Ahora se conmemora la tercera gran masacre anti-obrera de nuestra historia: el fusilamiento, en 1921, de 1500 obreros rurales en la Patagonia austral, por el ejército argentino, con la que el gobierno de Hipólito Yrigoyen aplastó una de las huelgas más heroicas de nuestra historia, como antes lo había hecho en la Ciudad de Buenos Aires.
Las masacres de 1921 en la Patagonia fueron ´secreto de estado´ en Argentina hasta bien avanzada la década de 60 del siglo pasado. El historiador Osvaldo Bayer quien investigó y desarrolló como nadie la historia de la gran huelga patagónica y de su brutal represión. 10 años después, la monumental obra en tres tomos de Bayer fue llevada al cine. La película fue prohibida a las pocas semanas del estreno— y Bayer, los directores y sus principales actores debieron emigrar frente al terror lopezrreguista.
Perón no actuó así por ´viejo´ o ignorante. Fue tributario del “ejército nacional” y de la trinidad de las armas, la iglesia y la propiedad. La última gran expedición (y matanza) para aplastar y expulsar en masa un pueblo originario (los pilagás) se produjo en el primer gobierno de Perón (1949) en el Chaco.
Los intereses sociales para los que actuó el ejército en 1921 son los mismos que hoy siguen explotando la Patagonia, aunque los nombres han cambiado. A los Menéndez Behety y los Braun Menéndez ahora se suman los Benneton y los Lewis, los pulpos mineros y del turismo, y también los K y los Báez.
¡La gran huelga patagónica vive hoy en la lucha de los obreros de Puerto Madryn y Comodoro Rivadavia, los docentes de todo Chubut, los mineros de Santa Cruz y los mapuches que, con quienes viven del otro lado de la Cordillera, reclaman el derecho a la tierra y la expulsión de los pulpos de la madera y del ejército y la gendarmería que, en uno y otro lado, reprimen a los pueblos originarios!
Norberto Malaj
01/12/2021
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