacar las líneas de suministros del ejército de Rusia (WSJ, 2.22). Las autoridades ucranianas han reivindicado que Ucrania se ha convertido “en un país ‘de facto’ de la OTAN”. La perspectiva de “una larga guerra de desgaste”, como coincidieron la mayor parte de la prensa y un número considerable de analistas militares, podría no concretarse. La ofensiva de Rusia y la preparación de una contraofensiva por parte de la OTAN, en la región del Donbas, señalan, por el contrario, que la guerra se encontraría en un punto de inflexión. The Wall Street Journal (29.1.23), señala que “detrás de la decisión de aumentar en forma decisiva la ayuda de Occidente a Ucrania, se encuentra el temor de las capitales occidentales de que el tiempo puede estar del lado de Rusia”. Ucrania ha sufrido pérdidas intolerables para la dimensión de su ejército. En varios artículos periodísticos se deja trascender la posibilidad de que EEUU instale tropas propias en el oeste del país. La autorizada revista The Economist, muy aficionada a las frases de impacto y vocero frecuente de la cancillería británica, acaba de augurar un “año que viene en Moscú” – parafraseando un anhelo secular de la religión judía respecto a Jerusalém. Es la misma expectativa que había expresado Biden hace un año, en un discurso a una brigada militar norteamericana en Polonia. Un funcionario de seguridad de Ucrania acaba de expresar lo mismo con otras palabras: el año que viene “nuestros tanques van a estar en la Plaza Roja”. 
 Una muestra del giro que está por producirse en la guerra es la amenaza que le espetó el secretario de Estado norteamericano al canciller de China, en una reunión de Seguridad que acaba de finalizar en Munich, acerca de “las consecuencias” que tendría la provisión de “material letal” a Rusia, por parte de China. China se apresta a lanzar “una propuesta de paz”, que es vista con disgusto por Estados Unidos, en especial porque podría recibir algún apoyo de países de la Unión Europea. Será una variante de lo que han propuesto el ex secretario de Seguridad Henry Kissinger y hasta el empresario Elon Musk: plebiscitos de autodeterminación en las provincias del Donbas, retención de Crimea por parte de Rusia y una Conferencia de Seguridad Europea. China aspira a que esta moción gane una mayoría (no ejecutiva) en la ONU. El planteo será rechazado sin atenuantes por EEUU y la mayoría de la OTAN. Después de un año de masacres y destrucciones sería considerado un golpe ‘existencial’ contra la coalición político-militar del imperialismo mundial. La subsecretaria de Estado de Estados Unidos, Victoria Nuland, el mayor ‘halcón’ de la política mundial, ha insistido con el apoyo a atacar la base naval de Rusia en Ucrania. Pertenece a la legión militarista que reclama llevar la guerra hasta el límite de una guerra nuclear, porque de lo contrario el armamento nuclear no tendría el carácter “disuasivo” para el que fue desarrollado. 
 La guerra en Ucrania es considerablemente gravosa para la OTAN y para Rusia, y para el conjunto de la economía mundial. Los gastos que implica agravan la crisis de financiamiento de economías altamente endeudadas. La industria militar está insuficientemente preparada para abastecer el tipo de guerra que se desarrolla en Ucrania, que es en gran parte convencional. El uso diario de municiones supera la producción de la industria; lo mismo ocurre con otro tipo de armamento como tanques o blindados, porque la inversión armamentista se concentra en productos de alta tecnología. La continuidad de la guerra requiere una reconversión en gran escala del material apropiado, y por lo tanto una escalada del elevadísimo gasto militar. Una guerra prolongada de ‘desgaste’ atentaría contra la economía de los estados envueltos y un espiralización de la inflación y de la crisis social. El epicentro de la guerra en Ucrania se traslada a la crisis económica y política que trae como resultado, y a un crecimiento de lo que ya es, en algunos países, una ola huelguística. Es una manifestación relevante del carácter mundial de la guerra presente.
 El gobierno de China, como el mismo Putin, justifican su posición política internacional detrás del propósito de eliminar la “unipolaridad” internacional y de construir un mundo “multipolar”. Caracterizan correctamente que Estados Unidos es una potencia en declinación, como también lo hacen Donald Trump y un sector importante de la derecha norteamericana. El peso financiero y militar de Estados Unidos se encuentra en contradicción con el retroceso de su peso económico internacional y con el crecimiento declinante de la productividad del trabajo. La invasión de Ucrania, por parte de Rusia, tendría como propósito establecer una organización política internacional “multipolar”, como habría regido en Europa entre la caída del imperio de Napoleón y la primera guerra mundial, para algunos, o entre la unificación de Alemania, en 1870, y la guerra del 14, para otros. El planteo es claramente una ilusión: la tendencia del capital a la concentración y al monopolio se traduce en la política mundial en la tendencia a la hegemonía, que Estados Unidos viene ejerciendo desde hace mucho tiempo. La “decadencia americana” no atenúa la unipolaridad sino que exacerba los antagonismos internacionales y la guerra. Como ocurrió con el ascenso mundial de Estados Unidos, el ascenso hipotético de un nuevo imperialismo, producirá décadas de guerras de mayor alcance todavía, con riesgo nuclear cierto. El ‘orden multipolar’ contraría las leyes inmanentes del capital, sólo es una expresión de las contradicciones irreconciliables del sistema imperialista. 
 El gran temor de la OTAN, de Rusia y de China es la rebelión popular y la revolución social que vuelve a la agenda internacional como consecuencia de las bancarrotas económicas y las guerras. 

