martes, 22 de diciembre de 2009

ALGUNAS BREVES REFLEXIONES POLITICAS Y LA IMPORTANCIA DE LA UNIDAD


En épocas tan agitadas y complejas, es conveniente volver a reflexionar sobre algunas cuestiones políticas básicas, que ayuden a orientarnos en la intensa marea de los acontecimientos cotidianos y, sin recetas, con el solo fin de abrir puertas al debate.
1) No dejarse llevar por los nombres y consignas de los partidos políticos, o por lo que ellos dicen de ellos mismos. en especial en sus rimbombantes discursos electorales, sino por el contrario, analizar el papel efectivo que juegan en la lucha de clases y su expresión política concreta en cada momento histórico. Es decir nunca abandonar el enfoque de clase.
2) Reconocer la lucha de clases pero no el salto revolucionario, quedándose en una visión meramente evolucionista de la historia, es ubicarse en el campo de la socialdemocracia, encubierta hoy con el nombre de “centroizquierda”, que como bien nos advertía Lenin, es siempre la última tabla de salvación del sistema, a tal punto que también se la denomina “social liberalismo”
3) Si se adopta la teoría marxista, no corresponde hablar de democracia en general, pues es caer en vulgares abstracciones. Se debe definir su contenido de clase: democracia burguesa o democracia proletaria. La democracia es una forma no un contenido. La democracia burguesa, en todas sus variantes, es una de las formas de la dictadura del capital.
4) La dependencia es un factor determinante de cualquier caracterización que se haga de nuestro país, concepto no siempre suficientemente tenido en cuenta hasta por algunas organizaciones de izquierda. El nuestro es un país capitalista dependiente, d onde más del 70 % de las empresas más importantes, están en manos de grandes corporaciones trasnacionales, siendo ellas el poder real detrás del trono, en alianza con grupos monopólicos nativos.
En consecuencia, es un engaño dar a suponer que el subdesarrollo del país y la dependencia, se superan con algunas inversiones “en sectores claves de la economía”, a fin de impulsar así un crecimiento sostenido.
Esta concepción de tipo desarrollista, aún vigente, siempre ignora, o trata de ocultar, el problema central de la dominación imperialista.
Ante la constante y cada vez más agravada situación de explotación y miseria de los pueblos y el saqueo de las riquezas naturales, con el consiguiente daño al medio ambiente, está quedando cada vez más claro que en el mundo capitalista desarrollo y subdesarrollo son dos caras de una misma moneda. En realidad tendríamos que hablar de países superexplotados.
Las burguesías locales y los políticas serviles a los intereses de las empresas multinacionales, suelen utilizar algunas frases típicas, como por ejemplo “hay que abrirse al mundo”, o “la inversión extranjera es signo de confianza en el país y no hay que oponerle ningún tipo de control estatal”.
En este marco, el golpismo y las pseudodemocracias restringidas, promoviendo candidatos potables para el sistema, son dos opciones posibles, según el calentamiento de la conflictividad social, para garantizar la continuidad de una política al servicio del poder dominante.
De modo tal que es una contradicción seguir apoyando de una u otra forma a un sistema cuya motivación esencial es la búsqueda a toda costa de la máxima ganancia, sin importarle ni el ser humano ni la naturaleza, y luego poner las esperanzas en el sentido humanitario del capitalista, su supuesto espíritu de solidaridad social, repartiendo equitativamente la riqueza producida, con el tan mentado “shock distributivo”. Esto solo puede ser logrado por la organización y la lucha obrera y popular, apuntando a cambios profundos, estructurales, de la sociedad.
Por otra parte y por la mayor mundialización de la economía, se ha internacionalizado aún más la batalla entre los oprimidos y los opresores, adquiriendo en algunas regiones niveles de guerra abierta, lo cual pone mucho más en evidencia que la lucha liberadora no es solo contra la burguesía local, sino también contra la burguesía internacional.
Mientras los millones de seres humanos condenados a la desocupación, el hambre y la marginalidad, sean solo una cifra en una estadística y no cuenten con una herramienta para luchar por una vida digna, estarán condenados a ser seres invisibles o a ser utilizados a través de distintas maneras de clientelismo, para poner periódicamente un voto en una urna.
Claro que a la vez, contando con los “ tanques ideológicos” de los grandes medios de difusión, nos encontramos con aquellos que predican que el único camino es aumentar las exportaciones y reducir el gasto público, aunque esto provoque más miseria y marginación .
