jueves, 3 de diciembre de 2009
Un mensaje de Fidel Castro
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha convocado a una Conferencia sobre Cambio Climático, la cual se desarrollará en Copenhague, capital de Dinamarca, entre el 7 y el 18 de este diciembre. A propósito, comparto estas consideraciones.
A finales del mes pasado, medios internacionales de prensa hacían saber que la concentración en la atmósfera de los gases causantes del cambio climático sigue aumentando a un ritmo exponencial y ha alcanzado su nivel más alto en más de 250 años —según una revelación de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que reclamó una acción internacional inmediata para atenuar este fenómeno.
La percepción de los estudiosos de la OMM constituye un complemento de la alerta hecha por Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, quien escribió en el International Herald Tribune, de Estados Unidos, el 18 de septiembre anterior:
“El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático ha afirmado que en los próximos 10 años las emisiones de gases de efecto invernadero deben alcanzar su techo, si no queremos desencadenar poderosas fuerzas naturales que se escapan de nuestro control”.
En sintonía con tales manifestaciones, a mi memoria vienen añejas y recientes advertencias del compañero Fidel Castro sobre el asunto. Grosso modo, aquí van.
El Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba alertó a la comunidad internacional el 12 de junio de 1992, en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, efectuada en Río de Janeiro, Brasil, cuando sentenció: "Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre".
Al ofrecer argumentos sobre tal sentencia, el entonces Presidente de Cuba señaló que las sociedades de consumo eran las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente porque ellas habían nacido de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que por aquellos años —y hasta nuestros días— azotan a la inmensa mayoría de la humanidad.
Vale recordar que las naciones industrializadas, con solo el 20 % de la población mundial, consumen más de las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo; que han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que cada día son más y más palpables.
Asimismo, apuntó el propio Fidel en la también denominada Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro:
"Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y la pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aun a costa de la naturaleza. No es posible culpar de esto a los países del Tercer Mundo…".
Más recientemente, en su nueva ofensiva periodística, el Máximo Líder de la Revolución Cubana continúa llamando a que la comunidad internacional reflexione sobre la aberración que significa producir maíz, caña y otros productos del agro para biocombustibles de automóviles.
Además, presenta una alternativa entre cuyos elementos aparece cómo todos los países del mundo, ricos y pobres, sin excepción alguna, podrían ahorrarse millones de millones de dólares en inversión y combustible simplemente cambiando todos los bombillos incandescentes por bombillos fluorescentes, algo que Cuba ha llevado a cabo en todos los hogares del país. Sin lugar a dudas, se trata de una indiscutible buena opción.
Puntualmente, en sus reflexiones “Una especie en peligro de extinción”, divulgadas el pasado 22 de septiembre, el compañero Fidel significó —apoyado en la ciencia:
"La temperatura promedio ha crecido 0,8 grados centígrados desde 1980, según el Instituto de Estudios Espaciales de la NASA. Las últimas dos décadas del siglo XX fueron las más calurosas en cientos de años. Las temperaturas en Alaska, el Oeste canadiense y el Este de Rusia han subido a un ritmo que duplica el promedio mundial. El hielo del Ártico está desapareciendo rápidamente y la región puede experimentar su primer verano completamente libre de hielo tan pronto como en el año 2040. Los efectos son visibles en las masas de hielo de más de dos kilómetros de altura que se derriten en Groenlandia, los glaciares de Suramérica, desde Ecuador hasta el Cabo de Hornos, fuentes fundamentales de agua, y la gigantesca capa de hielo que cubre la extensa zona Antártida”.
No obstante, el Líder Histórico de la Revolución Cubana retomó el asunto para concluir sus Reflexiones tituladas “¿Existe margen para la hipocresía y la mentira?”, difundidas este 30 de noviembre:
“En solo 30 años adicionales, no menos de nueve mil millones de seres humanos que poblarán el planeta requieren que la cifra de dióxido de carbono que se emita a la atmósfera sea reducida a no menos del 80% de lo que se emitía en 1990. Tales cifras se comprenden con amargura por un número creciente de líderes de países ricos; pero la jerarquía que dirige al país más poderoso y rico del planeta, Estados Unidos, se consuela a sí misma afirmando que tales pronósticos son invenciones de la ciencia. Se sabe que en Copenhague, a lo sumo, se aprobará seguir discutiendo para poner de acuerdo a más de 200 Estados e instituciones que deben dirimir los compromisos, entre ellos, uno importantísimo: quiénes y con cuántos recursos contribuirán los países ricos al desarrollo y el ahorro energético de los más pobres. ¿Acaso existe margen para la hipocresía y la mentira?”.
Entretanto, un académico como Nicholas Stern —ex jefe del Servicio Económico del Gobierno del Reino Unido, ex economista jefe del Banco Mundial, presidente del Instituto de Investigación Grantham sobre el Cambio Climático y el Medio Ambiente, profesor de Economía y Políticas Públicas en la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres, y miembro de la Cámara de los Lores del Reino Unido—, declaró en Londres el último 19 de octubre:
"Los países en desarrollo reconocen la injusticia de la situación actual y sienten irritación ante ella. Los niveles actuales de gases que provocan el efecto de invernadero se deben en gran medida a la industrialización en el mundo desarrollado desde el siglo XIX. Sin embargo, los países en desarrollo son los más vulnerables ante las consecuencias del cambio climático, que amenazan el crecimiento económico necesario para superar la pobreza. Al mismo tiempo, no se pueden reducir las emisiones al ritmo necesario sin la fundamental contribución del mundo en desarrollo”.
Entonces, abundan elementos que revelan certeza del pensamiento de Fidel Castro sobre el cambio climático, lo que deviene un referente para la Conferencia sobre este tema en Copenhague y una guía para la armonía de la triada persona-sociedad-naturaleza.
Noel Manzanares Blanco
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