 Jorge Altamira 
 21/02/2023

El 24 de marzo es una jornada de lucha política


La Memoria no es un recuerdo. 

 La interna kirchnerista se ha metido en la conmemoración del 24 de marzo de este año. Estela de Carlotto acaba de criticar la intención de la Cámpora de utilizarla para la campaña contra la proscripción de Cristina Fernández. La presidenta de Abuelas sostiene que el Día de la Memoria no se puede “mezclar” con algo “netamente político actual”. En los hechos toma partido en la interna del FdT en favor del ala albertista. La posición ha sido compartida por los partidos del FIT-U y otras corrientes. Gabriel Solano, del PO oficial, aprovechó la declaración de Carlotto para asegurar que “no queremos un 24 de marzo de apoyo a Cristina Kirchner, sino de lucha contra la represión y el ajuste”. El planteo, bien entendido, es un llamado al kirchnerismo a repudiar el acuerdo con el FMI que fue firmado por este mismo gobierno kirchnerista. Poner la conmemoración del 24 de marzo bajo una reivindicación única equivale a plantear una jornada de “unión nacional”. 
 El “Día de la Memoria” constituye, en primer lugar, una tergiversación histórica y política del 24 de marzo, porque se trata de una estatización, con feriado, de la jornada de reivindicación de la lucha contra la dictadura militar, y de quienes lucharon contra ella. El golpe del 76 fue un acto criminal del Estado apoyado por todas las fuerzas políticas tradicionales que están presentes hoy en el escenario nacional. Fue apoyado por todas las centrales empresarias, por el poder judicial y la Corte Suprema, por el Episcopado y por la mayoría de la burocracia sindical. El golpe fue precedido por dos años de terror paraestatal del peronismo, ejecutado por diversos ‘grupos de tareas’, entre ellos la triple A. Al convertirlo en jornada oficial, el kirchnerismo ha producido un acto de indulto a este Estado criminal. Hasta el día de hoy, los gobiernos de la democracia no han dado a conocer por completo los archivos de la dictadura, las conexiones con el poder económico, ni los nexos internacionales. Más allá de Argentina, este ocultamiento tiene el propósito de preservar a las fuerzas armadas de Chile, Uruguay, Bolivia, Paraguay y, por, sobre todo, Brasil. 
 Declarar al 24 de marzo jornada de la Memoria, desvinculada del “momento político actual”, implica establecer una discontinuidad estatal entre el régimen militar y el subsiguiente régimen democrático. Este último, sin embargo, se ha encargado de dictar absoluciones por obediencia debida, indultos y dilación de los procesos judiciales. La continuidad aparece flagrante en cuanto al pago de la deuda externa, las políticas de ajuste, los compromisos internacionales, la legislación vigente. Para que la Memoria tenga contenido es necesario traducirla al momento histórico presente de pobreza, destitución social, entrega económica, violencia policial y gatillo fácil. 
 En estos términos, la conmemoración del 24 de marzo es incompatible con la “unidad nacional” – es, por el contrario, una jornada de diferenciación política. Desde el inicio ha sido una fecha de confrontación política entre un indiferenciado campo de la izquierda, por un lado, y las diversas corrientes del radicalismo y del peronismo que poblaron estas décadas, por el otro. Es lo que volverá a ocurrir este año.
 Nuestra corriente política reivindicará, en el marco de una convocatoria del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, la ruptura con el FMI y el repudio a la usuraria deuda pública. Pondrá el centro en la lucha contra la guerra desatada por la Otan, el bloque del imperialismo mundial tutelado por Estados Unidos, y por la invasión de Rusia, que responde a los intereses de la oligarquía restauracionista. Planteamos así mismo el impulso a las autoconvocatorias de trabajadores en lucha y por la huelga general. Convocamos a la lucha contra la política hambreadora del gobierno, no a que se sume a nuestras reivindicaciones y a la movilización independiente de partidos y organizaciones. 
 La denuncia contra el propósito de la Cámpora de usar el 24 de marzo como jornada contra la proscripción de Cristina Fernández, es completamente distraccioncita e incluso un recurso proselitista para la campaña electoral en marcha. Encierra el peligro de una Unión Democrática con el macrismo en apoyo a las condenas judiciales contra CFK, en momentos en que el macrismo se encuentra acosado por evidencias contundentes de complicidad judicial. La pelea acerca de la proscripción de Cristina Kirchner, por otro lado, es insustancial. Perón mismo, que estuvo efectivamente proscripto durante 18 años, podía haberla quebrado con una lucha resuelta contra ella, que nunca ocurrió. Fidel Castro, por el contrario, le dio pelea desde la Sierra Maestra, en un retorno clandestino a Cuba. La denuncia fundamental contra CFK es que gobierna bajo la batuta del FMI, para beneficio de los fondos financieros, con enorme perjuicio para los trabajadores. 