Estas posiciones exigen mano dura contra el lógico aumento de la conflictividad social, agitando permanentemente el tema de la inseguridad y el necesario incremento de las medidas represivas, como por ejemplo la ley contravencional, que merece todo nuestro repudio, ya que evidentemente su objetivo es la criminalización de la protesta.
Todas las argumentaciones mencionadas, siguen siendo retomadas particularmente por radicales y peronistas, que en los hechos se han venido convirtiendo en la variante populista de las políticas neoliberales.
Las “Cajas PAN” de Alfonsín como los actuales” Planes trabajar”, las cooperativas gestionadas por los municipios y los punteros políticos, son la propuesta más inhumana y vergonzosa de aquellos que plantean el fundamento sagrado de que “hay que honrar la deuda” y siguen pagándole a los usureros internacionales, a la vez de seguir subsidiando a grandes empresas, incluso utilizando el dinero de los jubilados. No olvidar que la deuda externa no solo es pérdida de dinero, un daño económico, sino que es pérdida de soberanía.
Asimismo, al empeoramiento de las condiciones internas de cada nación, se añade actualmente la muy seria crisis económico financiera, en especial en la potencia hegemónica, EEUU., que lleva a los países dominantes a tratar de descargar sus consecuencias sobre los países dominados. Basta señalar la escalofriante cifra, que sigue creciendo, de 6l millones de desocupados que en el mundo provocó dicha crisis.
Cada vez más sectores populares comienzan a comprender que la nefasta pareja burguesía local – burguesía internacional, es el principal obstáculo para el desarrollo de una política liberadora con auténtica justicia social.
Estamos ante un enemigo principal contra el cual es necesario ir concentrando todo el fuego, promoviendo en este sentido todas las acciones conjuntas posibles. Si este enemigo principal puede anotarse algunos éxitos aún en el medio de una crisis, esto se debe no solo o no tanto a su fuerza, sino a la dispersión de las fuerzas populares, que son la inmensa mayoría del país.
Ser unitario, en su más amplia expresión, es tener constantemente puesto un ojo en los trabajadores y el avance de sus luchas, como en el caso de Terrabusi o el subterráneo y estatales, docentes, etc., y el otro ojo en aquellas agrupaciones sociales que no pudieron ser cooptadas por el gobierno y que ya están contribuyendo a la lucha común contra el enemigo común.
Aislar y lanzar sola a la clase obrera a la batalla contra un adversario tan poderoso, tanto a nivel nacional como mundial, seria llevarla a otra derrota segura. Por tal motivo, es necesario insistir nuevamente que en este periodo histórico ser clasista es ser unitario.
No se puede ser dependiente en economía e independiente políticamente. La perdida del control de la economía reduce radicalmente la soberanía política,. y la posibilidad de un desarrollo autónomo. De modo tal que una verdadera conciencia nacional antiimperialista, si es consecuente, se transforma tarde o temprano en una conciencia socialista.
En este camino, la unidad es mucho más que la simple suma de sus componentes, significa un valioso salto en calidad: el comienzo de la construcción a todo nivel de un nuevo poder, un bloque de los trabajadores y del pueblo, con amplio apoyo de masas, capaz de liquidar el poder de la burguesía y pasar así a edificar una nueva sociedad, como parte integrante de la revolución indoamericana y mundial.
Es de suponer que no puede haber unidad organizativa sin importantes acuerdos políticos, pero no absolutizar, esto no es cuestión de un momento sino de todo un proceso de debates y luchas conjuntas, donde se van dando pasos, con avances y retrocesos, empezando con algunas coincidencias básicas.. Se trata nada menos que ir construyendo la unidad en la diversidad.
Vale señalar el imprescindible respeto por la identidad política de cada organización, pero sigue siendo un serio obstáculo el que en algunos casos se eduque al militante en la idea de considerar a su organización como un fin en si misma y como el ombligo de la revolución.
Por eso es muy importante destacar que al calor de las recientes luchas populares, han surgido distintos espacios de unidad, como el CPL, los comités o coordinadoras de apoyo a los trabajadores de Terrabusi y el subterráneo y el encuentro del Bauen, para intentar conformar una corriente antiburocrática, clasista y combativa.
Por lo visto, estamos terminando un año con perspectivas muy auspiciosas, y renovando al mismo tiempo el compromiso de continuar con la dignidad de pie, con los sueños e ideales inalterables por un mundo mejor, un mundo socialista. Los versos del “charrùa” Mario Benedetti iluminan la esperanza:

Cantamos porque creemos en la gente

Y porque venceremos la derrota

PARTIDO COMUNISTA DE LOS TRABAJADORES

Editorial de nuestro periòdico”PERSPECTIVA DE CLASE”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario