jueves, 28 de marzo de 2019
El movimiento obrero ante el 4A
El 4 de abril próximo, la CGT convoca una movilización después de más de seis meses de parálisis total, al punto que el Consejo Directivo no se reunía hace cuatro meses. Es sin paro, lo hace junto a tres agrupamientos patronales menores, pero patronales al fin, y con el lema “producción y trabajo”, típico planteamiento de la UIA. Héctor Daer, por otro lado, no se privó de inscribir la marcha en la unidad del PJ. Para rubricar el carácter de la movida, marchan de la Estación Once hasta la avenida 9 de Julio por Avenida de Mayo, para no indigestar al Presidente con obreros en la Plaza de Mayo. Al llegar la cabecera no habría acto, sino lectura de un documento para evitar un efecto “7 de marzo 2017”, donde algunos enojados terminaron con el palco y el pupitre cegetista, que fue a parar a “mercado libre”. A la movida se sumaron, sin chistar demasiado, todos los sectores opositores de la burocracia sindical: Moyano, la Corriente Federal K y las dos CTA, Yasky y Godoy. No vaya a ser que alguien quede afuera de las listas de la “unidad opositora” en grado de tentativa, que tuvo su último y bochornoso capítulo con la baja de la lista cordobesa del yaskista Pablo Carro, para apoyar a Juan Schiaretti, por orden de Cristina. Indudablemente, no se han notificado del agravamiento de la carestía, de los movimientos devaluatorios que anuncian nuevos tarifazos y del desmantelamiento productivo que está ocurriendo ahora mismo.
¿Qué pretende semejante esperpento del poderoso movimiento sindical argentino? El propósito es encubrir la entrega sistemática de las reivindicaciones obreras, tanto las salariales como las referidas a la ola impresionante de suspensiones, despidos, cierres y preventivos de crisis. Mientras tanto, se negocian por abajo algunos fondos de obras sociales, que son de los trabajadores, y se gestionan reivindicaciones patronales referidas a impuestos, créditos, regulaciones de importación, reembolsos, moratorias y otras demandas patronales. Claro, todas muy costosas, porque en cada mesa sectorial se entrega alguna cláusula o convenio entero, lo que no ha detenido los cierres como se expresa en la industria textil y hasta en la aceitera. Los grandes motores industriales, el sector automotriz y la construcción, sufren un parate sólo comparable a 2009, por ahora, y va camino a compararse con 2002, igual que la inflación.
En materia de salarios se abrió camino a un desquicio importante. Luego de una resolución acordada el año pasado con el FMI de no permitir importes en negro en las paritarias, ahora directamente hay negociaciones enteramente en negro. Por ejemplo, el propio Estado ofrece a los docentes universitarios blanquear recién en abril los 10 puntos en negro del año pasado y compensar la pérdida de ese año con 19 puntos, todos en negro y en cómodas cuotas, sin fecha cierta de blanqueo. Con otros gremios se discuten -además de importes en negro- paritarias “cortas” y, en otros casos, cláusulas de costo de vida vencido, pero sin compensar la brutal pérdida del año pasado.
El gobierno echa lastre ante el desbarranque inflacionario y la burocracia desquicia los salarios obreros sin lucha, sin movilizar y sin unir al rechazo a los despidos y suspensiones la cuestión salarial.
Luchas obreras
En este cuadro, sin embargo, por abajo aparecen puntos de ruptura que debemos levantar muy alto para extenderlos. Las obreras y obreros de Textilana en Mar del Plata fueron a la huelga e impusieron un aumento fabril de 2.500 pesos por quincena, que es más de un 30% de lo que ganan, al tiempo que diversas limitaciones a la superexplotación patronal en planta. Mientras Ctera cortó en seco la lucha después del paro del no inicio, en Salta una huelga impuesta desde abajo por la docencia arrancó un 38%, en Chaco se produjo un movimiento similar y en La Rioja se acaban de movilizar 5.000 docentes con los mismos reclamos. El Suteba Matanza, contra la parálisis de Baradel y el Frente Gremial, ha resuelto en asamblea parar el 4 de abril. La Conadu Histórica está en una huelga de cinco días en demanda del 50% para 2019, ante la defección de la Conadu K, que sólo parará un día, el 4 de abril. El combativo sindicato local de la Alimentación de la pesca en Puerto Deseado impuso un 40% en dos cuotas para 2019, con la fuerza de un gran movimiento que hicieron en el pasado.
Los obreros de Fate están escribiendo un capítulo fundamental que puede alterar el derrotero de la ola de cierres, preventivos, despidos y suspensiones en la zona norte (ahora hay PPC en la Línea 60 por 250 despidos, y suspendieron el 40% de Lear, además de las suspensiones automotrices). Con el Sutna a la cabeza, han concretado media docena de movilizaciones, la última al Ministerio de Tigre, un festival masivo y, por sobre todo, una asamblea general de 1.200 obreros que plantó bandera para las máximas medidas, que no excluyen la ocupación de fábrica si tocan a un compañero de los 437 despidos anunciados. En el Sarmiento, los compañeros pararon durante ocho horas por una muerte laboral y los petroleros neuquinos lo hicieron por 24 horas por el mismo motivo.
Consignas
Basados en estas reservas de lucha, el clasismo del Plenario Sindical Combativo debate movilizar por separado el 4 de abril con las consignas “Que la crisis la paguen las patronales, abajo el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores, paro activo de 36 horas”. Nuestro programa es el salario equivalente a la canasta familiar y la actualización por inflación, el 82% móvil, el reparto de horas sin afectar el salario para poner fin a los despidos y la ocupación de las fábricas que cierran. Con estas consignas, y en unidad con el movimiento piquetero combativo y sus reivindicaciones acuciantes, hay que dirigirse a la Plaza de Mayo, que evita toda la burocracia sindical para no enfrentar a Macri y a todo el régimen de socios del FMI. Y allí hacer un acto marcando una perspectiva de lucha y de independencia política de clase a todo el movimiento obrero.
Néstor Pitrola
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