 Jorge Altamira 
 22/02/2023

"Las mineras tienen ganancias exorbitantes en detrimento del país" // Romina Del Plá

El método de Marx | con Katya Colmenares

“Es mentira que pierden plata, Edesur y Edenor son estafadores profesionales” // Solano en Crónica

martes, 21 de febrero de 2023

En Argentina, el 66% de los niños y niñas son pobres


Dos de cada tres niñas y niños de Argentina (66%) son pobres por ingresos o están privados de derechos básicos como el acceso a la educación, la protección social, a una vivienda o un baño adecuado, al agua o a un hábitat seguro, según un informe de UNICEF presentado el 15 de febrero. 
 Los datos, basados en la encuesta permanente de hogares (EPH) del INDEC, muestran que en el primer semestre de 2022 el 51,5% de las niñas y niños viven en hogares cuyos ingresos no alcanzan para cubrir la canasta básica de alimentos y servicios. Si se suman las privaciones no monetarias previamente mencionadas, el valor asciende al 66%. En total, son aproximadamente 8,8 millones las niñas y los niños que experimentan carencias monetarias o de algunos de los derechos fundamentales. 3,7 millones (28%) enfrentan ambos tipos de privaciones simultáneamente: es decir, 3 de cada 10 chicas y chicos viven en hogares con ingresos insuficientes y, al mismo tiempo, tienen al menos un derecho básico vulnerado. En informes anteriores (20/05/2020) referían que la pobreza afectaba en el segundo semestre de 2019 al 53% de las niñas y niños y que podría escalar al 58,6% hacia fines del 2020, por lo cuál los datos recientemente arrojados dan cuenta de un aumento. 
 Uno de los datos más preocupantes es que nueve de cada diez chicas y chicos en situación de pobreza monetaria viven en familias en las que uno o los dos miembros de la familia trabajan. El 76% de estos niños y niñas viven en hogares donde los adultos tienen trabajos informales o relaciones laborales precarias. A su vez, según este informe, el presupuesto nacional destinado a la infancia en 2023 caerá entre un 13,3% y un 22,2%, según la inflación que se tome.
 Para el mes de enero, el costo de vida que marcó el INDEC fue del 6%, y en CABA el registro apuntó un 7.4%. A esto hay que sumarle el aumento de tarifas. Con respecto a los salarios, las burocracias sindicales (todas alineadas con Massa) apuntan a cerrar acuerdos paritarios del 60% en dos tramos del 30%. Prolifera el trabajo informal para el cuál no hay regulación laboral que alcance. Y desde el ministerio de Desarrollo Social avanzan en los recortes de los planes sociales, que son hoy un paliativo por demás escaso para poder solventar a una familia. Recientemente, el gobierno debió actualizar el tope para las asignaciones familiares de 158.000 a $404.000 para el mes de marzo, dado que se quedaba una gran cantidad de familias trabajadoras afuera del cobro de las mismas. 
 El cumplimiento a rajatabla del acuerdo con el FMI implica un golpe brutal para las familias trabajadoras. El ajuste que pretende imponer Massa y el gobierno y el plan "aguantar" para llegar a las elecciones encuentra su límite con las condiciones materiales de la clase obrera y el rechazo que esta situación despierta.

 Soledad Domínguez 
 21/02/2023

Los agrotóxicos y la salud pública, una cuestión de clase


En el último trimestre se han conocido resultados de importantes investigaciones sobre la incidencia de los pesticidas utilizados en la actividad agrícola en el ambiente en su conjunto, es decir, incluyendo a los seres humanos. Estos trabajos se suman a un cúmulo de investigaciones científicas sobre la temática que ya tiene más de una década en nuestro país.
 Un grupo de científicos del Laboratorio de Ecotóxicología de la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe descubrió una [contaminación record por bioacumulación, sobre todo de glifosato aunque también de otros pesticidas, en los Sábalos del tramo inferior del Río Salado (1). A principios de enero salió a la luz otra investigación dirigida por una ingeniera agrónoma que daba cuenta de la presencia de Atrazina, el tercer pesticida más usado en Argentina (prohibido en numerosos países del mundo), en la leche de los tambos de Villa María, Córdoba (2). En el mismo mes, y casi sin respiro para digerir lo anterior, fueron publicados en el Journal of de National Cancer Institute, de la Universidad de Oxford, los resultados de un estudio sobre una población de trabajadores agricultores de IOWA y Carolina del Norte. El mismo asocia la presencia de biomarcadores de cáncer en la orina de los agricultores de estos estados, en contacto directo con el Glifosato (3). Este último trabajo respalda lo hallado por el Instituto de Salud Socio Ambiental de la UNR, que ha documentado, por medio de un extensísimo trabajo de campo, los cambios en los patrones de enfermedades y muertes en la región agrícola argentina. 
 Las investigaciones se producen, por un lado, en el marco de una feroz guerra entre dos grandes monopolios de agroquímicos (agrotóxicos) y semillas transgénicas como lo son Monsanto de Bayer, y Syngenta, de capitales chinos; hemos visto los coletazos de este enfrentamiento en la pelea de camarillas políticas generada alrededor del nombramiento de Aracre como asesor de Alberto Fernández. Por otro lado, nos hallamos en un período de grandes catástrofes naturales como la Pandemia de Covid, aún no resuelta, y la enorme sequía que se desarrolla desde hace 3 años y que ha derivado en grandes incendios e inundaciones. Un tercer evento de esta crisis ambiental es la contaminación, en la cual uno de los responsables es el método utilizado en la actividad extractiva. El otro componente aún no suficientemente abordado es la incidencia de la actividad industrial y sus formas de producción. 
 Una fracción de la burguesía y los partidos oficiales, que le hacen de abogado, en todo el mundo, han decidido enfrentar los hechos incontrastables de la destrucción ambiental con una política de “regulación”. Los partidos de la supuesta izquierda del régimen político se han acoplado a esta estrategia política. Veamos.

