La escuela N° 12 del Distrito Escolar 7 «Facundo Zuviría» emitió un comunicado firmado por docentes y el equipo de conducción, informando a las familias que el pasado martes 11 de mayo, en el marco de la jornada de EMI, «El Ministerio de CABA anunció que no cuenta con presupuesto y que dejará de enviar insumos para combatir el COVID-19 (alcohol en gel, alcohol al 70%, mascarillas de repuesto, etc.)» (Infogremiales, 13/5).
¿Cómo se explica esta aberración?
El comunicado de la Escuela Zuviría continúa denunciando que «Como consecuencia, los fondos para la compra de estos insumos vendrán del Ministerio de Educación de la Nación y la Directora de la escuela será quien tendrá que salir a buscar presupuestos para los insumos con una tarjeta proveniente del Banco Nación.» El gobierno achica el presupuesto y se deslinda de cualquier déficit que pudiera haber en la aplicación de sus protocolos ficcionales. Es claro que esto no aplica a la educación privada, el lobby de la presencialidad escolar.
Larreta continúa con una tradición
En la actualidad, la inversión en educación en la Ciudad es la más baja de la historia. Es lo que indica un reciente relevamiento de los presupuestos provinciales realizado por Tiempo Argentino. La administración de Horacio Rodríguez Larreta destinó el 17,3% del gasto total en 2020 al área educativa, al final de la tabla (Infogremiales, 15/5) En 2007, al inicio de la gestión PRO, el presupuesto asignado para la cartera educativa era del 26,19%.
Las escuelas porteñas nunca contaron con los insumos necesarios para mantener las aulas y el resto de los espacios limpios y desinfectados. Se aprovechó siempre de la voluntad de los docentes y de las cooperadoras. El sistema de cooperadoras escolares no ha hecho más que acentuar la diferenciación social en educación.
La realidad es que desde que comenzó la apertura educativa, la mayoría de las escuelas, recibió pocos o ningún elemento. Nunca llegaron barbijos, máscaras, alcohol, jabones, lavandina, guantes o cualquier otro insumo destinado a reducir el riesgo de contagio. Es decir, Larreta y Acuña, nunca garantizaron una “presencialidad segura” como pregonaron.
A este marco se suma un recorte fuerte del plan Sarmiento. En el momento en que más se necesita invertir en conectividad y dispositivos para asegurar la educación virtual, es cuando más se ajusta. A esto se suma el significativo recorte de obras nuevas, ampliaciones y refacciones, así como las licitaciones que se dieron de baja por decisión política del Gobierno de la Ciudad. Una muestra de la presencialidad a como dé lugar.
Andrea Pepin y Ana Belinco
15/05/2021
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