lunes, 18 de marzo de 2019
Por qué luchamos por un paro activo
Para que la crisis la paguen los capitalistas
El pacto con el FMI, con sus ajustes permanentes para pagar la deuda, ha fracasado a la vista de todos.
Mientras la mayoría de las provincias ya están en proceso electoral, Argentina atraviesa un salto cualitativo de la crisis, que conducirá inexorablemente a una nueva bancarrota nacional. El pacto con el FMI, con sus ajustes permanentes para pagar la deuda, ha fracasado a la vista de todos. Asistimos a una nueva corrida y el capital agrario exportador retiene dólares presionando por más devaluación.
Ante esto se negocian nuevas medidas, que no son más que una receta recargada de las políticas fracasadas. El gobierno le pide al FMI usar los dólares para enfrentar la corrida e incluso se está negociando un préstamo de la Reserva Federal de Estados Unidos. Ya sabemos dónde termina esto: el país es empeñado para beneficiar los negocios de una pandilla de especuladores que, una vez a salvo, condenarán al país a la quiebra.
Mientras, la inflación sigue haciendo estragos en los ingresos del pueblo trabajador, la subida del dólar anuncia más inflación futura, las tarifas aumentan cada día, los cierres de fábricas y empresas, y las suspensiones absolutamente masivas en las industrias automotriz y metalúrgica se generalizan: Iveco, Peugeot, Ford, Renault, Chevrolet, Honda, Toyota.
Al mismo tiempo, a través de centenares de recursos preventivos de crisis -ya más de 400 solicitados-, las patronales atacan los convenios colectivos de trabajo. La reforma laboral que políticamente el gobierno no pudo sacar por ley, después del diciembre caliente de 2017, se implementa gremio por gremio y especialmente fábrica por fábrica.
Es el caso de Coca-Cola, de Carrefour y de las pretensiones de la patronal de Fate, frente a la cual los trabajadores del Neumático -con el Sutna a la cabeza- se preparan para dar batalla, apoyados por la población de la zona norte y por el sindicalismo combativo. Madanes Quintanilla, tras pretender eliminar un turno, ahora amenaza con el cierre de la planta.
Programa
La salida a la crisis reclama una transformación social integral: hay que parar los despidos repartiendo las horas de trabajo, hay que romper con el FMI, repudiar la deuda externa usuraria, parar la fuga de capitales nacionalizando el sistema financiero, proceder a terminar con el régimen de las privatizadas y los monopolios petroleros, nacionalizando bajo control obrero los recursos naturales del país, establecer el monopolio del comercio exterior, abrir los libros de las 101 empresas contratistas de la obra pública y asegurar la continuidad de las obras mediante la intervención del Estado bajo gestión y planificación de los trabajadores. Elevar el salario a una canasta familiar y las jubilaciones al 82%, reponiendo los aportes patronales. Impuestos progresivos al capital y eliminación de los impuestos al consumo. Una salida de los trabajadores que, desde luego, plantea que ellos mismos se hagan cargo del poder.
Este programa de salida a la crisis es incompatible con la permanencia de Macri y su gobierno digitado por el FMI, que están jugados a ir a fondo contra la clase obrera y en un ajuste de tal magnitud y contradicciones internas que a cada paso se torna inviable. Ahora mismo elevan la tasa de interés para contener una corrida al dólar por parte de los especuladores que se van a China o Wall Street, después de resarcirse de las pérdidas de la mega-devaluación del año pasado. Semejantes tasas paralizan la economía capitalista, que no puede funcionar sin crédito. A la vez, infartaron el mercado inmobiliario y con ello los padecimientos de millones de argentinos sin techo, como también de los tomadores de créditos UVA -devorados por la inflación que, al escalar este año a un 35% o más, haría impagable las cuotas.
Pejotismo y burocracia sindical
Pero no sólo Macri y su gobierno es hostil al programa de salida a la crisis que proponemos. La llamada oposición, desde el pejotismo al kirchnerismo, le ha asegurado al FMI que no sacarán los pies del plato. Enfrentamos a todo un régimen del FMI, a los gobernadores del PJ ocupados en aplicar su propio ajuste y adelantar las elecciones en todo el país para hacer más pasable la masacre social con la expectativa del “año electoral”. Enfrentamos a un parlamento cómplice. Y a un factor clave, la burocracia sindical y piquetera, la de la CGT y la opositora empeñada en el “Fuera Macri, hola Cristina”. Están en la dosificación de la protesta, para enchalecar el odio popular a Macri en un recambio electoral, mientras Cristina va cerrando acuerdos con todo el PJ, provincia por provincia.
