lunes, 15 de septiembre de 2014

Shell cumple cien años de expoliación en Argentina



En septiembre de 1914 llegaba a la Argentina desde México el primer buque de la empresa anglo holandesa Shell. Los capitales petroleros imperialistas inauguraban así sus relaciones comerciales con el país. La Primera Guerra Mundial consumía los recursos de Europa y las potencias aliadas salían del Viejo Continente a rapiñar a los países oprimidos del mundo. Los yacimientos descubiertos pocos años antes en Comodoro Rivadavia, pronto serían disputados por la legendaria Standard Oil de Rockefeller (la actual Chevron) y por la Shell. La política de los partidos tradicionales ha sido siempre presionada o directamente dependiente de la línea que le bajaran estos grandes pulpos imperialistas. A lo largo de este siglo que hoy festeja, la Shell ha pisoteado las leyes argentinas y volteado gobiernos a gusto. La historia de los éxitos de la Shell es la historia del fracaso de la soberanía energética del país, de las privatizaciones y las leyes de flexibilización laboral que esta empresa utilizó para tercerizar a las dos terceras partes de su personal y seguir amasando ganancias fabulosas como las del año pasado, cuando recaudo más de $16 mil millones.
El 30/4 hubo despidos en la refinería de Dock Sud, de compañeros que venían denunciando los atropellos de la empresa y que osaron a fines de 2012 presentar una lista opositora para las elecciones del Sindicato del Petróleo, Gas Privado y Biocombustibles, cuya conducción está en manos de Alberto Roberti del Frente Renovador. El sindicato no movió un dedo por defender a los despedidos, aunque los trabajadores de la refinería les arrancaron asambleas por turno y tenían la disposición de pelear por la reincorporación. La Justicia ya falló en dos instancias por la reincorporación de tres de los compañeros despedidos, Fernando Luna, Gustavo Michel y Analía Portillo, reconociendo que los despidos fueron persecutorios por su actividad gremial dentro de la empresa.
La Shell celebrará sus 100 años en el país con una gran fiesta en La Rural e invitaron a la clase política, a los sindicalistas y a empresarios amigos. Todos ellos, los dueños del país, brindarán por otros 100 años de expoliación. Pero la cosa está cambiando. Las elecciones que quieren armar ahora con una lista de la burocracia son repudiadas por los trabajadores, nadie quiere ir a votar. Los compañeros de la refinería siguen la lucha de Lear y de Donnelley y algunos participaron del Encuentro Obrero convocado por los despedidos de Calsa, Shell y Honda, las grandes luchas de este año en la zona sur del Gran Buenos Aires. La campaña por la reincorporación seguirá su marcha hasta que los despedidos puedan reingresar a la planta, retomamos la grandiosa historia de los petroleros de Dock Sud y de sus luchas. Ese es el verdadero siglo que los trabajadores de la refinería deben festejar.

La herencia de lucha que los petroleros queremos retomar

1960, el régimen de la Fusiladora campea en las alturas del poder. Por abajo las fábricas son un polvorín. A los petroleros de Shell les deben, entre otras cosas, media categoría. Estalla la huelga más grande hasta el momento con la planta de Dock Sud a la cabeza. La patronal despide, caen la policía y el ejército. Los obreros no aflojan. Se repliegan a la destilería y amenazan con volar todo. La patronal cede. Los obreros exigen para levantar el paro que baje a la asamblea el gerente y que pida disculpas. Él se entera y dice que no en holandés, porque entiende muy poco español. Los obreros dicen que entonces la siguen. El gerente finalmente baja y pide disculpas. Lleva anotado en un papel como se dice perdón en español. Los obreros se le cagan de risa en la cara.

Nicolás Mek

No hay comentarios:

Publicar un comentario