viernes, 24 de agosto de 2012
Sin datos oficiales, las muertas son más
Hablábamos sobre violencias de género en mi programa de radio, y una oyente dejó su mensaje: "Todo bien con la propaganda de violencia de género, pero por qué no hablan de la inseguridad que es mucho más importante."
Representante del imaginario colectivo, pero mucho más de una sociedad que mira para otro lado cuando de violencia machista se trata. Tal vez porque el flagelo le pega en el corazón de su identidad: machista y patriarcal. No hablo sólo de los varones, que para ser machista no hace falta tener pene.
En Twitter, el doctor Stola escribe: "La violencia de género se inscribe en la inseguridad ciudadana que sufren las mujeres que tienen ciudadanía restringida en el mundo."
Las TICS, los medios, sobre todo la televisión abierta, parecen por fin abrirle la puerta a una temática esquivada hasta hace pocos años.
¿Hay más violencia? Curiosa pregunta que remplaza a esta otra: ¿hay más violentos? Inútil buscar una respuesta –o en todo caso, le dejamos la duda a quienes investigan–, de lo que se trata es de buscar soluciones. Desde hace seis años, la Red PAR trabaja planteando en todo el país que las estadísticas son imprescindibles para generar políticas públicas, que conlleven un presupuesto y una capacitación adecuada en todas las instancias que la problemática exige.
El lenguaje aporta a la construcción de un sentido común que, en el caso de las mujeres, nos convierte en santas o putas, siempre emocionalmente frágiles, merecedoras de violaciones y castigos por provocadoras. Después de todo, el pobre Adán fue expulsado del paraíso porque la pérfida Eva lo tentó con la manzana de… la curiosidad y la sabiduría.
Los femicidios, que por fin lucen el nombre que les corresponde –muy lejos del patético "crimen pasional" con el que se confundía pasión con asesinato–, son la expresión más cruel y más indiscutible de un proceso que con seguridad se inició mucho antes y nadie pudo ver, a veces ni siquiera la propia víctima.
¡Eh! Pero también hay mujeres violentas. Claro, por qué no, reivindico nuestro derecho a ser malas, pero los cadáveres son femeninos. No hay discusión al respecto.
Las estadísticas no oficiales, como las de La Casa del Encuentro, hablan de una mujer asesinada por un varón cada dos días. Este dato se toma de lo que se publica. No hace falta mucha geografía para saber que las asesinadas son más, muchas más.
Mujeres de todas las edades y clases sociales, con o sin títulos, con o sin niñ@s, que compraron una historia acerca de cómo debe ser una mujer enamorada y que muchas veces callaron por vergüenza. Pero ¿y aquéllas que se animaron y no fueron ni atendidas ni escuchadas? ¿Y cuántos varones impunes? Con estatua como Monzón, asesino de Alicia Muñiz, o con estampita como Barreda, cuádruple femicida de La Plata.
Así como pedimos juicio y castigo a los culpables, pedimos juicio político a la justicia que absuelve, libera, revincula, mientras las mujeres no tenemos acceso real a una justicia rápida y efectiva, que proteja nuestros derechos.
* Liliana Hendel Periodistas de Argentina en Red por una Comunicación No Sexista.
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