 Agrotóxicos y transgénicos 

La utilización de mecanismos de control de plagas animales y vegetales en los cultivos de alimentos no es nueva. Antes de la mal llamada “revolución verde”, se procuraba la utilización de métodos orgánicos o el control mecánico para evitar el crecimiento de hierbas que compitan con las plantas que se quería cosechar. El desarrollo de herbicidas avanzo con la Segunda Guerra Mundial. Generar el desabastecimiento de alimentos del enemigo, y desarrollar la productividad del propio, fue el objetivo que orientó las investigaciones en este campo por parte de los Aliados. El Agente Naranja es un herbicida, creado por Monsanto y esparcido por Estados Unidos en Vietnam, que dio inicio a la llamada “guerra química”. Hacia la década del 50-60 el agotamiento de los métodos tradicionales de agricultura, unido a la explosión demográfica, volvieron a dar impulso al desarrollo de herbicidas. Pero los mismos no pudieron ser utilizados en forma masiva hasta que vino la aplicación de la transgénesis a la producción de alimentos. Los herbicidas totales, tal como fueron creados, destruían todos los organismos vegetales. En la década del 80 se desarrollaron los primeros avances en esta línea produciendo plantas de cultivo comercial resistentes. Monsanto, fue la primera empresa en patentar en Estados Unidos la primera Soja Transgénica, resistente al glifosato. El glifosato, como todos los pesticidas de su generación, actúan a nivel molecular interfiriendo en procesos de crecimiento de las plantas. La función estratégica de las moléculas orgánicas en el metabolismo de los seres vivos, en general, no ha sido apelada por los Estados que no tardaron en aprobar en forma expedita la utilización del combo soja transgénica-glifosato, monopolizado por Monsanto, en la década del `90. Este solo hecho muestra la farsa del proyecto de asociación mundial por el cuidado del Medio Ambiente y la promoción de un desarrollo sustentable, piloteado por la ONU en Río de Janeiro en 1992. 
 En Argentina, la soja RR (Round Ready), fue aprobada por una resolución exprés del entonces Secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos Felipe Solá. Felipe Solá, luego vice y gobernador de la Provincia de Buenos Aires de 1999 a 2007 fue un lazo inestimable entre los intereses agroquímicos internacionales y los de la patronal agrícola exportadora nacional. A nadie se le ha ocurrido enjuiciarlo por asociación ilícita en estos tiempos, en este caso, agravada por el delito ambiental. Algunos medios se ensañaron con el Solá de Menem por aprobar la Soja RR, pero mientras en el segundo mandato de Carlos Saúl se aprobaron 5 semillas resistentes a distintos herbicidas (todos tóxicos) en los mandatos del kirchnerismo y luego del Frente de Todos se aprobaron 32 (argentina.gob). En solo 4 años de mandato, Macri aprobó 29. El ingreso de la Soja resistente al Glifosato no redundo en ganancias ostentosas sino hasta pasada la crisis del 2001 e iniciado el ciclo de ascenso monumental de la economía China, principal consumidora de esta mercancía. Según estimaciones en la Argentina se esparcen 500 millones de litros/kilos de agrotóxicos por año, de los cuales el glifosato es el principal. Esto ha puesto al país en el puesto número 1 a nivel mundial en consumo de plaguicidas per cápita. La utilización de estos tóxicos ya ha impactado en la salud pública. Solo por mencionar uno de los tantos trabajos hechos en el área, investigadores de la Universidad Nacional de Rosario han demostrado que los jóvenes habitantes de pueblos fumigados presentan dos veces y media más probabilidades de contraer cáncer (4). La utilización de agrotóxicos está en la mira de las causales de la explosión de la epidemia de dengue, por acabar con el mayor predador del mosquito vector de esta enfermedad, el sapo.
 Semejante destrucción ambiental sólo es explicable dentro de la lógica del capital. En 2018, las cinco principales empresas productoras de pesticidas (BASF, Bayer, Corteva, FMC y Syngenta) acumularon ganancias por 4.800 millones de dólares. Brasil gastó 3.300 millones de dólares, Argentina 229 millones (bbc.com, 2020). Esta fabulosa renta ha llevado a la penetración de Monsanto en prestigiosas instituciones académicas como el Conicet, con el cual desarrolló programas de incentivo e investigación en el área de biogenética. En 2009, Andrés Carrasco, un reconocido académico de la facultad de medicina de la UBA fue vedado por publicar investigaciones relativas a la incidencia negativa del glifosato en embriones. Uno de los actores principales de esta censura fue el famoso funcionario K Roberto Salvarezza, hoy presidente de Y-Tec e YPF Litio. Podemos imaginar cómo serán abordadas las críticas a la extracción del Litio de ahora en más. El ascenso fenomenal de las ventas de semillas transgénicas y plaguicidas altamente tóxicos en simultaneidad con el ascenso de la venta mundial de soja y otros, motorizada por el consumo de China, han traído otro efecto colateral: el desmonte sin precedentes de bosques nativos que en Argentina se produjo principalmente en el Norte del país.

