miércoles, 27 de julio de 2011
“La Nación”, la libertad por conquistar
En el diario bonaerense La Nación publicó José Martí -uno de los grandes periodistas de Nuestra América y apóstol de la independencia de Cuba-, entre 1882 y 1891, una parte de los trabajos periodísticos conocidos como sus Escenas norteamericanas, donde plasmaba en toda su dimensión el verdadero rostro de los Estados Unidos de aquella época, a pesar de la posición pronorteamericana de su director Bartolomé Mitre (hijo).
El 29 de octubre de 1886, según el artículo ¿Puede un símbolo perder su significado? de María Luisa García Moreno, aparece en el diario La Nación, un trabajo de Martí, corresponsal en aquel momento de este periódico en Nueva York, acerca de la “Estatua de la libertad”, regalo entregado el día anterior a los norteamericanos por el pueblo francés, en conmemoración del 4 de Julio de 1776, fecha en que Estados Unidos de América declaró su independencia de Inglaterra.
La crónica del héroe nacional cubano, comienza con una breve invocación a la libertad: “Terrible es, libertad, hablar de ti para el que no te tiene […] Los que no te tienen no deben hablar de ti, sino conquistarte”. Y me refiero a esta cita porque el pasado 18 de julio el diario argentino publicó un editorial titulado “El acoso a la prensa cubana”, donde manipula, tergiversa y miente, sobre Cuba.
En realidad, no me extraña, ¿qué esperar de un medio de prensa que ha devenido en una tribuna de la doctrina capitalista, ha apoyado golpes de Estado en Argentina que provocaron muertes, desaparecidos y sufrimiento a ese pueblo hermano y no tiene la más mínima libertad para salirse del libreto impuesto por sus amos imperialistas? De seguro no quiere quedarse fuera del circo mediático de quienes sueñan con destruir a la Revolución Cubana.
En el editorial se dice que “el Estado cubano insiste en restringir el libre flujo informativo con acciones cada vez más represivas”, como si no se conociera que en el mundo en que vivimos, el flujo informativo es de una sola vía, y quienes generan los contenidos son los grandes medios de comunicación capitalistas.
Insultan la inteligencia humana cuando señalan que “la isla comenzaría a emprender el camino de ida hacia la democracia y la libertad, aniquiladas durante más de medio siglo en nombre de una revolución que ya casi no tiene padrinos ni referentes en el exterior”. Olvidan que a la Revolución cubana no le hace faltan padrinos para subsistir y desarrollarse, es autóctona como ninguna. En cuanto a referentes en el exterior, goza de un prestigio ganado a fuerza de su ejemplo y espíritu solidario e internacionalista.
Para el siguiente comentario del editorial de La Nación, “Es necesario que se eliminen todas las barreras legales para el acceso a la red y que los blogueros, entre los cuales se destaca Yoani Sánchez por su coraje al enfrentar al régimen con instrumentos precarios, puedan alojar sus sitios en dominios cubanos”, viene como anillo al dedo, el magnífico artículo del periodista español, Pascual Serrano, “El periodismo disidente de “La pupila insomne”, publicado en el Sitio Cubadebate un día antes que el editorial de La Nación.
Serrano expresa:
“Durante mucho tiempo, entre los argumentos de quienes hostigaban a la Revolución cubana se encontraba la afirmación de que en Cuba sólo existían dos opciones. Por un lado los medios de comunicación oficiales del Estado controlados por el Partido Comunista y por otro, valientes blogueros cubanos que se enfrentaban al sistema oficial de información. Esa visión maniquea se ha visto pulverizada con la aparición de cubanos que, desde su propia iniciativa y con total libertad, han puesto en marcha sus blogs y, ¡oh sorpresa!, resulta que no era para combatir la Revolución, sino para defenderla. Y hemos podido comprobar que sucedía lo contrario que en una dictadura.
“En Cuba los blogueros opositores tenían dinero para conectarse a internet en los hoteles, sus amigos estadounidenses y europeos les pagaban las computadoras portátiles y el alojamiento en Internet y les galardonaban con premios que incluían viajes y fondos económicos millonarios. En cambio, los blogueros que, insisto, desde su propia iniciativa y sin escribir al dictado de nadie, defendían la revolución y denunciaban las mentiras que contra ella se hacían circular en todo el mundo, se conectan precariamente mediante la red que el Estado cubano pone al servicio de universidades, periodistas, médicos o centros públicos; manejan una anticuada computadora mil veces reparada, no ven ni tocan ninguna moneda en divisa y comprueban cómo son silenciados por los grandes medios de comunicación extranjeros, para los cuáles los blogueros cubanos solo existen si atacan a la revolución”.
Como dijera García Moreno, en el texto citado por mi al inicio de este artículo: “cabría entonces preguntar si el símbolo de la libertad donado por los franceses a los norteamericanos sigue siendo tal o si quizá se ha transformado en ‘la imagen de un dios belicoso y temible, lleno de rabia y venganza’ que lanza ‘los rayos del terror y la muerte’ por todo el mundo”, y agregaría, a través de sus bombas y los medios de comunicación a su servicio como La Nación.
Omar Pérez Salomón
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