lunes, 18 de julio de 2011

Los ejecutores del asesinato de Facundo Cabral y de millones de personas son ramas del tronco capitalista


En Cuba el poeta cantautor hubiera llegado en completa seguridad al aeropuerto.
Los intereses materiales son las células conductoras del sistema. El crimen organizado y el crimen de estado persiguen el lucro de empresarios privados que los dirigen y financian.
El impactante crimen de Facundo obligó a la prensa a informar de la violencia que casi siempre oculta para los millones de víctimas que habitan en los territorios que son ambicionados por el orden imperante.
Él desgraciadamente viajaba en el vehículo de un miembro del negocio de casinos, lavado de dinero, prostitución, cuando sicarios de otros mercaderes del sector dispararon. Ese día hubo 16 homicidios en Guatemala.
En una realidad institucionalizada para ofrecer en venta toda clase de mercancías, lujos, privilegios, instrumentos, el crimen es un medio frecuentemente eficaz. Ya sea utilizando torpes asesinos a sueldo o militares de estados, personajes de arriba y abajo se apoderan de las riqueza que se proponen como presas dentro o fuera de su país, casi siempre en el mundo de los pobres. En el entorno social ellos encuentran en abundancia lo que necesitan para su injusticia, armas cortas, fusiles, dinero, locales, vehículos, abogados, políticos, militares, periodistas, religiosos, tanques, portaaviones…, hombres de distinto nivel social y educacional dispuestos a matar por un pago.
Se trata de una red subterránea mundial de conflictos, alianzas, complicidades, venganzas, cobardías, amenazas, extorsiones, publicidad, que forma dos pirámides llamadas delito y guerra. Ambas en los hechos dirigidas desde lo alto por banqueros, fabricantes, comerciantes, latifundistas.
Uno de sus actos, querido o no, fue el de Guatemala sobre el artista amigo del movimiento popular.
En Colombia por tierras y para defender fortunas mal habidas latifundistas, sicarios, paramilitares y militares han muerto y desaparecido a más de 200 mil personas en 20 años. En Sudán se mató a 2 millones de personas por intereses no declarados. En México solo durante el gobierno actual se dio muerte a 40 mil personas por las utilidades de la droga. En Irak casi un millón fueron asesinados por petróleo. En la República Democrática del Congo hay más de 5 millones de víctimas por diamantes, coltan, oro. En Ruanda se cometieron más de 800 mil asesinatos en 100 días por pugnas geoestratégicas de las potencias. En todos los casos el crimen sirvió para tener la propiedad de algo.
Esas son operaciones de emprendedores privados que buscan ganancias desde los gobiernos o las mafias capitalistas. Rusia abrió las puertas al sistema y su mafia es hoy importante. En la Italia en que se compra y se vende libremente hay mafiosos en las más selectas esferas.
En Cuba no hay metralletas particulares, dueños de empresas con sicarios a la orden, tierras como propiedad de latifundistas, pobres empujados al hambre y la ignorancia, por tanto los poetas, los niños, las mujeres, los viajeros, pueden ir sin temor junto a cualquiera.
Facundo Cabral rechazaba ese modo brutal de actuar contra el otro. Lo dijo, lo poetizó y lo cantó. Merece todos los homenajes y el recuerdo. Su crimen debe iluminar también el de todas las víctimas tapadas y hacer comprender la forma de organización mundial de que surgen.

Rómulo Pardo Silva

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