 La estrategia de la burguesía… y de la izquierda 

El contexto de catástrofes naturales, agudizado en la última década y, en el plano nacional, la creciente conciencia acerca de los efectos devastadores del glifosato y otros agrotóxicos, han abierto el debate acerca de cómo abordar la cuestión de la contaminación por las pulverizaciones. Algunos sectores plantean la regulación estableciendo distancias mínimas respecto de los conglomerados urbanos. Incluso el mismo INTA, ha planteado, que “la mayor proximidad entre las actividades productivas, especialmente las que involucran aplicaciones de productos fitosanitarios, y los espacios habitualmente ocupados por la población urbana, han provocado un alto nivel de conflictividad.” La afirmación reduce el problema ambiental solo a la cuestión de la “proximidad” y “uso indiscriminado” de agro-tóxicos, cuando este es solo el inicio. Los gremios patronales del rubro incluso han llegado a manifestarse a favor de la regulación, aduciendo que se trata de un problema de “buenas prácticas”, pulverizar correctamente tal como lo indican los prospectos de los químicos, algo que, según ellos, no todos los productores hacen.
 En esta misma línea política se fundamentan las diferentes iniciativas de regulación de las distancias de pulverización tales como las de General Rodríguez y La Matanza entre otras recientes. En Rafaela (Santa Fe), próximamente se realizará una audiencia pública que intentará dar paso a una resolución de este tipo. En todos estos casos, la cuestión de la aplicación de agroquímicos queda reservada al tratamiento local. Pero son justamente los desarrollos de investigaciones sobre la materia los que muestran que la misma es un problema de índole nacional toda vez que tienen profundas implicancias en la salud pública. Por otro lado, ya ha sido demostrada la “movilidad a grandes distancias de los agroquímicos” y la imposibilidad de su control una vez liberados al ambiente (5). Las moléculas de los plaguicidas viajan a grandes distancias debido a que son transportadas por los vientos, las lluvias, los torrentes fluviales y la percolación en las napas. Las mismas quedan alojadas en animales que son consumidos por el ser humano por medio del proceso de bioacumulación. La contaminación con agro tóxicos en frutas y verduras ya ha sido demostrada (6). Las “buenas prácticas agrícolas” que pregona la industria agroquímica y las instituciones del Estado afines, son una fantasía imposible de cumplir en los ritmos que impone la producción capitalista, a la vez que un panfleto de propaganda patronal, carente de cualquier sustento científico. La izquierda se ha sumado. En La Matanza, el FITU impulsó el voto de la ordenanza que impone una distancia de 1.095 mts. a las aplicaciones, en conjunto con las fuerzas del PJ y el PRO. Lo conocido hasta aquí plantea la necesidad de la prohibición de los agrotóxicos, no su “distanciamiento”, una medida que, frente al avance de los reclamos ambientales, convendría a la burguesía agraria y a Syngenta para seguir lucrando. La “regulación” de la destrucción ambiental es incluso una política de la ONU, que desde hace 30 años a esta parte ha sido incapaz de “mitigar” el daño ambiental. En la COP 27, la “fracción regulacionista” del imperialismo y sus lacayos, se rindió en el altar de la guerra, bajando los objetivos de reducción de emisión de carbono con el argumento de que los esfuerzos de la guerra eran inevitables.

 ¿Qué hacemos?

 Es necesario, que las organizaciones de trabajadores (ausentes hasta ahora en la discusión), ambientales y la academia con conciencia de la autonomía universitaria, se reúnan y discutan abiertamente la problemática ambiental en unidad con el problema del desarrollo y el progreso de la clase obrera. La burguesía es literalmente incapaz de iniciar un proceso de transición a gran escala hacia cultivos agroecológicos (ya suficientemente probados) porque esto le implica una resignación de renta y una inversión de capital que no está dispuesta a hacer, a pesar de que en los últimos años vemos un incipiente desarrollo de iniciativas de este tipo. La transición de los sistemas productivos es una cuestión política de clase, no una discusión técnica. Los niveles de contaminación en el suelo, el agua, los animales y los seres humanos son la muestra cabal del carácter reaccionario de esta clase. Los Massa, Wado, Bulrich, Larreta y compañía se encuentran jugados a una alianza estratégica con Estados Unidos para la “provisión de alimentos, energía y conocimiento” al mundo. En el marco de la Guerra imperialista en proceso entre la OTAN y Rusia- China, la cuestión ambiental no es ajena, más bien todo lo contrario. 

Catalina Rojo y Brian Murphy

21/02/2023
 Notas:
 1 https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0048969723006344?via%3Dihub
 2 https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0048969722055978?via%3Dihub
 3 https://academic.oup.com/jnci/advance-article/doi/10.1093/jnci/djac242/6984725?login=false
 4 https://cegh.net/article/S2213-3984(23)00026-X/fulltext 
5 https://reduas.com.ar/generacion-de-derivas-de-plaguicidas/ 
6 https://reduas.com.ar/impacto-en-la-salud-de-los-residuos-de-agrotoxicos-en-frutas-y-hortalizas/