En los últimos 3 días se observó una baja en la ocupación de camas de pacientes Covid positivos. Efectivamente, al día de hoy hay 5.299 camas ocupadas por pacientes graves por coronavirus, luego de que el lunes se registrara el pico histórico de 5.426.
Lógicamente, es consecuencia de la pequeña e irregular disminución de casos de las últimas dos semanas. Pero aún así, el sistema de salud continúa sumamente estresado: en primer lugar porque la ocupación sigue siendo alta; en segundo lugar, porque cama que se libera por esa patología es rápidamente ocupada por un paciente de otra, debido a lo relegadas que quedaron en el último año.
Es una situación frágil que puede modificarse fácilmente. Las bajas temperaturas de los últimos días inauguraron el invierno, lo que pone en pie amenazas de mayor circulación de Covid en primer lugar, pero también del resto de las enfermedades respiratorias. Estas, antes de la pandemia, generaban en conjunto entre 60 y 65 mil muertes por año; este último fueron desplazadas, pero tienden a reaparecer cuando bajan los casos de coronavirus, por lo que el mantenimiento de las restricciones y de la vacunación (contra el coronavirus y demás patologías respiratorias) siguen siendo extremadamente necesarios.
Es decir que no hay descanso ni relajamiento para el sistema de salud y los profesionales se encuentran explotados de trabajo en cualquier momento del año. En este sentido, el gobierno salió a festejar la disminución de casos y la ocupación de camas Covid, mostrando que les va a servir como excusa para seguir sin reforzar el sistema de salud y sin aumentar la cantidad de profesionales en los hospitales.
Algo que no se detiene son las muertes. Solo hace dos días hubo un récord de 663 fallecimientos en un solo día, algo que no se había visto en toda la pandemia, elevando el promedio de los últimos días a 394. La principal razón es que la ocupación de camas en el AMBA, donde hay una enorme circulación del virus, no cesa. Particularmente es aguda en la Ciudad de Buenos Aires, donde quedan menos de 80 camas disponibles. Y esto es preocupante, porque genera que los pacientes tengan menor acceso a cuidados o que tarden más tiempo en conseguirlos. En el Hospital de Clínicas hace semanas que decidieron por protocolo pasar a cuidados paliativos a aquellos pacientes que tengan una alta demanda de oxígeno, de modo que no ocupen un respirador, por el colapso sanitario que recorre al centro de salud; otros han tomado la misma iniciativa. Son cuestiones que lógicamente empeoran los cuidados y disminuyen la calidad de la atención, acentuando las muertes.
Para Carla Vizzotti, el indicador no es relevante porque “no es el que estamos viendo para ver si las medidas tienen impacto o no”. El gobierno ve los indicadores que quiere, ya que bastó una leve disminución de casos para que la Provincia de Buenos Aires considerará el retorno a algunas actividades presenciales en las escuelas. Es evidente que los abanderados de la virtualidad sin recursos no son los defensores de la vida que dijeron ser, sino todo lo contrario: expiden comunicados ambiguos y lanzan la responsabilidad de las aperturas sobre las jurisdicciones provinciales para no hacerse cargo de que su orientación defiende la presencialidad sin condiciones en todos los ámbitos y la continuidad de las actividades económicas a costa de la salud de la población.
Lo más necesario en este contexto es disminuir los casos y las muertes. Que el gobierno celebre los 20 mil diarios que existen hoy muestra que no tiene intención de reforzar el sistema sanitario, por lo que está en las manos de la clase trabajadora defender un programa que tenga como prioridad la salud. Este es el que defiende las restricciones discutidas de conjunto con expertos epidemiólogos y un salario al parado de 40 mil pesos para que toda la población pueda cumplir las medidas; para el sistema de salud, aumento de presupuesto y de profesionales, reapertura de las clínicas cerradas y centralización ya; campaña masiva de vacunación, que incluya la confiscación de la producción del laboratorio de Sigman, la declaración de las vacunas como utilidad pública y la liberación de las patentes.
Lucía Cope
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