domingo, 9 de mayo de 2021

Colombia y Argentina


Panorama político de la semana. 

 La rebelión del pueblo colombiano conmovió a todos. La tenacidad con que las masas enfrentan la salvaje represión, y la firmeza del paro nacional a pesar de haber volteado la reforma tributaria y al ministro de Hacienda, han puesto en jaque al gobierno de Iván Duque. Pero las alarmas se encendieron para muchos más que este presidente derechista, en un continente que atraviesa un cuadro convulsivo.
 De hecho, todo el paquete presentado por Joe Biden a los congresistas estadounidenses, de inversión estatal en asistencia social y reactivación económica, fue confeccionado a la sombra de la rebelión popular que cerró el mandato de Trump, en una potencia imperialista que es el epicentro de la bancarrota capitalista mundial. 
 Alberto Fernández salió a congraciarse públicamente con el gobierno yanqui, con el fin de encubrirse a sí mismo. En primer lugar, busca emparentarse con medidas excepcionales del Estado para intentar contrarrestar la crisis, cuando se encuentra recortando hasta los programas sociales e impone topes paritarios que dejarán los aumentos salariales consumidos al promediar el primer semestre. En segundo término, presenta así una suerte de imperialismo amigable, cuya opresión ya no sería gravosa para el país, en momentos en que el saqueo es más notorio que nunca: se despacha la cosecha de soja con precios récords pero las reservas del Banco Central no crecen, y sí sigue creciendo la miseria. 
 En efecto, los índices de pobreza y desocupación de Argentina son muy similares a los de Colombia. Allá, el levantamiento popular se produjo contra un paquetazo de reformas de ajuste impulsado por el gobierno de Duque principalmente para garantizar el pago de la deuda. ¿Y acá? ¿No se confiscó la movilidad a los jubilados, condenándolos a haberes por debajo de la línea de indigencia? ¿No celebran haber logrado en el primer trimestre el déficit fiscal más bajo de los últimos seis años? ¿Y con qué objetivo, sino allanar el camino a un acuerdo con el FMI? 
 Mientras Alberto y Fernández y Martín Guzmán hacían las valijas para partir a su gira por Europa -a donde irán rogar una postergación del vencimiento con el Club de París por 2.400 millones de dólares-, pagaron 300 millones en intereses al Fondo Monetario. Esta política es lo que explica que a pesar del boom exportador el país siga con un rojo financiero, y por ende la precariedad de la pax cambiaria, cuyo sostenimiento tiene a su vez un costo usurario que insume gran parte de las divisas que ingresan. Por eso el riesgo país sigue por las nubes, y los organismos internacionales exigen mayores garantías de repago. 
 Pero es precisamente el intento de saciar esas exigencias lo que agrava la crisis. Es lo que sucedió con los chispazos al interior del gobierno en torno al tarifazo en la luz, con el atrincheramiento del subsecretario de Energía Eléctrica, el kirchnerista Federico Basualdo, quien desautorizó a Guzmán al rechazar su pedido de renuncia. «Cuando las cosas adquieren este voltaje es evidente que lo que ha estallado es la crisis de fondo del esquema económico», sentencia el editorial de Gabriel Solano. Lo revela el hecho de que mientras los K proclaman la necesidad de aminorar el tarifazo para evitar una estampida inflacionaria, el ministro de Economía responde que eso implica mayores subsidios que al financiarse con emisión monetaria recalientan también la inflación. Unos y otros sostienen mientras tanto un régimen de precios extraordinarios para las petroleras, como prueban los sucesivos naftazos de los kircheristas que gerencian YPF; y todo sin lograr el cometido de reducir las necesidades de importación de energía. 
 Este laberinto sin salida del rumbo oficial se manifiesta también en el grave cuadro sanitario que vive el país. La ministra Carla Vizzotti afirmó que el crecimiento de los fallecimientos no es un indicador al que estén prestando atención, sino la ocupación de las camas de terapia intensiva, que bajó levemente. De esta forma descartan todo reforzamiento del sistema de salud, cuando llegan las bajas temperaturas invernales y toda cama Covid que se libera es ocupada por pacientes con otras patologías. Y en términos generales representa la decisión inamovible de sostener todas las actividades económicas.
 Esa orientación es dictada por las patronales, a costa de exponer la salud y la vida de los trabajadores. Es con esos intereses que falló la Corte Suprema en favor de la «autonomía» del gobierno porteño de Larreta para mantener abiertas las escuelas. Los fundamentos vertidos por los jueces para cuestionar la atribución de Nación para suspender las clases presenciales fueron tomados de la propia campaña de Nicolás Trotta -al lado de la ministra porteña Soledad Acuña- para forzar la reapertura de las escuelas. Kicillof, por su parte, sostiene la presencialidad en el interior bonaerense y armó el dispositivo «Escuelas Abiertas» en los distritos donde se dispuso la virtualidad. El fallo es otro golpe al gobierno nacional, y un paso en la ubicación de la Corte como árbitro de la situación política, pero por sobre todo es un ataque a la salud de toda la población trabajadora. 
 Por supuesto que los estragos que está causando esta segunda ola del coronavirus son consecuencia de la escasa vacunación de la población. En este punto, la ministra de Salud terminó por confirmar la validez del planteo del Frente de Izquierda, al reconocer que Argentina tiene las condiciones para desarrollar el proceso productivo de las dosis en su totalidad y por ende confesar que el hecho de que Sigman exporte la totalidad del principio activo solo responde al carácter leonino de los contratos firmados con las farmacéuticas. 
 La monopolización de un puñado de laboratorios y el acaparamiento de las dosis por los países imperialistas terminó por cristalizar en el desastre sanitario en el mayor productor de vacunas del mundo: la India. Esto reaviva la tendencia a una depresión económica mundial y la guerra comercial entre los pulpos farmacéuticos y sus Estados, que es el telón de fondo del giro de Biden hacia el apoyo al planteo de suspensión de las patentes de las vacunas contra el Covid-19. Es que detrás de este viraje está la disputa por el reparto de un enorme mercado que emergerá con la incorporación de las aplicaciones al calendario anual de vacunación. De nuevo, Alberto Fernández saludó públicamente al presidente norteamericano, pero lo cierto es que ello no garantiza que lleguen las dosis al país, y sí reafirma la necesidad de declarar de utilidad publica la producción e intervenir el laboratorio mAbxience de Garín. 
 A modo de conclusión podemos señalar que el intento de Biden de recomponer sobre la base de la guerra comercial la hegemonía del imperialismo yanqui se topó ahora con la rebelión popular en Colombia, su principal enclave dentro de América Latina. Es una advertencia interesante para el gobierno argentino, en su explícito alineamiento con la gestión demócrata. El sendero de ajuste y crisis sanitaria del Frente de Todos también comienza a despertar grandes procesos de lucha como la histórica huelga de la salud de Neuquén, máximo exponente de un proceso nacional que recorre clínicas y hospitales, las pujantes movilizaciones piqueteras, los paros de la docencia, las peleas contra la megaminería en Chubut y Andalgalá. Es para intervenir en este proceso con una fisonomía política de independencia de clase que proponemos la realización de un congreso del Frente de Izquierda – Unidad, del cual surja un programa y plan de acción para este cuadro excepcional. 
 Que tengan un buen domingo. 

Iván Hirsch, editor de Prensa Obrera.

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