La CGT ha dado por tierra con la expectativa de un paro en marzo. En su lugar tenemos una convocatoria obrero-patronal-pejotista de la CGT, el moyano-kirchnerismo, la CTA y entidades empresariales (CGE, Pymes). Consiste en una movilización el 4 de abril que, bien mirada, es un acto hacia el recambio electoral del PJ, donde confluyen todos, pejotistas federales y cristinismo, totalmente divorciada de una acción de lucha de la clase obrera por sus reivindicaciones. Al contrario, los reclamos son integralmente patronales.
La burocracia es un pilar estratégico de todo un régimen del FMI, que tiene a Macri en el poder ejerciendo su plan, pero que tiene a los Lavagna, Urtubey, Massa o Kicillof dando garantías de repago de una deuda usuraria e impagable.
Organizar la bronca de los trabajadores
¿Cómo abordamos semejante situación? La pregunta que surge entre los trabajadores es: ¿qué pasa que estamos quietos? Y la respuesta es clara: la oposición cómplice que se candidatea como recambio del gobierno macrista no quiere agitar las aguas porque pretende gobernar para los mismos intereses capitalistas.
Tenemos que organizar el odio de los trabajadores. Darle una perspectiva a quienes ven cerrarse sus fábricas como Nidera, con el concurso de sus sindicatos que aíslan sus luchas, cuando no pactan los despidos, armando ellos mismos las listas de activistas como en Coca-Cola. Tenemos que detener la sangría de despidos de activistas como en Kraft, Pilkington y tantas otras.
Hay que impulsar con una fuerte agitación, en el camino que Interpack marcó valientemente: la ocupación de las fábricas que cierran o despiden masivamente. El reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario y el aumento inmediato de salarios. La salida de los trabajadores para que la crisis la paguen los capitalistas empieza por las reivindicaciones inmediatas. Como en el Cordobazo que empezó por las quitas zonales a los metalúrgicos del interior o la liquidación del sábado inglés.
Ahora contamos con un fuerte movimiento piquetero independiente y centenares de miles de compañeros desocupados contenidos por el Trío Vaticano, en cuya base también crece la inquietud y la insatisfacción. Los docentes no iniciaron las clases con un paro de 72 horas nacional y ese paro acotado por la burocracia celeste, sin embargo, está acompañado por rebeliones desde abajo como en Chaco y en Salta. Todo el movimiento obrero tiene que moverse ya mismo.
Abajo los ajustadores
La movilización del 8M fue formidable. No sólo por su masividad de centenares de miles. En la lucha política fueron derrotadas las posiciones del kirchnerismo que usaron el ‘Fuera Macri’ para llevar agua al molino de la unidad de pañuelos verdes y celestes, con el verso del “frente anti-neoliberal” como prioridad. La movilización adoptó el planteo contra los gobernadores y el FMI junto a Macri, y también el planteo anticlerical. Las centrales fueron abucheadas por boicotear el sonido. Lo mismo acaba de ocurrir en el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, de cara a un 24 de Marzo independiente del gobierno y de una oposición patronal, donde pululan los Felipe Solá, uno de los responsables políticos de los crímenes del Puente Pueyrredón. Habrá un 24 de Marzo independiente, en la tradición de EMVyJ.
A Macri y al régimen del FMI, de los gobernadores cómplices y sus partidos corrompidos hasta la médula, hay que derrotarlo y que se vaya ahora mismo con un Cordobazo nacional, con millones de trabajadores en las calles. Esa es la perspectiva del paro de 36 horas. Llevemos ese debate a puerta de fábrica, impulsemos asambleas, plenarios de delegados con mandato, en la perspectiva que el Plenario Sindical Combativo viene planteando a los trabajadores. Por un Congreso de todos los sindicatos con mandato de las bases. Al servicio de esta perspectiva, el PO ha formulado el planteo de Asamblea Constituyente, libre, soberana y con poder, para reorganizar el país sobre otras bases sociales, la de los trabajadores.
Convocamos al Frente de Izquierda a luchar por estos objetivos para intervenir en la crisis y como parte del programa y la propuesta electoral nacional, que urge ante las necesidades de los trabajadores y de las campañas políticas locales ya en marcha. Lo hacemos tonificados por el buen desempeño del FIT en Neuquén, que ha consagrado a Patricia Jure y Andrés Blanco diputados de los trabajadores.
Néstor Pitrola
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario